"Mi alma se corrompe en el abismo de la desesperanza, mientras veo como alguien sufre por algo que no fue su culpa"
Mañana placentera que cae sobre mi cuerpo, los rayos del sol iluminan la habitación, anunciando la llegada del amanecer y con este, un nuevo día; abro con pesadez mis ojos, desvelando la habitación del hotel con una tenue luz proveniente de la ventana.
Mi cuerpo intenta levantarse de la comodidad de la cama, pero unos brazos impiden mi salida, abrazando con una sutil fuerza, la joven que duerme a mi lado no parece mostrar algún tipo de interés en soltarme, volteo mi cuerpo levemente y nuestras caras se ponen frente a frente, a pesar de no ser la primera vez que veo a una chica así de cerca, curiosamente es la primera en la que lo hago sin estar en una relación con la chica.
Viendo un poco del rostro de la joven, entiendo porque suele llamar la atención en la calle, no es por nada, pero tiene un rostro muy bonito, hasta me atrevo a decir que hipnotizante, a pesar de estar dormida, incluso en ese estado ella es bastante tierna.
Sin embargo, me quedé viendo por demasiado tiempo, ella abre sus ojos y lo primero que logra divisar es el rostro del chico con el que durmió.
Ruka: ¡AHHHHHH!
Tú: ¡Cálmate!
Ruka: ¡¿Por qué estabas tan cerca de mí?! ¡Pervertido!
Tú: ¡Tu fuiste la que me estaba abrazando!
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Ruka: ¡Mentiroso! ¡Para empezar un chico y una chica no pueden dormir juntos si no son pareja!
Por las anécdotas de Kasuya, no creo que sea lo más apropiado que ella reclame ese tipo de cosas.
Tú: Cálmate Ruka, solo intentaba levantarme, además que tú fuiste la que propuso que durmiéramos juntos.
Ruka: ¿Eh?
La cara de Ruka pasa de estar sobresaltada a una expresión roja, llena de confusión, casi como si lo que estuviera diciendo fuera algo que inventé.
Ruka: ¿Enserio yo te propuse dormir juntos?
Tú: Por supuesto, ¿no lo recuerdas?
Luego de este malentendido mañanero, cada uno toma sus prendas, las cuales luego de una noche estaban secas, aunque sucias debido a la lluvia, pero por el momento debíamos ponernos estas prendas para llegar a nuestras respectivas casas, pues estoy seguro de que ninguno de los dos estaría dispuesto a salir a la calle sin ropa.
Luego de unos minutos de alistar nuestras cosas, nos encontrábamos ya fuera del hotel, por todo lo que pasó ayer me ofrecí a llevar a Ruka devuelta a su hogar, propuesta que ella rechazó algo exaltada.
