┊♯ I⭒ ¡Carne Sofrita!

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   Aquel cuarteto de tortugas corría por las calles alocadamente en una, por palabras de Donatello, patética persecución

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Aquel cuarteto de tortugas corría por las calles alocadamente en una, por palabras de Donatello, patética persecución.

-¡Corre Mikey, no te quedes atrás!

-¡No puedo Rapha, ya me cansé!

El mayor al ver que el menor de sus hermanos perdía aún más velocidad, quedándose inevitablemente más atrás, frenó abruptamente, dio media vuelta y corrió en dirección contraria. Ganando impulso y preparando sus puños para saltar a golpear la cara de Carne Sofrita con tal de defender a su hermano.

-¡Chicos, vayan por las armas! ¡Les ganaré tiempo! -Gritó Raphael a la par de daba un gran salto.

Hoy, la ciudad que nunca dormía, lo hacía en medio del pleito que comenzaba a darse lugar entre las calles. Los gemelos de morado y azul acataron la orden y apresuraron el paso para poder llegar al tanque donde yacían sus armas.

El grandote de rojo estrelló su puño en el rostro del cerdo logrando derribarlo y empujarlo varios metros hacia atrás. Aquel ex chef desalmado soltó un alarido ante el dolor que punzaba todo su hocico.

-¡Hey, tortuguita! ¿Estás bien? -Raph corrió de inmediato hacia su hermano, sobando sus propios nudillos-. ¿Crees poder hacer un esfuerzo más? Debemos hacer tiempo mientras llegan Donnie y Leo.

Le sonrió al menor al obtener una confirmación de su parte, bien estaba preocupado pues se encontraban desarmados, no tenían sus armas místicas con las que siempre contaban y Carne Sofrita ya se estaba reincorporando, absorbiendo la energía mística de un lepisma que había capturado mucho antes para fortalecerse.

. . .

Aquella noche, las tortugas habían planeado una salida a un parque de atracciones junto a April, el lugar iba a estar lleno de puestos con juegos donde podrían ganar premios o juguetes, además podrían montarse a diferentes atracciones llenas de adrenalina. Solo estaban siendo adolescentes normales disfrutando de una salida casual.

No fue hasta que en medio de una multitud se dispersaron, perdieron de la vista a April y a Mikey. entre las multitudes de voces escucharon al de naranja quejarse y discutir. Cuando los tres hermanos restantes lograron divisarlo se encontraron con un alarmante escenario.

Allí frente a ellos estaba de vuelta Carne Sofrita intentando llevarse consigo a Mikey para preparar una de sus tantas recetas curiosas.

-¿¡Carne Sofrita!? -exclamó Leo-. ¡Oh no, no, no! ¡No te vas a salir con la tuya! -Enseguida hizo el gesto de desenfundar su odachi, pero al ver sus manos vacías entró en pánico.

Recordó el hecho de que habían dejado sus armas en el tanque para evitar verse tan llamativos o causar curiosidad entre la gente que habría, ¡pero el tanque había quedado a varias cuadras! Mikey se retorcía ante el agarre firme del Mutante en su muñeca, en un repentino movimiento mordió con fuerza el brazo del cerdo. Exitoso, llegó a parar a los brazos de Leo, quien le había atrapado en el aire en el momento en que Carne Sofrita lo mandó a volar.

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