siempre había sido alguien excepcionalmente curioso, sus características físicas y dotada mente lo volvían en cierta persona que quisieran conocer más allá de lo superficial, pero aún así, él se mantenía en su burbuja cómo si no quisiera que lo conozcan. A sus 15 años debutó como estudiante, sacando uno de los mejores promedios. ¿Quién diría que su propia hermana podría arruinarle toda su carrera en pocos minutos? Nadie.
Una noche a las 7 p.m, su hermana cegada de la envidia, se dirigió hacía la habitación del chico, dichosa habitación que era más grande que la suya, apretó la mandíbula de tan solo recordar ese favoritismo tan descarado. Sus pasos eran silenciosos, abrió la puerta y saco la navaja de su padre, esa navaja que estaba oxidada, la llevo hacía la cara del chico, para que en un movimiento rápido, se escuchara el escalofriante grito de , no solo su rostro había sido víctima de Hanna, su hermana. Si no, también su cuello y parte de tu torso, causándole una hemorragia en el cuello, ya que se centro más presión y velocidad allí.
De ahí, no recuerda nada más. Su futuro brillante fue atacado y desmenusado en esa noche, y ahora solo quedaba la compañía de el mismo y sus lugares “seguros”, sufrió un grave trauma por la imperfección en su rostro, sintiendo que ya no merecía todo lo que había logrado, se sentía vacio y enojado con todos, a excepción de el Doctor. Miller, su único “amigo” en esos cortos y tortuosos 4 años, había tenido un diagnóstico algo. . . Normal y preocupante.
-Conducta suicidia
-Depresión
-¿Conducta caníbal?─ Por favor, doctor. . . No me deje en la cámara, no me deje allí. ─ Rogó el chico de apenas 17 años en esa habitación oscura, había tenido un colapso minutos antes, y al estar inestable la única solución en ese tiempo era el aislamiento. El Doctor. Miller lo veía sin sentimiento alguno, para el señor de 37 años esto era un simple aislamiento de todos los días, cómo si no signficara nada para él, y si, era así. había confundido la amabilidad de el doctor con una amistad, y el doctor lo sabía.
─ Es por tu bien, creeme , hago esto para que no sufras más. ─ Mentiroso. sabía por si solo que Miller mentía, su corazón se sentía destruido al saber que su “amigo” le estaba mintiendo, recordaba cada momento que el doctor le saco una sonrisa en sus sesiones o simples momentos que estaban ellos dos juntos. Los 3 minutos más largos de su estadía allí pasaron rápido y veía con lágrimas en los ojos la manera en que lo veía el doctor mientras lo encerraba allí, estaba solo, otra vez.
desperto agitado, miraba a su alrededor rápidamente y a los segundos cayo en cuenta donde estaba, estaba en su recamara, la que le habían asignado al llegar a Kortac. Su respiración era tan rápida que ante los segundos tratando de mantener la calma, sintió como sus pulmones se contraian y de ahí cayo desmayado en su cama. La falta de oxigeno y su exhalación veloz lo habían envolvido tan brusco que finalmente se rindió.
Sus ojos se abrieron lentamente ante la incomoda sensación del sol, aquello lo hizo saltar rápidamente y enderezarse para iniciar su día atrasado. Fue directo al baño que tenía en su habitación para lavarse la cara, ya que no le quedaba tiempo para bañarse. Salió de el lugar y se dirigió al pequeño armario que tenía, colocandose su uniforme y calcetines, para divagar entre la habitación en busca de sus botas, encontrandolos. Fueron pocos los minutos que le dio a cambiarse de ropa que por poco y olvidaba su mascara, colocandosela en su camino al area de entrenamientos.
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Starry Eyes | König
RandomSe sentía agobiado y asqueado de en quien se había convertido, en saber que esa sutil y voraz marca quedaría impregnada en él, en su cuerpo. Huyendo de su pasado, del manicomio, encontró refugio en la milicia, entrando a fuerzas especiales y ganando...