Me levanto con la alarma a todo volumen a las 6 de la mañana. El ruido estridente me saca de un sueño medio raro. Con un suspiro, me arrastro de la cama, todavía medio dormido. Me siento como un zombie, pero sé que tengo que ponerme en marcha para afrontar otro día como reportero de entretenimiento.
Madrugar, definitivamente no es lo mío.
La luz tenue del amanecer entra por las cortinas y le da un toque mágico a la habitación. Me enfundo mi mejor atuendo improvisado, sintiendo la tela suave y cómoda contra la piel. Debajo del jersey, llevo puesta mi remera favorita y unos jeans. El diseño de la remera es tierno y colorido, con un dibujo adorable que le da un toque alegre y divertido a mi atuendo.
Después de un desayuno rápido, salgo a la jungla urbana. El bullicio de la ciudad de New York me envuelve, con el ruido de la gente, los coches y las sirenas de fondo. En el metro, escucho el traqueteo del mientras repaso mentalmente mi lista de tareas.
Después de trabajar, voy a los entrenamientos de baloncesto. El entrenador últimamente nos está pidiendo que hagamos horas extras, lo que me deja los músculos hechos polvo y vuelvo a casa agotado para irme directo a dormir. Es como un bucle que se repite día tras día.
Pero hoy tengo la sensación de que algo es diferente.
Cuando llego a la redacción, el caos y la energía del lugar me reciben con los brazos abiertos. El aroma a café recién hecho flota en el aire, mezclado con el sonido de las teclas de los ordenadores y las risas de mis colegas. Reviso mi correo en busca de noticias frescas, sintiendo cómo la emoción empieza a correr por mis venas ante la posibilidad de un nuevo reportaje.
La voz firme de mi editor me saca de mis pensamientos.
— Kagiura, necesito el reporte para hoy. Que esta vez no se te escape como la última vez— me dice con severidad. Me mira con ojos críticos, recordándome la falta de confianza que aún tengo que ganarme en la redacción.
— Irás con Niibashi. Él es experto en el tema— añade, señalando hacia la oficina de mi colega. Con pasos firmes, me dirijo hacia la oficina de Niibashi. Al entrar, me recibe con una mirada llena de compasión que me sorprende.
— ¿Otra vez? — pregunta con un suspiro, colocando sus manos en las caderas en un gesto de resignación.— Te he dicho millones de veces, Kagiura. No te dejes pisotear. Recuerda que estudiaste para esto— me aconseja con sinceridad como una madre que reprende a su hijo.
— En realidad, quiero dedicarme por completo al baloncesto, Niibashi— confieso en un susurro, recordando mi pasado en Japón y mi sueño de triunfar en una liga mayor en Nueva York. Mi doble vida como deportista y reportero a tiempo parcial en la editorial siempre ha sido un equilibrio delicado, pero hasta ahora he logrado mantener ambas facetas.
Niibashi suspira ante mi confesión, pero su expresión se suaviza ligeramente.
— Sí, pero por lo pronto, esto es lo que tienes ahora. Y bien, ¿Qué te dijo el jefe esta vez? No soporto a ese tipo— comenta con un deje de descontento en su voz.
— No soportas a nadie, Niibashi— le digo con una sonrisa, recordando las veces que él me había ignorado al principio en la editorial.
Las veces que me acercaba a su oficina me sacaba a patadas. Mis compañeros de trabajo decían que era complicado charlar con Niibashi, ya que solía ser un poco engreído.
Sin embargo, descubrí lo contrario, aunque aveces es callado, también es bastante atento y directo. No andaba con rodeos para expresar lo que pensaba.
Aunque solía rechazar a los demás compañeros, conmigo era distinto. Me decía que yo era lo más parecido a un amigo que tenía aquí.
— Ja, ja. ¿Así quieres que te ayude con tu reporte? —Niibashi levanta una ceja con una sonrisa irónica.
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Detrás de las Cámaras (KagiHira- HiraKagi) Hirano To Kagiura
FanfictionKagiura Akira, un joven reportero a tiempo parcial en una editorial, persigue su sueño en Nueva York: Jugar en las grandes ligas de baloncesto. Su vida da un giro inesperado cuando se encuentra con la famosa y deseada estrella de la industria, Hiran...