Jimin es un joven de 18 años, enfocado en sus estudios. Para él no hay nada mas importante que sacar las mejores calificaciones para lograr su meta de estudiar en el extranjero. El lo tenia todo para lograrlo, hasta que algo inesperado se cruzo por...
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En el Castillo.
La mujer, que era de alrededor de los 40 años, pero que a pesar de su edad, se mantenía hermosa, de cabellos largos y rizados y de una piel suave y tersa. De labios gruesos y nariz pequeña. Ella estaba sentada en el jardín del castillo, donde había diferentes flores, y algunas que ni si quiera eran conocidas en el mundo humano. A un lado se encontraba la pequeña Sarah. La niña apenas podía mantenerse de pie, aun no caminaba pero parecía que intentaba dar sus primeros pasitos gracias a que la dulce mujer que la sostenía con delicadeza para guiarla.
La dulce mujer traía un vestido digno de la realeza, al igual que Sarah que ahora usaba un hermoso vestidito de un tono rosado. Como una hermosa princesita.
"Mi Señora, ya esta lista la comida. Quiere comer en el jardín, o en el comedor?" Preguntaba respetuosamente una de las empleadas domésticas. Era una joven goblin de orejas puntiagudas. Generalmente eran los goblin los que trabajaban en el castillo.
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"Gracias Elkea, Por favor, ya te de dicho que me llames Nana, no me gusta eso de señora. Me hace sentir vieja."
"Disculpe mi señora, pero jamás me atrevería a llamarla por ningún otro nombre que no sea el de "Mi señora"" le dijo la joven goblin apenada.
Esta bien, ya no insistiré, pero quiero que sepas que no me agrada" le dijo Nana, pero con una sonrisa. Todos en el castillo saben que ella es una dulce mujer. "comeremos aquí en el jardín, El Rey vendrá a acompañarnos?"
"Le avisare que están aquí." La joven Elkea miró hacia la pequeña que jugaba con una flor. La miraba con ternura. Pues era extraño ver a un bebé humano, y para su gusto le parecía unos seres muy tiernos.
"La niña se parece a usted, mi señora" le dijo la joven.
"Debe ser por que no estas acostumbrada a ver humanos. Probablemente para ti, todos nos parecemos" le contesta Nana, que para estas alturas se había convertido en la cuidadora de la pequeña Sarah.
Elkea se retiró con una sonrisa y dando una pequeña reverencia, se dirigió al castillo para servir los alimentos.
La mujer, se sonrió acercándose a Sarah. La pequeña niña estaba metiéndose una de las flores a la boca. Tiernamente quitándole los pétalos que tenia dentro de su boquita le dijo.
