Final (11)

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Allí estaba corriendo hacia la finca mariposa con la única esperanza de que su esposa siga con vida.

Había sido encontrada sin los dos brazos junto a su mejor amigo, Iguro Obanai.

Ambos tirados entre los escombros más lejanos.

Kanzaburo le había informado de todas las muertes, pero no espero escuchar el nombre de su amada.

Podía correr a una velocidad increíble, en poco tiempo, estuvo ahí.

-Mitsuri!-entro gritando el nombre de la mujer

-Pilar del agua?-Dijeron las tres niñas

-Yo... ¿Donde esta Mitsuri?

Las trillizas se quedaron mudas, sabían la relación de los dos pilares.

-Nosotros no sabemos de ella, puede preguntarle a Aoi-san!-Dijeron al mismo tiempo

-Claro... Gracias.

Comenzó a buscar a Aoi por toda la finca, hasta entrar a una habitación, fue que vio algo horrible.

Ahí yacían todos los cuerpos de los pilares fallecidos, hasta el del patrón, todos en perfectas condiciones.

Seguramente fueron preparados para su entierro.

Y ahí la pudo ver, su esposa en una de las tantas camillas.

Con uno de sus kimonos favoritos, maquillada y con sus tres trenzas habituales.

Se sentó a su lado y acaricio sus cabellos por última vez, tocó su rostro el cual estaba realmente frío y sin ningún rubor natural a como solía tener antes.

Se permitió soltar algunas lágrimas, pero no podía llorar ahora.

-Giyuu-sama, necesito que antes de las siete de la tarde este fuera de la habitación-paro un segundo-lo lamento.-dijo mientras cerraba la puerta.

-Gracias, Aoi...

(Skip)

En la mañana sería el funeral de su difunta esposa, no quería ir pero tenía que hacerlo, ahí estaría toda su familia y quería servir de apoyo.

Preparaba su atuendo, completamente de negro a excepción de un accesorio rosa en el cabello, uno que le había regalado a Mitsuri en su luna de miel.

Cuando llego estaba toda la familia de la chica, algunos conocidos y los otros dos pilares sobrevivientes.

Pudo ver a Sanemi hablar con Uzui, no se acercó, quería ir a ver a su esposa primero.

-Mitsuri, lo lamento, llegue algo tarde.

Le hubiera gustado decirle cuánto la amaba antes de partir.

-Traje Sakura mochis, podemos compartirlos por última vez?-dijo con una sonrisa mientras los sacaba de su empaque.

Era una mañana muy soleada, pero no hacía calor, una fría brisa con un sol radiante era una combinación perfecta.

Mientras comía los dulces, soltó algunas lágrimas sueltas, pero sabía bien que a su esposa no le gustaba verlo triste.

Los mochis eran los dulces favoritos de su esposa, le pedía comerlos cada que podían.

Solo por ella aprendió a hacerlos, siendo lo que mejor cocinaba por tanta práctica.

Solían comerlos en la entrada de la finca que compartían, amaban comer junto al pequeño estanque que tenían en la finca del agua, siendo el hogar de ambos.

-Recuerdas todas las veces que me cocinabas salmón con daikon? Mí corazón se sentía tan cálido contigo, ojalá hubiera durado tan solo un poco más. Pero no se dio así, ¿No?-Dijo con una suave risa al final

Eres.. ¿Tu?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora