Capítulo 2: Fotografía

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El evento al que decidimos asistir en un intento por capturar una foto de Hirano-san era la gala de caridad anual de una prestigiosa fundación benéfica.

El lugar estaba decorado con luces brillantes y elegantes arreglos florales, creando un ambiente de lujo y sofisticación.

La alfombra roja se extendía por el pasillo principal, por donde desfilarían celebridades y personalidades importantes, cada una luciendo impecable en sus trajes de diseñador.

La música suave y las risas animadas llenaban el aire, mientras los invitados conversaban y disfrutaban de exquisitos aperitivos y bebidas.

En medio de la elegancia, Hirano-san se destacaba con su presencia carismática y su impecable estilo. Sus pantalones azul oscuro realzaban su silueta, mientras que su camisa roja aportaba un toque sensual y elegante a su figura.

Pero lo que realmente captó mi atención fue su saco con estampados de pequeñas figuras de dragones, en tonos fríos pero llamativos que resaltaban su atractivo.

Sus movimientos eran gráciles y su mirada desafiante, desprendía un halo de misterio y seducción que me hizo perderme en sus ojos. Sus rasgos faciales eran perfectos, y su sonrisa encantadora me hizo temblar de emoción. Nunca había sentido una atracción tan intensa hacia alguien.

Desde el momento en que lo vi entrar en la sala, mi corazón comenzó a latir desbocado y mis ojos no podían apartarse de él.

Las luces hacían que se vea increíblemente apuesto, contrastaba con su hermosa piel. La profundidad y belleza de sus ojos azules me hacían sentir en las nubes.

Cada detalle de su atuendo estaba cuidadosamente elegido, realzando su figura esbelta figura, deseada por hombres y mujeres.

Hipnotizado por su belleza, me encontraba incapaz de apartar la mirada de él. Cada vez que se movía, parecía que captaba la atención de cualquiera a su alrededor.

Era obvio que no era el único que notaba su belleza.

Eso me hacía sentir disgustado.

Su aura magnética atraía todas las miradas, pero parecía moverse con una habilidad casi sobrenatural para esquivar a los paparazzi y mantener su privacidad intacta.

Desde lejos vi que el, con discreción, se acercó a otro actor y entabló una breve conversación, sabiendo que los paparazzis no resistirían la tentación de fotografiar a dos celebridades juntas.

Mientras los fotógrafos se enfocaban en capturar imágenes del actor y el conversando, aprovechó el momento para deslizarse hábilmente entre la multitud y entrar al evento sin llamar la atención. Moviéndose con rapidez y astucia para eludir los flashes indiscretos.

Miré a Niibashi con sorpresa.

— Te lo dije. Esos fotógrafos son de editorial rival, han pasado meses tratando de sacar algo de fotografías o documentos ocultos pero es imposible. ¡Esta semana burló a 20 camarógrafos!

Asentí asombrado, Hirano-san parece ser un verdadero reto.

Niibashi y yo nos mezclamos entre la multitud, disimulando nuestras cámaras y esperando pacientemente el momento adecuado para capturar una imagen de Hirano-san.

Observábamos atentamente sus movimientos, conscientes de que debíamos actuar con rapidez y precisión para no levantar sospechas. Mientras tanto, el reloj avanzaba inexorablemente, marcando el tiempo que teníamos para llevar a cabo nuestro arriesgado plan de capturar al escurridizo modelo en una foto que podría convertirse en la exclusiva más codiciada del momento.

Con el corazón latiendo aceleradamente, observábamos a Hirano-san moviéndose entre los invitados, saludando con una sonrisa encantadora y desviando hábilmente cualquier intento de ser fotografiado.

Niibashi y yo intercambiamos miradas determinadas, sabiendo que debíamos actuar con rapidez y astucia si queríamos tener alguna oportunidad de capturar la ansiada imagen.

Decidimos dividirnos para aumentar nuestras posibilidades de éxito. Mientras Niibashi se posicionaba estratégicamente en un punto clave para tener una visión clara de Hirano-san, yo me acerqué discretamente al área donde el modelo estaba conversando con otros invitados.

Mantuve mi cámara lista, esperando pacientemente el momento perfecto para capturar la imagen sin levantar sospechas.

De repente, Hirano-san se separó del grupo y comenzó a dirigirse hacia la salida. Era ahora o nunca. Con determinación, ajusté la configuración de mi cámara y tomé la foto en un instante fugaz pero preciso.

El sonido del obturador resonó en el silencio de la sala, y por un breve momento, sentí la emoción de haber logrado capturar la imagen que tanto ansiaba.

Nunca había tomado una fotografía tan hermosa en toda mi vida.

Sin embargo, la tensión se apoderó de mí al darme cuenta de que Hirano-san se detuvo de repente y giró hacia mi dirección, su mirada fija en mi dirección.

¿Había sido descubierto? El tiempo parecía detenerse.

Con el corazón latiendo con fuerza, me preparé para afrontar las posibles consecuencias.

Está bien, si muero ahora, moriré feliz.

Hirano-san se acercaba lentamente hacia donde yo me encontraba, su mirada fija en mí, sus bellos ojos azules me perforaban.

Mi mente corría a mil por hora, intentando idear una explicación convincente para justificar nuestra presencia y la toma de la foto.

Antes de que pudiera decir una palabra, Hirano-san detuvo su avance y se detuvo frente a mí. Su expresión era impenetrable, sin revelar ninguna emoción.

A decir verdad de cerca es intimidante.

Por un momento, el silencio reinó en la sala, creando una atmósfera cargada de tensión.

Finalmente, Hirano-san rompió el silencio con una sonrisa socarrona.

—¿Has logrado capturar mi mejor ángulo?— preguntó con tono juguetón. Mi sorpresa fue evidente, pero rápidamente recuperé la compostura y asentí varias veces por los nervios, mostrándole la foto que acababa de tomar.

Hirano-san examinó la imagen detenidamente, su sonrisa ampliándose ligeramente. Se acercó a mí y me susurro suavemente en el oído: —No está mal —comentó sonriendo —Nos vemos.

Con un gesto se despidió y continuó su camino hacia la salida.

Dejándome atónito y más enamorado que antes.

Niibashi se me acercó, con una sonrisa de triunfo en el rostro. Habíamos logrado capturar la foto de Hirano Taiga en un momento inesperado, pero también habíamos ganado su aprobación.

—¡Increíble! ¿Cómo lograste capturar esta imagen, Kagiura? ¡Esta fotografía vale oro! Seguro nos van a felicitar a lo grande, imagino a todos aplaudiendo en la editorial —exclama entusiasmado Niibashi, visualizando la escena con emoción.

—No se la daré a nadie —afirme, mirando la bella imagen, la foto era perfecta, él era perfecto, pero más allá de su hermosura, había otro sentimiento que se percibía en su mirada, la foto irradiaba nostalgia y tristeza.

Niibashi me observa atónito, con la boca abierta.

—¿¡Qué estás diciendo!? ¡Kagiura, estás haciendo una locura! —exclama Niibashi, mirándome incrédulo.

Algo andaba mal, no sabía identificar que. ¿Por qué Hirano-san me dejó tomarle una fotografía tan fácil?

—Haa de acuerdo esta vez te cubriré, le diremos al jefe que no pudimos hacer en reportaje, pero la próxima vez no daré mi brazo a torcer Kagiura.

—¡Gracias Niibashi!

Finalmente asintió con resignación.

Quizás tenía razón, tal vez había algo más en juego aquí.


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Detrás de las Cámaras (KagiHira- HiraKagi)  Hirano To KagiuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora