La mañana siguiente, estabas en el campo de entrenamiento esperando a tu recluta, Anna. Veías de reojo a tus compañeros y estos conversaban entre sí mismos, esos dos parecían chicle, siempre se les veía juntos sin importar que, en cada misión supuestamente iban juntos por su especialidad, no divagabas tanto y solo asentías ante esa información, no eran quienes para decirtelo, tu mismo podías averiguarlo.
A los pocos minutos llego la recluta, justo a tiempo para que este con los demás reclutas y soldados, así podría interactuar más con otras personas que no sea su propio instructor.
Esta vez tu no ibas a dar el entrenamiento completo, cambios de turno se habían visto con anterioridad con la justificación de un error en el sistema, ahora te tocaba la puntería, Krueger la teoría y Nikto la practica, sus especialidades asignadas correctamente.
Krueger noto la presencia del recluta y finalmente se fue a su posición, estando en frente de todos ellos. Algunos decían que la mirada de Krueger podría ver hasta sus entrañas, lo raro era que, nadie podía sus ojos por aquella mascara que tenía.
Hasta ese momento, apenas percatabas que tu único circulo social estaba plagado de rumores e incluso, chismes.
Algo irónico, porqué ellos apenas y hablaban con otras personas que no sean el contrario o tú, pero más su contrario. Krueger comenzo a explicar todo lo que se debía de hacer hoy e incluso, como tener un arma de la forma correcta, Nikto y tu quisieron reír por como trataba a los reclutas y soldados.
Era como si Krueger los viera como niños de kinder que debía explicarles hasta como respirar.
Los minutos pasaban y Krueger no paraba de hablar sobre todo lo del día, ya por poco y decía la planeación de mañana el austriaco. Finalmente tus escasas plegarias fueron cumplidas y siguió el turno de Nikto, el ruso era más breve y directo en su explicación.
Este solamente necesito 5 minutos para que luego, mandara a todos los presentes a practicar, observando que no hubiera algún accidente u problema.
Krueger y tu estaban hablando sobre cosas bastantes extrañas. Como el parecido de su mascara con una servilleta o cuando Nikto rompió la taza del baño, cosas bastante peculiares por así decirlo.
─ ¿Si supiste que el coronel esta envuelto con tu recluta? ─ Aquella pregunta te saco de onda, ¿tu recluta y coronel tenían algo? Eso si que era raro.
─ No es de mi interés, aparte, pobre de ella. Tendrá que soportar un mounstro. ─ Krueger estalló en risas por ese comentario tuyo que estaba en un buen sentido pero, al parecer él lo entendió en otro. ─ Vaya ___, no pensé que llegarás a decir esas cosas. ─
Negabas con la cabeza algo inquieto por eso, no querías que tu amigo piense así de ti, tú no eras así. Según tú.
─ ¡Teniente! ─ Grito Anna, en busca de tu atención, cosa que si obtuvo al momento en que te llamo.
La miraste y te paraste de la esquina en la que estabas, viendo como ella te hacia una seña para que te acercaras. Caminaste rumbo a ella para terminar frente suyo.
─ ¿Qué sucede, recluta? ─ Preguntaste con tono serio. ─ Perdone interrumpirlo pero, no logro hacer bien el ejercicio y el teniente no ha querido venir... ─ Encorvaste una ceja ante esa confesión, nunca habías escuchado que tu recluta llame a tu compañero, y no era tu turno como para robarselo a otro.
─ Ah, ahora lo resuelvo. ─ Volteaste a ver a Nikto, el cual estaba supervisando cada área en la que estaban los demás reclutas, que extraño. ¿Será que Nikto no había pasado por la área de ella aún? El ruso se sintió observado y dejo de supervisarlos para buscar la fuente de esa sensación, volteo a sus lados hasta que te vio, se movio rumbo a tu dirección y llego a los pocos segundos.
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Starry Eyes | König
DiversosSe sentía agobiado y asqueado de en quien se había convertido, en saber que esa sutil y voraz marca quedaría impregnada en él, en su cuerpo. Huyendo de su pasado, del manicomio, encontró refugio en la milicia, entrando a fuerzas especiales y ganando...