Peter lo había retado hasta el hartazgo, molestándolo con que era mucho más difícil cuidar de Mayday en un día normal que cumplir con sus "tontas" misiones de la Spider Society, diciéndole sin parar que no sabía las complicaciones que traía cuidar una pequeña bebe. Miguel estaba seguro de que Peter conocía de sobra su historia, decir eso simplemente le pareció completamente carente de escrúpulos y terminó por sacarlo de quicio.
—¡Tu...! ¡Si te sientes tan seguro! — dijo tragándose un insulto, cayendo en su juego luego del quinto día que paso molestándolo, empujando una tableta contra su pecho —Eres listo, ¡Y es fácil! —repitió sus palabras con sarcasmo —seguro no tendrás problemas— declaró aceptando su ridícula propuesta y Peter hizo una mueca de victoria, quitándose la bata para intercambiarla tranquilamente con Miguel.
—Si lo será, mañana te llevaré a Mayday y luego me iré de misión —hablo quedó, triunfante, llevándose la tableta con él sin prestar ni una pizca de atención al enfado ajeno.
—Miguel, es tu tiempo, las cosas son muy diferentes al siglo 20, ¿Seguro que Peter puede manejarlo? — Jessica preguntó detrás de él luego de que Peter se fuera y Miguel solo masajeo sus sienes con fuerza.
—No morirá Jess, no es la primera vez que me acompaña a mi dimensión, se las arreglara si algo sale mal — desairó la idea con un gesto atediado— además, quiero terminar con esta estupidez lo antes posible— Jessica levantó una ceja con curiosidad. Era extraño que Miguel permitiera a otros spiders estar en su propia dimensión de forma tan libre, pues una cosa era darles un espacio en el cuartel general y otra muy distinta dejarlos interferir en sus asuntos y misiones personales.
—Como digas —aceptó finalmente no sin antes notar como apretaba la bata en su mano, que, aunque no se la pusiera, tampoco se había deshacía de ella.
Miguel, al siguiente día, tenía la expresión de alguien que durmió poco y estaba por gritarle a "otro alguien", preferiblemente castaño y de sonrisa boba, sin embargo, estaba en la puerta de su departamento recibiendo una mochila llena de biberones, pañales y juguetes junto con una pequeña bebe pelirroja. Peter ni siquiera se molestó en explicarle más que lo básico, lo que lo hizo pensar seriamente si en realidad confiaba tanto en él para dejarlo al cuidado de su hija o, por el contrario, era demasiado ingenuo y desobligado.
Al final y cuando terminó su corta explicación de no dejarla columpiarse de más porque luego lloraría por dolor de brazos, Miguel intentó interrumpirle para explicarle los pormenores de la misión, pero Peter no se lo permitió y simplemente se despidió de él.
—Diviértete con el tío Miguel y no rompas muchas cosas ¿ok? — beso los rizos casi naranjas y luego se marchó, dejando al latino suspirando.
—¿Y bien? ¿Qué es lo que haces con tu padre aparte de causar problemas señorita? —Una mueca mucho más suave, más equilibrada y tranquila se formó en su rostro al dirigirse a la niña que rápidamente levantó los brazos en señal de querer subir al techo.
Miguel ni siquiera se dio cuenta, pero sus labios ya se habían curvado suavemente en una sonrisa.
El día a partir de ese momento paso rápido. En un principio había optado por meterla en un pequeño corral improvisado en su sala, pero luego la miro jugar y lamentando no tener más que herramientas de su propio taller para entretenerla decidió salir a que tomaran algo de aire.
Se había colocado la cangurera y la había paseado por toda la ciudad, le había comprado un par de juguetes, cambiado los pañales y luego simplemente se sentaron en un edificio a ver la puesta del sol mientras le daba un biberón.
—Sabes... yo tenía una niña, era tan valiente como tú, a ella le gustaban los deportes y también era muy lista—le contó mientras la menor bebía ávidamente, lo que, por alguna razón le hizo acariciar su cabeza y sentir lo esponjoso de su cabello—Tu papá y mamá deben cuidarlo mucho—siguió charlando por varios minutos más, hasta que finalmente ella se quedó dormida y regresaron al departamento.
Lamentó el hecho de que el resto de la tarde durmiera como un ángel, pues tenía que admitir que sí se había divertido mostrándole un nuevo mundo a una pequeña con sus habilidades, pero también disfruto de la calma y la calidez de tenerla dormida sobre su pecho sin nada más que un programa de noticias de fondo, anunciando como un "Spiderman" había salvado el día, pero que también había causado varios destrozos en el proceso.
—Ugh, no debiste ver eso— la voz familiar de Peter se escuchó detrás él después de cerrar la puerta. Aún llevaba puesto el traje, tenía raspada la cara, los brazos y una quemadura superficial en el pecho.
Miguel desechó la preocupación cuando lo vio dirigirse a su cocina para buscar una bebida y sonrió con un gesto triunfante desde el sofá, siguiéndolo con la mirada mientras mantenía una mano sosteniendo la espalda de la menor.
—¿Día duro? —preguntó esperando su ansiada victoria, conteniéndose unos minutos tan solo para ver que es lo que diría Peter ahora que había perdido su propio desafío.
—Un poco, sí— contestó desde la cocina el mayor de ellos, tomando un refresco y luego llevando una mano a su cadera para estirarse dolorosamente, luego devolviéndole la mirada sin pisca de tener el orgullo herido, preguntó — ¿Y qué tal el tuyo? ¿Difícil? ¿Cansado? —
Miguel sonrió un poco más arrogante, queriendo hacer que Peter se tragara todos los molestos discursos con los que lo había acosado por días.
—Bastante, fácil, muy relajante, de hecho— fueron sus propias palabras y la sonrisa repentina del padre de familia lo que lo hicieron echar la cabeza hacia atrás, dándose cuenta de todo.
—Estabas muy estresado—dijo Peter mirándolo desde arriba y detrás del sofá, acariciando familiarmente sus hombros, comprobando la falta de tensión en ellos.
—¿Lo planeaste todo el tiempo? — preguntó rindiéndose y cerrando los ojos por su propia ceguera.
—Creí que te vendría bien un descanso— admitió y luego se sentó a su lado para ver a su hija, sonriéndole y acariciándola, pero sin quitarla del pecho ajeno.
Miguel acarició suavemente el cabello de Mayday mientras la niña dormía plácidamente en sus brazos, rozando sus dedos con los de Peter, quien lo observaba con una mirada cálida sin apartarlos.
—Peter —dijo Miguel con suavidad y Peter le regreso una sonrisa, pero para sorpresa del castaño Miguel le sonrió un poco más —tu bata, póntela, estás dejando huellas de sangre en mi sillón— le reprendió y Peter rápidamente se levantó para ir a curarse.
No pensaba decírselo, no todavía, pues lo había estado molestando toda la semana, pero definitivamente estaba profundamente agradecido.
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RETO
FanfictionPeter reta a Miguel a cambiar de tareas por un día, él se encargara de las misiones en el año 2099 y Miguel cuidara a su hija. Basado en el reto "(A) Y (B) deciden cambiar de roles, ponerse uno en los zapatos del otro y ver que pasa" de la #weekque...