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4:50 am

Como de costumbre, el sonido de la alarma se hizo presente para que el peli castaño se dispusiera a realizar su rutina común.

Frotó sus ojos con suavidad y se estiró para quitar toda pereza de su cuerpo.

Cambió su cómoda pijama por una bata para baño y fue a tomar una ducha.

Demoró aproximadamente media hora mientras elegía el olor de champú que usaría junto con el jabón de fresas o vainilla, que fue el que demoró más en elegir.

Usualmente, siempre se despertaba más temprano, pues era bastante paciencioso y había una razón por la que hacía aquello.

La verdadera razón por la que Noeul se levantaba tan temprano era simple y se podía definir con una sola palabra.

"Arreglarse"

¿Arreglarse? - Exacto, arreglarse, le encantaba arreglarse, no solo para verse bien o para que lo volteen a mirar, no le importaba en lo absoluto quien lo miraba, él se arreglaba para Boss.

Aquel pelinegro era su único amor, lleva dos años con aquel sentir que nadie ha podido quitar desde entonces.

Noeul lo veía como el chico perfecto, pues físicamente era bastante atractivo, su cabello negro, bien cuidado, sus facciones realmente masculinas y un cuerpo del infarto.

Aunque sus actitudes no tenían nada que ver con su lindo físico, lo amaba, pero amarlo tanto también le trajo problemas.

Los compañeros de su salón siempre se burlan de él por este tema, pues siempre decían que Boss nunca le haría caso e incluso tenía apodos.

"El arrastrado, el fácil, el rogón"

Eran muchos más, pero esos eran los más comunes que le decían.

En un comienzo le importaba muy poco lo que decían, pero las cosas se empezaron a tornar fatal.

Sacó aquellos pensamientos de su cabeza y empezó a elegir sus prendas observando que tenía el tiempo exacto para llegar a la universidad.

Sacó aquellos pensamientos de su cabeza y empezó a elegir sus prendas observando que tenía el tiempo exacto para llegar a la universidad

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— Carajo, llegaré tarde -se colocó sus zapatillas de manera veloz, se miró una última vez al espejo y se fue.

El pelinegro se había despertado con el tiempo justo para hacer todo sin ningún tipo de paciencia, aunque le daba igual.

Todo el camino se mantuvo tranquilo, pues estaba escuchando música y de alguna u otra manera la brisa estaba agradable.

Su tranquilidad se esfumó cuando vio al de cabellera castaña en la puerta de la universidad, esperándolo como de costumbre.

Algo se removió en su interior, un gran nerviosismo, como todos los días invadió su cuerpo.

Algo que intentó cubrir con el sentir del asco e ignoró todo lo demás de su extraño sentir.

Nunca digas Nunca ‐BossnoeulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora