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El té estaba caliente y se evaporaba por la taza de porcelana, con una pequeña cuchara tallada con adornos de patitos, Lucifer comenzó a enfriar la bebida  jugando un poco con él agua que se volvía un pequeño torbellino y una vez vió que ya estaba listo, dio pequeños sorbos de una forma elegante mientras observaba con tranquilidad el rojizo cielo de los Infiernos.

No había luz de sol, ni luz de luna.

En el infierno solo había rojo y este variaba dependiendo de la hora.

Pero siempre era rojo.

Lucifer volvió a tomar otro trago, la bebida era amarga, pero servía para pasar el mal rato que eran los inicios del celo.

El celo.

Ese era otro de los muchos castigos que tenía por desobedecer palabra divina.

Usualmente, cuando era un ángel en el Edén, los ángeles nunca pasaban por sufrimiento, todo era felicidad, tranquilidad y diversión, todos eran ignorantes a su casta o segundo género, pues ninguno había experimentado ninguna molestia con ello.

El primero fue lucifer.

El primero en sentir como la carne de su vientre se desgarraba y su temperatura subía y subía sin remedio alguno, fue él.

El primero en llorar amargamente por no poder dormir debido al lívido que le causaba el afrodisíaco de sus feromonas, fue él.

Y el primero en darse cuenta que podía alumbrar, fue él.

Oh su pequeña Charlie.

Esa pequeña niña de ojitos rojos que lo miraba siempre alegre y curiosa por el cruel mundo que la vio nacer.

Pobre de su pequeña.

El infierno realmente no la merecía.

Lucifer tomó otro trago y arrugó el ceño.

Realmente había colocado demasiadas hierbas en el agua, dejando un mal sabor de boca y un sentimiento áspero en sus labios .

— Esta mierda... ¿No calculé bien? — Lucifer volvió a tomar otro sorbo y tosió posteriormente — Como sea.. con esto me liberó otro mes de esos malditos dolores –

Miró por última vez la estrella que abría el portal del cielo con el infierno y sonrió con sarcasmo — ...Supongo que siempre es divertido ver sufrir al más orgulloso ¿No Padre? —

El cielo rojo vivo se tornó en un rojo color vino, Lucifer supo que ya estaba por anochecer, sin embargo el bullicio del hotel aún no parecía apagarse.

Es más, alguien tocó su puerta.

— ¿Papá? ¿Estas ocupado? Em... hicimos galletas y te traje unas pocas... Antes de que digas que pueden estar envenenadas, quiero decir que yo vigilé que todo sea salubre —

Lucifer al escuchar la voz de su hija fue hacia la puerta y la abrió, una sonrisa tranquila por parte de su hija le borró la amargura de su boca que tenía por el té.

— Vaya Char... Se ven muy buenas.... — Lucifer recibio el plato, sin embargo su alegria se esfumó al ver una galleta con cierta forma peculiar — Em... ¿Eso es pen—

Antes de poder hablar, Charlie quitó esa galleta y la tiró haciendo que una Nifty totalmente escondida saltara como un pescado y la atrapara en el aire.

— No ... No era nada, papá — Charlie le entregó completamente el plato de forma incomoda y cerró la puerta — Ten buena noche papá, es tu primer día aquí y queremos que te sientas cómodo... Yo iré a hablar con los demás abajo un momento —

Una risa nerviosa fue lo último que vio de su hija antes de que cerrará ella misma la puerta y se escuchara un grito — ¿¡QUIEN FUE EL QUE PUSO LA FIGURA DE UN PUTO PENE EN LAS GALLETAS !?

Lucifer solo se quedó quieto al escuchar el grito y se rió para sus adentros.

Si que su hija había heredado el carácter de su madre.

Oh cierto... Su madre.

Lilith.

¿Aún tenía el derecho de extrañarla?

Era como un hueco en su pecho que estaba frío, pero que con esa gélido temperatura calaba sus costillas.

Sinceramente si, aun la extrañaba.

Era normal en un Omega extrañar a su pareja de años.

La extrañaba.

Extrañaba a esa mujer de aroma a uvas dulces que ayudaba a calmar su miedo y abrazaba todas sus inseguridades comos si nada.

Como extrañaba esa mirada de seguridad que siempre lo guiaba.

En fin, no podía llorar a un río.

O así decían los mortales.

Lucifer probó una galletas , el aroma era suave y el crujir era el adecuado, el sabor era dulce y las pequeñas gotas de chocolate se esparcían por su lengua.

Realmente estaban deliciosas.

Vio la figura de la galleta que habia mordido, era un venado rojo.

Pero ahora no tenía una oreja.

Que curiosa figura.

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Después de varias lunas vengo a publicar un nuevo fic jajajaja espero les guste, la verdad solo quería dejar bolardos mi imaginación con este ship.

Bais

Lo Aprendí De TíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora