cuatro.

18 4 0
                                    


la alarma es lo último que me logra despertar, viendo tiktoks entendí que es porque estoy acostumbrada al ruido por esas veces que mi mamá me llevaba a bodas cuando pequeña y me dormía en las sillas. de alguna manera, la vibración del celular con llamada entrante, logró despertarme con una mala cara.

¿sí? —contesté tallándome los ojos—, ¿quién habla?

— te desperté, lo siento mi vida.

¿quién habla? —insistí haciendo una mueca—, no tengo plata, no quiero unirme a su compañía, buenas noches —dije bastante rápido antes de colgar la llamada.

miré el reloj de mi celular frunciendo los labios, me había pegado la siesta de la vida, unas seis horas de siesta nada más, pero ya había que levantarse a comer un poco porque no podía estar con el estómago vacío a últimas horas del día. una vez más el celular vibra.

— identifícate.

— enzo.

— oh... —existió un silencio vergonzoso de mi parte—, hola, ¿como va todo?

— bien bien, ¿vos? —se escucha una ligera tos—, quería saber si estás desocupada esta noche —genera una pequeña pausa, escucho que chasquea la lengua antes de volver a hablar—, ¿querés salir conmigo? a comer, digo, si querés obvio no te estoy obl-

— sí quiero.

oh.

— ¿paso por t-

¡no, no! te veo en... media hora te parece bien, ¿no? —miro el reloj, luego mi ropa y me cubro la cara negando—, iris, seguís ahí.

— va, media hora, chau.

— chau amor.

mi mandíbula cae al suelo luego de su despedida, mi corazón late con fuerza y pienso en como ponerme tan bonita para no mostrar que dormí seis horas. primero una ducha, segundo maquillaje, tercero ropa. la concentración fue tanta en quedar lista en media hora, que al minuto veintinueve, señor puntual estaba llamando a mi celular nuevamente. agarro este con una sonrisa y al contestar corta.

el timbre suena una sola vez, pero es un ring prolongado, que se siente mucho más desesperado que tocar varias veces y por eso me río, dirigiéndome a la puerta mientras termino de poner labial en mis labios.

— enz-

— hola, quería saber si quiere unirse a la junta directiva del edificio —una vecina de ya alta edad me sonríe,— es que usted lleva mucho tiempo aquí y apenas ha ido a las reuniones, mijita.

— buenas noches juanita, pasa que voy tarde a un evento familiar ahora —mentí mientras cerraba el labial con sutileza, apreté los labios intentando pensar con qué más negarle,— de hecho voy súper súper tarde, así que podríamos conversar esto la próxima semana.

— claro mijita, ¿tomamos un té?

— sí, cuando quiera vecina, que esté bien —me despedí agitando la mano antes de ir cerrando la puerta, asegurándome que ella también se estuviera retirando.

me miré al espejo una vez más hasta que caí en los pies, no llevaba más que los calcetines. en una rápida vuelta a mi habitación, nuevamente tocan el timbre pero esta vez es de una forma breve, camino terminando de cerrar las botas y acomodo mi vestido antes de abrir la puerta.

ahí está un reluciente enzo, con su cabello peinado, con una pinta un tanto más formal que las otras veces que nos habíamos visto, por lo que vuelvo a mirar mi ropa.

show de verano  𝜗𝜚  enzo vogrincic.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora