𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐. 𝓛𝓾𝔃𝓫𝓮𝓵 𝓜𝓸𝓻𝓷𝓲𝓷𝓰𝓼𝓽𝓪𝓻

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Advertencia: Contiene ligero Angst, Gore leve. Disfruten <3

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Creo en el Espíritu Santo,
la Santa Iglesia Católica;
la Comunión de los Santos;
el perdón de los pecados;
la resurrección de la carne;
y la vida eterna.
Amén.

Palpar el abismo era asequible en su estado insondable hacia la perdición

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Palpar el abismo era asequible en su estado insondable hacia la perdición. Se sentía desfallecer bajo un precipicio sin fondo en total nebulosidad; sin principio, sin final. La resequedad de sus fauces y el escozor de sus manos y lomo, era la única evidencia de su existencia; su lacerante coexistir en la tierra.

Se encontraba aislado en su habitación, sentado en medio de su sencilla cama de madera con resortes mal acomodados; sus ojos fijos en un punto muerto de la pared, mientras mantenía ambas palmas ensangrentadas y con ligero temblor sobre sus muslos.

Su semblante era todo un poema; sin brillo; sin vida; sin nada. Abatido y disconforme con el resultado de sus decisiones; yacía ahí, intranquilo, sin poder pegar un ojo en toda la noche por las insistentes alucinaciones que lo inundaban de angustia; pesadillas lúcidas que lo atormentaban desde muy crío.

Alastor Wood. Un simple hombre con un poderoso apellido; afligido y atado de pies y manos; su alma desazonada y desorientada; considerado el mayor error de su familia.

El causante de sus lesiones aún sangrantes, su progenitor, aquél espectro latente que lo martirizaba a cada hora, en cada lugar, tantas veces cuanto le daba en gana, durante todo su vivir. Desde muy joven, su infancia fue catalogada como cruel e inhumana; el hombre que apodaba como padre; se había encargado de hacerla miserable. A muchos niños de la época les encantaba salir al parque junto a ambos padres mientras se regocijaban sin malestar. Muchos adolescentes salían de la escuela y se divertían en casas ajenas con clara autorización de sus apoderados. O incluso, ya mayores, decidían irse y formar una familia sin impedimentos.

Alastor no pudo, ni podría gozar con tanta vehemencia como aquellos afortunados que vinieron al mundo.

Fue forzado, encerrado, martirizado y magullado de diferentes maneras y procedimientos. Castigo de Dios Todopoderoso por ser un hijo bastardo. Según su padre, él era castigado por la flaqueza de su madre.

No era y nunca fue su intención manchar su importante apellido. Él jamás aclamó nacer.

Pero, ahí estaba, veintiséis años después, aún siendo participe de penitencias desalmadas hacia su maltratado cuerpo; lleno de cicatrices y heridas selladas en su piel. El infractor, que se hacía llamar Henry Wood; un aristócrata de alta distinción en la corte de Inglaterra; un hombre cerca a ser un noble por su histórico apellido que le brindó respeto y autoridad; y que, con la llegada de su hijo bastardo; haya quedado en la vil ruina, embadurnando su título y su nombre.

𝑫𝒀𝑵𝑨𝑺𝑻𝒀 || 𝑶𝑴𝑬𝑮𝑨𝑽𝑬𝑹𝑺𝑬 || 𝑹𝑨𝑫𝑰𝑶𝑨𝑷𝑷𝑳𝑬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora