Capítulo 15. Primer y único amor

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Vas a una tienda cerca de la zona, y te sientas en el piso a llorar junto con tu perro.

—¿Por qué? ¿Por qué me tiene que pasar todo esto? Pero yo tengo la culpa por imbécil.

Rocky se acurruca en tus brazos.

—No mereces tener esta vida. Si tan solo pudiera hacer algo al respecto.

Rocky te mira, y ves que sus ojos solo denotan inocencia pura.

—Te prometo que saldremos de este infierno. Y nos iremos a un mejor lugar para tener una mejor vida para ambos.

Llegas a tu casa siendo de noche, y no ves a tu mamá en la sala.

—¿Y ahora? No me digas que se fue.

La buscas por todos lados, hasta que logras encontrarla en la cocina.

Al asomarte, la ves en pleno acto sexual con un desconocido.

—Jaja, sigue. Hazme tuya.

Te quedas traumado por lo que estás viendo.

—Yo mejor me voy de aquí.

Te vas a tu habitación junto con Rocky.

Llegas a tu habitación, y te acuestas en tu cama mientras las lágrimas brotan de tus ojos.

Rocky suelta un pequeño chillido y lo abrazas.

—Lo sabía. Siempre supe que esa mujer no era de confiar. Nunca le importé, nunca se interesó en lo más mínimo. Pero no hice caso a mi intuición y te arrastré a esto. Soy un asco de ser humano.

Te quedas dormido abrazando a tu perro.

****************

Al día siguiente en la escuela, decides ir a encarar a Sarah por lo que pasó esa noche.

—¡Sarah!

—¡Seth! ¿Y ahora qué tienes?

—Deja de hacerte la mosquita muerta. Tenías novio y aun así se te ocurrió meterte conmigo. ¿Cómo te atreviste a hacer algo así?

—¿Y? ¿Qué tiene? Yo puedo meterme con quién se me dé la regalada gana.—Responde ella con absoluta tranquilidad.

—Y encima te aprovechaste de mí.

Sarah se echa a reír.

—Jajaja. ¿Yo? ¿Aprovecharme de ti? No digas estupideces.

—Pues sí, me drogaste a propósito para acostarte conmigo.

—Jajaja. ¿Ahora resulta que te violé? ¡Qué ridículo! Jajaja.—Dice en tono burlón.—Si lo disfrutaste mucho. ¿Cómo podrías decir que abusé de ti? Jajaja.

—¡HMPH! En serio eres una maldita loca.

Sarah deja de reírse y te da una cachetada.

—No vuelvas a llamarme loca, imbécil. ¿Entendiste?

La miras con cólera y rabia.

Sarah se acerca lentamente hacia ti, y se pone firme.

—Yo... consigo lo que quiero. Y esa noche, quise acostarme contigo. Así que mejor, no me subestimes.

—Claro. También conseguiste que tu noviecito me amenazara.

—¿Y? ¿Acaso eso es problema mío?

—¡HMPH!—Te amargas.

—Lo que te haga él me tiene sin cuidado. Yo ya conseguí lo que quería.

Sarah se retira, pero después regresa para darte un último mensaje.

Mi eterno rivalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora