-¿Por qué tanto alboroto en las calles? -preguntó la pelinegra observando por la ventana del vehículo. Las calles en esa zona de Corea solían ser muy tranquilas, a menos que algún Idol estuviera por allí haciendo grabaciones para vídeos musicales o los populares dramas.
-Llegó un Idol del extranjero, algo así escuché. -respondió su chofer Petter, quien además de trabajar para la joven empresaria también era un gran amigo.
-¿Ahora quién? -realmente no estaba interesada en saberlo; tenía malas experiencias con gente famosa y los queria lejos de su empresa, sobretodo, lejos de ella. -La última vez fue Rosé, creyendose la mujer más especial del mundo. -soltó una pequeña carcajada que escondía algo más que ironia.
Petter le dio una fugaz mirada por el espejo retrovisor y asintió. El hombre sabía que su jefa tenía un pasado turbio del cual conocia muy poco, sólo lo que Jennie le contaba después de unas copas de alcohol. Algo de lo que ya estaba seguro era que Jennie conocía a todos esos Idols, o a la gran mayoria. Rosé era una de ellos; ambas se conocían desde hace mucho tiempo.Después de unos minutos llegaron a la mansión Kim. Era una enorme casa con la mejor vista hacia la playa; contaba con un gran jardín y su propia cascada artificial llena de peces, un area de juegos con piscina y cancha de tenis, además de un pequeño cine, un gym y una sala privada que la usaban como mejor convenía en su momento. Sin embargo, la pelinegra nunca ocupaba nada de ese lugar, aunque era su propia casa odiaba estar ahí más del tiempo necesario.
Cuando uno de los guardias abrió la puerta para ella no pudo evitar poner mala cara, le era casi imposible ignorar los recuerdos. Sus pensamientos iban desde sus días como estudiante de modelaje, su primer amor, su primer corazón roto, hasta el taller de pintura en llamas con muchos cuadros quemandose para siempre.-No apagues el auto... No pienso quedarme mucho tiempo. -aseguró al tiempo que tomaba una profunda respiración y caminaba hacia la recepción del lobby.
¿Por qué estaba ahí si tanto le desagradaba el lugar? Eso se debia a su mejor amiga y socia, era Jisoo quien debia hacerce cargo de las reservaciones pero justo ese día le dio por enfermarse. La mansión Kim llevaba siglos construida y siendo mejorada cada cierto tiempo, había sido de sus tataras abuelos hasta llegar a sus manos como única heredera después de la muerte de sus padres en un trágico accidente. En un tiempo fue el hogar de su familia pero luego se volvió el peor lugar para vivir porque a Jennie sólo le provocaba malos recuerdos. Estuvo tentada a venderla, llegó a tener ofertas muy jugozas por parte de coorporaciones de renombre en Corea. No obstante, Jisoo la hizo cambiar de idea. Al final decidieron convertirla en un museo turístico con opción a reservaciones para alojamiento. Lo único malo; casi siempre la mansión era reservada por Idols y la pelinegra no quería tener nada que ver con ellos, fue por eso que Jisoo se hizo responsable de ese negocio en específico.-Buenas noches, disculpe la demora. -fingió con una sonrisa. -Soy Kim Jennie.
-Oh! Mucho gusto señorita Kim... Soy Jungkook -se presentó el hombre que esperaba de pie sin poder disimular su sorpresa al estar frende a la misma dueña de la mansión. Eso estaba mal, muy mal.
-¿Ya le ofrecieron el contrato de reservación? -Jennie pudo notar como su acompañante derepente se ponía nervioso, aunque no sabía por qué.
-Sí, sí... Sí... De hecho, Kim Jisoo lo pasó a mi correo. -aseguró él limpiando el sudor de sus manos y dirigiendo la mirada hacia la biblioteca. -No sabía que usted se encargaba de los últimos arreglos. Creí que nos ibamos a ver con la señorita Jisoo.

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FUEGO
RomantikaPor separado eran sólo dos chicas que lograban realizar con éxito todo lo que se proponían... El problema era cuando estaban juntas. Juntas eran capaces de prenderle fuego a todo a su alrededor y, en especial a ellas mismas. ¿Podrán arreglar sus dif...