Capítulo 29

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Narra Chiara

Acababa de llegar a Menorca, decidí venirme a pasar el fin de semana con mi familia y traer a Nala, me la había llevado un tiempo conmigo a Madrid pero ella estaba habituada a Menorca y a mis padres, y aun que quisiera tenerla siempre conmigo ella era más feliz aqui.

-¡Hermanita! ¡Dichosos los ojos!

-¡Que pasa guapo!

Abracé a mi hermano Joey y pasé dentro de la casa de mis padres. Saludé a mi madre y después a mi padre, pregunte por Jasmine, mi otra hermana, que al parecer estaba de escapada romántica con su chica.

Mi padre y Joey se quedaron haciéndole mimos a Nala y jugando con ella en el patio, mientras tanto, mi madre estaba cocinando así que fui a ayudarla.

-¿Como estás hija?

-Bueno, bien.

Dejó de cortar las verduras, se giró cruzándose de brazos y me miró.

-¿Que ha pasado?

Suspiré.

-Demasiadas cosas...

Se sentó en una silla y yo hice lo mismo, apoyé mis brazos a la mesa y ella agarró de mi mano. Mi madre era mi mayor confidente, mi amiga, solía desahogarme con ella cuando necesitaba de sus consejos y ella siempre intentaba ayudarme, sin juzgarme ni presionarme.

Le conté lo sucedido con Índigo y le pedí que no me volviese a sacar el tema, quería pasar página cuanto antes, ella lo entendió, no me dijo lo que opinaba sobre lo sucedido pero por su cara intuí que ya le había hecho la cruz, no solo me había hecho daño a mi sino que a Paula también, y ella era una más de la familia.

Después le conté que estaba volviendo a ver a Vio, intentó mantenerse neutra pero no pudo aguantar la sonrisa, mi madre la adoraba, era su niña, cuando hacía algún concierto en Menorca mi madre iba de cabeza, se lo pasaba muy bien en sus conciertos y al acabar siempre la iba a ver y pasaban un rato charlando y poniéndose al día, ambas se querían mucho.

-Hay algo más que te preocupa, ¿no?

Asentí y tragué saliva.

-Me llamaron de la clínica, el martes me dan los resultados de las últimas pruebas que me hice.

Agaché la cabeza, estaba nerviosa.

-Verás que todo va a ir bien, ¡eres muy fuerte hija! Y has luchado como nadie, la vida es muy puñetera pero algo me dice que has vencido a esta enfermedad.

Y con esas palabras me calmé, mi madre hablaba poco, pero cuando lo hacía soltaba las palabras justas, las que necesitas oír en cada momento.

Mi móvil comenzó a sonar interrumpiendo la conversación con mi madre, sonreí instantáneamente al ver quién llamaba.

Me aparté para hablar por teléfono ya que no quería que mi madre escuchase la conversación. 

-¡Hola guapa! - La escuché reírse desde el otro lado del teléfono y podría jurar que hasta se sonrojó.

-Uy, si que te sienta bien tu tierra que hasta me dices piropos.

Solté una pequeña carcajada.

-Mira que eres boba Violeta Isabel. - Le dije sonriendo.

-Uy como te pille.

-Como no vengas a Menorca...

-¿Y quién te dice que no esté allí?

Me sorprendí al oír eso, ¿Violeta estaba en Menorca? Me quedé extrañada, a penas hacía unas horas que había llegado yo, y ella estaba en Madrid, o al menos allí nos habíamos despedido antes de venirme yo a Menorca.

-¿Es broma no? - le pregunte incrédula.

-Sal a fuera y lo compruebas, ¡guapa!

Me colgó y yo sonreí como una boba, salí flechada hacia la puerta de la entrada, abrí y la vi apoyada en un taxi.

-No me lo puedo creer.

Me mordí el labio sonriendo, rodeé mis brazos por su cuello, ella me abrazó por la cintura y nos besamos.

-¿Que haces aqui?

Le pregunté entre sus labios.

-Tengo un concierto mañana y he pensado; ¿por qué no voy un día antes y así veo a mi chica? Y aquí estoy. 

Sonreía triunfante al ver que me había gustado su sorpresa, que por mi cara era más que evidente.

-¿Pero tú piensas?

Me gané un golpe en el brazo tras ese comentario, no pude evitar reírme y ella se cruzó de brazos haciéndose la ofendida.

-Va anda, si sabes que era broma.

Le di un pequeño empujón en el hombro y ella giró la cara mirando hacia otro lado intentando hacerse la ofendida, empecé a hacerle cosquillas y no pudo resistirse. 

-No, no, por favor para, ¡Cosquillas no!

Luchamos un rato, yo intentando hacerle cosquillas y ella queriendo esquivarme, al final acabamos riéndonos y besándonos.

-Parecéis dos crías.

Me giré sobresaltada al oír aquella voz, era mi hermano Joey que nos observaba riendo desde la puerta. Se acercó y le dio dos besos a Violeta, se colocó a su lado apoyándose también en el coche, la rodeó con el brazo por los hombros y me miró.

-Intuyo que ya no estás con Índigo.

Asentí y él sonrió, después volvió a mirar a Vio sonriendo aún más.

-¿Y tu y yo volvemos a ser cuñis?

Vio me miró, realmente no estábamos saliendo y tampoco sabiamos muy bien qué es lo que teníamos. 

-Quizás. - le respondió sonriéndole.

Mi hermano se acercó a su oído y le susurró.

-Me alegra saberlos, ya sabes que eres mi cuñada favorita.

Rodeé los ojos y ambos rieron por mi reacción, yo sin embargo no podía dejar de pensar en lo que había dicho mi hermano Joey, y no pude evitar preguntarme;

¿Llegará esto a alguna parte? ¿Querrá Violeta volver a intentarlo? 

Y una vez más, me sentí insegura.

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¿Se merecen una segunda oportunidad o que? Decidid. Os leo :)


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