Capítulo 4

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Aiko había llegado hecha furia a su casa, la novia de Masaru casi la trataba de arrastrada, o así se lo tomó ella. No se quedaría a observar, si era necesario hacer que terminen, lo haría. 

Aiko tenía un plan, un plan que no aseguraba una victoria ni buenos efectos pero de una u otra manera Masaru se iba a quedar con ella. Entonces, la castaña de largas pestañas se dispuso a detallar un plan con un total de 8 pasos y el primero sería conseguir novio. Este sería fundamental para los siguientes pasos. Pero también debía hacer que Masaru se fijara en ella, así que mañana iría al café y esperaría por el.

En una hoja escribió, en orden, como terminar esa relación paso por paso.

"Pasos para terminar la horrible, asquerosa, repugnante, falsa, forzada y estúpida relación de Masaru y la imbécil que lo controla:

Paso 1: Conseguir novio sea como sea.

Paso 2: Disimular una relación estable.

Paso 3: Ganarme la confianza de la novia, al ver que tengo pareja, pensará que no me interesa Masaru.

Paso 4: Manipularla para que destruya emocionalmente a Masaru.

Paso 5: Cuando Masaru se encuentre inestable emocionalmente, ir con él y ponerlo en contra de su novia.

Paso 6: Cuando los dos se lleven mal y tener la completa confianza de la novia, decirle que termine con Masaru, si se rehusa, inventar un engaño que termine esa relación.

Paso 7: Consolar a Masaru, así piense que yo soy mejor para él.

Paso 8: Volvernos novios y no separarnos nunca."

Luego de escribir cada paso, satisfecha, se fue a dormir, decidió que desde mañana comenzaría la primera parte de su plan.

La alarma sonó a las 8:00 a.m, las clases de Aiko comienzan a las 10:00 a.m.; sí, iría a la universidad por esta vez, así que se arregló, desayunó y partió al resinto educacional. Cuando llegó a su destino, comenzó a buscar chicos que le servirían para su plan, lo cual era complicado, ya que Aiko tenía una mala reputación en las relaciónes amorosas.

En el primer receso, buscó chicos que estén solos, ellos eran más fáciles de engañar. No tardó mucho en encontrar su objetivo, así que se dirigió a un jovén solitario sentado en una mesa alejada de los demás estudiantes. Al chico parecía no importarle su soledad, lo que para Aiko le pareció muy peculiar.—Hola, ¿puedo sentarme aquí?—preguntó la castaña hacia el joven solitario de cabello negro y ojos oscuros, el cual le respondió.—Sí... Adelante.—cuando escuchó estas palabras, Aiko se sentó y lo observó, el chico se percató de esto y no tardó en preguntar.—¿Te sucede algo?—la castaña suspiro, supuso que no sería fácil engañarlo después de todo, pero lo intentaría.—Nada, es solo que no traje comida y no quería quedarme sola en los recesos nuevamente..—respondió Aiko. Al jovén le llamó la atención su respuesta, no lograba entender el porqué nadie quería juntarse con ella.—¿Sola nuevamente? No puedo entenderlo, ¿cómo alguien como tu estaría sola?, eres bonita, alta, puedo deducir que también eres agradable..—cuando el pelinegro mencionó esas palabras, ha Aiko se le ocurrió inventar una pequeña historia.—Es algo muy simple, yo tenía un novio en esta misma universidad pero cuamdo terminé con él, comenzó a inventar rumores falsos mios, de un día para otro me enteré que la gente pensaba que yo era una infiel, manipuladora, obsesionada y acosadora.. No entiendo a la gente que le gusta destruir vidas ajenas..—terminó de decir la castaña entre sollozos, el joven al escuchar todo lo que Aiko dijo hizo una pausa para responderle, al parecer las palabras y actuación de la castaña habían surgido efecto en él. Aiko se sintió orgullosa de si misma, tal vez dejaría su carrera de psicología forense y se volvería actriz de cine.

Luego de una breve charla entre los dos compañeros, el pelinegro le preguntó su nombre a Aiko y esta hizo lo mismo. Sonó el timbre que anunciaba el final del receso, así que se dirigieron a sus respectivas clases. En clases, Aiko comenzó a idear una estrategia para que ella y el chico de antes comenzaran a salir lo antes posible, pero al parecer sería complicado apresurar las cosas. 

Terminó la clase, la cual Aiko no prestó atención en lo absoluto, al salir de su salón vió que un chico la estaba esperando, sí, era aquel joven de pelo negro y ojos oscuros que Aiko había tomado como objetivo para su plan.—¡Aoto!, no pensé que estarías aquí. ¿Vamos a caminar?—el chico aceptó y comenzaron su recorrido mientras hablaban de cosas sin importancia.

Pasó el tiempo y Aiko olvidó por completo que debía ir al café con Masaru, algo que jamás pensó que pasaría. Terminó la jornada universitaria y Aoto le preguntó a Aiko si se iban juntos en el transporte público y esta aceptó encantada, al parecer todo iba bien, todo saldría bien al final del plan.







Aoto y Aiko se encontraban ahora en el autobus, hablando tranquilamente cuando solo por unos segundos Aiko decidió mirar por la ventana y lo vió, vió al chico por el que daría su vida saliendo del café, con una mirada triste. Aiko se levantó de su asiento rápidamente, se bajó del autobus pero cuando buscó a Masaru, ya se había ido.

Aiko decidió volver a su casa sin despedirse de Aoto, subió a su cuarto y cerró su puerta. Agarró un cuadro y lo lanzó, lo miró detenidamente, en un ataque de frustración acompañado de un grito comenzó a tirar todas las cosas de su habitación y cuando abrió los ojos se dió cuenta que tal vez su madre tenía razón, ella tenía un serio problema.

"Sin parejas, no hay felicidad"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora