La noche se volvía de un rojo muy oscuro, demasiado oscuro, como la sangre coagulada, pero ya era costumbre para todo el mundo.
Lucifer estaba dormido, vestido en una pijama de patos amarillos brillantes, estaba abrazando su almohada bastante fuerte, sus ojos estaban cerrados de una forma forzada y su espalda se tensaba con fuerza.En su cabeza se repetía la imagen de Lilith quien lloraba frente a un espejo.
No...
Basta...
Por favor....
La sangre se escurría por el tocador y un grito desgarrador hizo que abriera los ojos nuevamente.
Lucifer dio un respiro hondo y se acarició la cara.
— Otra vez esos sueños de Mierda... — Lucifer miró a otro lado y vio sus pantuflas de pato, aún era bastante oscuro suponía que nadie debería estar despierto — Iré por algo de agua —
Se deslizó por su cama y se puso sus pantuflas, los patitos de peluche se veían adorables en sus pies lo que lo hizo reír por lo bajo.
Abrió su puerta y bajó la larga escalera que conectaba el segundo del primer piso, era una de dos que habían en el hotel.
Los escalones estaban iluminados por velas y la alfombra que recubria el piso evitaba el sonido de los pasos, lo cual era perfecto para que nadie notara que el Gran Señor Lucifer estaba en una pijama amarilla y de patitos, junto con unas adorables pantuflas.
Al bajar, talló un poco sus ojos y volteó hacia donde estaba la cocina, estaba a un lado del gran bar que ahora estaba vacío, ni siquiera Husk estaba a estas horas.
Lucifer solo entró desganado y agarró una taza, se sirvió algo de agua fría y la tomó de un sorbo.
El agua fría se resbaló en su garganta, el silencio era tanto que se escuchaba su tragar, sin embargo el sonido defectuoso de una radio hizo que se pusiera alerta.
No se había dado cuenta que había una radio en la cocina.
— ¿Por qué hay una radio aquí? — Suspiró Lucifer — Será cosa de ese demonio seguramente... ugh ... —
Lucifer se acercó a la radio, solo quería apagarla, el ruido de la estática lo estaba volviendo loco.
Dio dos pasos en la oscura cocina y antes de que sus dedos rozaran el metal de la radio una sombra de cierto demonio conocido se proyectó, para después aparecer frente a él.
— ¡Saludos Su Majestad! —
Lucifer arrugó el ceño, Alastor estaba jugando.
— ¿Qué mierda quieres? —
Alastor volteó la cabeza, su sonrisa dorada brillaba más que cualquier foco que se pudiera colocar en la habitación.
— Nada, absolutamente nada , su Alteza — dijo en voz áspera — Sucede que yo no duermo mucho y escuché cuando salía de su habitación —
— Ah — dijo Lucifer sin interés — Pues que bueno que no duermas, así no tendré que llamar a mi perro para que cuide del hotel —
Alastor mantuvo su fiel sonrisa, pero sus ojos se afinaron — ¿Me está diciendo perro? —
Lucifer sonrió con burla — No... Los perros si son fieles —
— Al menos yo si regreso después de 7 años —
Lucifer se quedó en silencio, sus labios se tensaron y sus pupilas se dilataron.
— ¿QUÉ DIJISTE? —
— Su Majestad, usted empezó con las bromas, no debería ser mal perdedor ¿No cree? —
Lucifer observó por un momento al ciervo, dejó la taza, respiró hondo y dejó educadamente y se acercó hacia él, sus miradas nuevamente se cruzaron, el odio desvordaba de cada uno, sin embargo, ninguno de los dos daba su brazo a vencer.
— Que te quede claro que no te hago daño solo por mi hija — gruñó Lucifer — Lárgate —
— No lo haré — se inclinó Alastor — No venia a conversar con usted, yo también quería agua, comer carne de ciervo realmente te deja sediento —
Lucifer apretó el puño y salió el mismo de la cocina, no iba a armar un alboroto, no en el recién construido hotel de su hija, quien estaba muy contenta de poder haber podido construir uno nuevo.
Alastor solamente se rió y agarró la taza dejada por Lucifer para luego tomar agua de la misma.
Pues esa era su taza.

ESTÁS LEYENDO
Lo Aprendí De Tí
FanfictionYo no sabía que con sus besos lograría reemplazar los tuyos. Ni que existieran otras manos que al tocarme superaran lo que antes sentía contigo. Tampoco sabía que podía amarlo tanto después de todo el engaño que nos hizo tanto daño. Descubrí que sí...