Las primaveras fueron pasando, Eliz (Madre) a pesar de estar en la mansión no se sentía tranquila. La vieja mansión estaba rodeada de admiradores del escritor, lo que no le traía felicidad. Los sueños eran repetitivos y a pesar de tener una vida tranquila con los bordados que hacía, parecía que alguien más vivía con ellas. Siempre notaba que su hija pequeña terminaba en la puerta de la biblioteca que estaba cerrada con llave. Una noche, todo cambió. Su cansancio era evidente y de repente, se vio en la biblioteca escuchando a un hombre decir: "¿Por qué huyes de mí?" Eliz se sintió escalofríos al ver la figura fantasmal frente a ella. Su corazón latía mientras intentaba comprender lo que sucedía en la biblioteca de la mansión.
El hombre, con voz suave pero llena de dolor, le hablaba de una promesa incumplida y de deudas pendientes que amenazaban con consecuencias inimaginables. Eliz, paralizada por el miedo y la sorpresa, escuchaba atentamente, tratando de encontrar sentido en medio de la confusión.
Las velas de la biblioteca creaban sombras danzantes en las paredes, generando una atmósfera irreal y sobrenatural. Eliz luchaba por mantener la calma, recordándose que debía proteger a su hija a toda costa, incluso enfrentando fuerzas más allá de su comprensión.
El hombre fantasmal le instó a cuidar de su hija y protegerla de lo que estaba por venir. Sus ojos vacíos reflejaban tristeza y remordimiento por los errores del pasado que se materializaban en un destino oscuro, su cuello poseia una cuerda blanca que denotaba en su viejo traje arapiento ella se dio cuenta que era Edgar.
Eliz, con la voz temblorosa, preguntó al espectro sobre la naturaleza de la deuda pendiente. El espectro, con una expresión de profundo pesar, le reveló que se trataba de una deuda de almas. Explicó que en el pasado, ciertos personajes habían solicitado favores que no implicaban dinero, sino la entrega de almas inocentes a cambio de poder o deseos cumplidos.
Eliz sintió un escalofrío recorrer su espalda al comprender la gravedad de la situación. El espectro le confesó que, debido a esta deuda impaga, ahora se desataban fuerzas oscuras que amenazaban con pagar la deuda con algo que el amaba.
Decidida a proteger a su hija, Eliz la envió a internados lejos de la casa. Aunque era lo mejor para su seguridad, el corazón de la madre se llenaba de melancolía al separarse de su amada hija, cuya risa y luz habían sido su consuelo en la oscuridad.
ESTÁS LEYENDO
El Legado de Ravenwood: Tras las Huellas del Misterio
RomanceEn las sombrías profundidades de la mansión abandonada de Ravenwood, los susurros del escritor muerto, Edgar Blackwood, aún resonaban entre las paredes cubiertas de polvo y misterio. Su pluma había trazado historias tan oscuras y retorcidas que incl...