Butterfly Effect 𐦍 KM

🦋 09: Prométemelo.

Jimin disfrutaba de las suaves caricias ejercidas en su cabello. El fuerte aroma a menta lo hacía estar medio adormilado, había extrañado muchísimo sentirse de esa forma, como si nada más afuera de esa habitación existiera. Como si los fuertes y musculosos brazos de su alfa fueran todo lo que necesitaba. Como si el sonido de los latidos en su pecho fueran una canción de cuna que hiciera que su lugar favorito fuera su pecho, ocultando su rostro en él, bajo su barbilla.

Habían pasado alrededor de cuatro meses viéndose a escondidas, cuando menos se dieron cuenta ya estaban compartiendo nuevamente ese viejo departamento que le habían regalado a Jungkook sus padres cuando fue su cumpleaños número quince. El alfa jamás creyó que fuera a ser útil, pero afortunadamente era un edificio antiguo, sin cámaras y con apenas cuatro inquilinos en los quince pisos disponibles.

Antes cuando eran una pareja joven e inexperta, llegaron a pasar un ciclo de celo allí, ambos lo recordaban perfectamente. Fue una de las semanas más intensas y maravillosas de la vida de ambos, pero después de eso ya sabían la historia.

Jungkook no se quería conformar sólo con ver a Jimin cuando este tuviera que ir a Busan o a cualquier otro estado por negocios, por lo que de pronto recordó ese lugar y se encargó de ir en medio de la noche a limpiar todo el polvo para dejarlo presentable. Así fue como le rogó por semanas enteras hasta que el omega finalmente le dijo que le avisaría cuando pudieran verse.

Bueno, no era muy seguido todavía, pero los viajes de negocios del castaño eran menos frecuentes, por lo que esto era como una pequeña probadita de gloria. Y más cuando ambos sentían que sus lobos se sentían desesperados cuando no estaban junto al otro.

—¿Estás dormido? —preguntó el alfa con voz suave hundiendo su nariz en el cabello con aroma a lavanda del omega.

Jimin removió la cabeza, estaba tan en paz. Además había tenido una semana ajetreada y no podía negar que estaba muy cansado, quizás por eso sólo estuvieron besándose por un buen rato y luego se quedaron callados disfrutando del silencio y la oscuridad.

—Estoy despierto —afirmó, pero sonaba más dormido que despierto.

Jungkook se rió suavemente.

—Duerme un rato, aún es temprano —le dijo notando que Jimin hacía justo eso en menos de veinte segundos.

Ambos durmieron abrazados por alrededor de dos horas, el alfa fue el primero en despertarse. Sabiendo que el castaño debía estar cansado, sólo se levantó con cuidado de no despertarlo y fue a la cocina por lo que había comprado para que comieran. Había algunos paquetes de ramen, fresas con crema y jugo de arándanos. Comenzó a preparar todo con una gran sonrisa en los labios.

Al cabo de un rato Jimin apareció en la cocina, se estaba tallando los ojos con los puños y se veía adorable.

—Te ves tan tierno que casi ni siquiera parece que le quitaste a mi familia el cuarenta por ciento del territorio que tenían en una semana —murmuró el alfa divertido.

Pero el omega no se río, sólo sonrió y pareció no llegar a sus ojos.

—Bueno, ese territorio nos lo arrebataron primero, tu padre, para ser más específicos.

—Estoy de acuerdo —alzó las manos el pelinegro, sin intenciones de discutir.

Ambos se sentaron a la mesa y compartieron un beso corto en los labios antes de comenzar a comer, pero tal parecía que Jungkook tenía muchas preguntas ese día.

—¿Hablaremos ya? Nos hemos estado viendo sin decir nada, sólo nos hemos dejado llevar y ese fue el problema la primera vez.

Jimin mordió el borde de una fresa y mientras la masticaba asintió con seriedad. Sabía que no podían seguir sin hablar acerca de todo.