Cap. 1 La bendición

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En un mundo donde solo el 80% de la población tiene dotes especiales, la sociedad a veces olvida sus origenes, dónde antes las diosas, demonios, adas y gigantes habitaban, ahora considerados extintos, aún quedan sus descendientes que se ocultan a simple vista, al menos las personas que reciben sus bendiciones.

Izuku Midoriya, no es uno de esos descendientes, al contrario, es solo un chico normal con un gran corazón, desde siempre quiso ser eficiente y productivo para ayudar a los demás.

Sin embargo, a veces el destino puede ser cruel, a los cuatro años cuando los dones suelen manifestarse, se dió la noticia de que el no poseía ningún don, lo que destrozó a la pequeña familia.

Inko Midoriya, una madre de familia, una ama de casa que se preocupaba mucho por su hijo no lo pudo creer, su pequeño angelito no tenía un don, lo que significa que sin importar que, sufriría a manos de otros solo por ser alguien diferente.

Hisashi Midoriya, un hombre de negocios que trabajaba en el extranjero, trato de apoyar a su familia, presentándose en Japón para poder ver a su preciada familia.

— Mamá, papá, algún día ¿Podré ser alguien que realmente ayude a las personas?—

— Lo siento mucho, lo siento, hijo —

— Todo estará bien campeón, ya verás que si —

Nada estuvo bien, las burlas comenzaron en la escuela, los insultos en la calle incluso unas pocas agresiones menores por parte de sus compañeros, al que el consideraba como uno de sus mejores amigos, Katsuki Bakugo, comenzó a menospreciarlo, nada fue igual.

— Vamos Kacchan, ya déjalo en paz, si no lo haces no te lo perdonaré —

— Incluso sin un don, ja, que patético eres —

— Lo siento, te lastimaron por mi culpa —

— Está bien, al menos, fue a mi y no a tí — dijo sonriéndole al otro niño.

Después de eso, Izuku volvió a casa, sin embargo no todo era como uno esperaba...



—¡Mamá! ¡Papá!—

—¡Detente no puedes entrar!—

—¡Mami! ¡Papi!—

—¡Traigan a los siguientes!—

—¡Papá! ¡Mamá!— dijo corriendo en dirección a los paramédicos que llevaban la camilla.

— La mujer ya no respira, priorice la estabilidad del hombre —

— Si —

—¡Papá! ¡Papi! ¡Por favor reacciona!—

— Por favor pequeño, apártate un momento —

—¡Es mi papá! ¡Por favor papá!—

Izuku se soltó del agarre del medico y se acercó a la camilla donde estaba el hombre, pequeñas lágrimas cayeron sobre la piel del hombre antes de que los médicos volvieran a alejarlo, aún así Izuku no separó mucho de ellos, escucho lo que dijeron de su madre, ahora lo único que le quedaba era su padre , tenía que estar cerca de el.

Se llevaron a Izuku en la misma ambulancia, debido a que era su único familiar, no lo soltó en ningún momento, nunca soltó su mano, hasta que los doctores lo volvieron a separar, solo se quedó observando, rezando a  quién sea para que su padre esté bien.

Esperó y esperó, hasta que tiempo después lo vió, su padre salió sano como si nada hubiera pasado.

—¡Papi!—

La bendición de la diosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora