III

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Floyd iba repasando la lista de cosas por verificar una vez que llegara al restaurante de su hermano de manera mental, parando y sacando su celular para anotar ciertas cosas que no había considerado antes.

Cruzó la calle cuando los coches dejaron de pasar, la zona estaba tranquila como siempre a estas horas a pesar de que fuera fin de semana.

Distraídamente comenzó a tararear una melodía, su marcha era tranquila y lenta con las manos en los bolsillos, aún tenía tiempo y le encantaba ver a sus alrededores. Puede que haya pasado por ahí millones de veces, pero nunca sabía cuando podría encontrarse con un nuevo detalle.

A veces la gente vive tan rápido que se olvida disfrutar de las cosas más simples.

Let’s talk about love, love, love, love —cantó en un tono bajo— That’s all I’m dreaming of —El cielo estaba en un hermoso azul, con algunas nubes completamente blancas adornando— Let’s talk about love - it’s up to you —Sonrió suavemente, sintiendo una tranquilidad en su alma— To make your dreams come true-

Interrumpió su voz cuando vio a una persona dirigirse al lado contrario hacia donde se dirigía. Iba a cruzar la calle para evitarlo y seguir su camino, así le diera el sol; pero, para su desgracia, esa persona la miró a los ojos.

—¡Floyd! Tiempo de no verte, amigo mío.

¿Han escuchado decir que el peor tipo de perra es aquella que te saluda, te trata bien, te sonríe y es “good vibes”?

Bueno, Creek es exactamente ese tipo de perra.

Floyd se obligó a sonreír de manera educada.

—Un gusto verte a ti también, Creek —saludó, queriendo salir de esa situación lo más rápido posible. Creek asintió suavemente con la cabeza con una suave sonrisa en el rostro.

—He visto que harás una presentación con un gran anuncio en el restaurante de tu hermano —comentó.

—Eh… sí, de hecho me dirijo ahí para preparar todo y que no se presente ningún inconveniente —respondió, cambiando su peso de una pierna a otra con cierta incomodidad.

—Oh, en ese caso no te voy a distraer. Te deseo las mejores vibras para que todo salga bien y vaya la gente.

Floyd sintió que le costó mantener la sonrisa.

—Esos son… unos deseos muy nobles de tu parte —respondió. Creek juntó sus manos e inclinó levemente la cabeza.

—No sé si pueda ir, pero lo intentaré.

—Se aprecia el esfuerzo —”pero del universo para que no vayas” terminó en su mente.

—Bueno, dejo entonces que sigas tu camino. Un gusto saludarte, amigo mio.

—El gusto fue mío, hasta luego —”de dos vidas, de preferencia” pensó.

Después de aquello, cada quien siguió caminando hacia su dirección. Floyd a un paso mucho más acelerado debido al enojo que sentía.

“Te deseo las mejores vibras para que todo salga bien y vaya la gente”, la gente, ¡la gente!

¿Realmente cree que nunca lo escuchó decirle a otras personas que estaba “preocupado” por sus grandes sueños que eran imposibles de lograr y que cuando se diera cuenta de que no lo lograría se deprimiría mucho? Seguramente alimentaba mucho con su “preocupación” a los que lo molestaban en la escuela secundaria de que nunca lograría vivir de su música.

Ugh, no sabía cómo había dejado que fuera tan cercano a él, menos contemplar la posibilidad de salir con él.

Aunque… de cierta manera tenía razón…

¡No!

Alto.

Uno. Dos. Tres.

No dejes que siga.

Uno. Dos. Tres.

Uno. Dos. Tres.

Piensa en otra cosa, piensa en otra cosa.

Otra cosa…

No supo bien en qué momento había llegado a la puerta de empleados del restaurante, pero la miró un momento antes de dar un gran suspiro. Movió ligeramente las manos tratando de dispersar la incomodidad que sentía en ellas debido a su intento de desviar la ruta de sus pensamientos. Cuando lo creyó conveniente, tocó la puerta.

No pasó mucho tiempo para que su segundo hermano mayor le abriera la puerta con una gran sonrisa.

—¡Buenos días, Floyd! —saludó con entusiasmo.

—Buenos días, Bruce —respondió. Su hermano inclinó la cabeza con cierta preocupación.

—¿Estás bien? Te ves algo decaído.

—Estoy bien, estoy bien, solo… son los nervios, ya sabes. Solo espero que la gente que me apoya pueda venir.

—¡Por supuesto que lo hará, hermano! No te había dicho, pero al día siguiente que hiciste tu anuncio el área reservada se llenó por completo, y no dudo que habrá gente que llegue desde temprano para tomar un buen lugar junto al escenario. ¡Verás que todo saldrá de maravilla! —Bruce le dio unas palmadas en el hombro, a lo que no pudo evitar sonreír algo avergonzado.

—Gracias, hermano.

—Ahora, pasa, pasa. Brandy está atendiendo en la barra y tus sobrinos están en el área de juegos, por si los quieres ir a saludar.

—Gracias, Bruce. ¡Iré enseguida! —Y entró al local.

La Bendición de Cupido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora