Acendrado - Oneshots rebornplay

Efímero

Aquello que dura por un período muy corto de tiempo 

Raúl estaba sentado en su sofá, Bosnia, su linda gata, estaba acostada en su regazo. Veía con algo de aburrimiento su celular, estaba específicamente en Twitter, desde su cuenta fan, obviamente. Hasta donde sabía, no había acontecido algo importante hoy, fue un día de trabajo normal. 

"Alguien tiene el clip donde Reborn..." 

Auron no terminó de leer el tweet que se cruzó de golpe con su vista.

El nombre de Reborn aún le causaba cierta incomodidad en su estómago, casi sintiendo inmensas ganas de vomitar. Recordaba cómo desde hace 6 meses no hablaba con él, y cómo sentía que había sido un tiempo absurdamente largo. Los primeros tres meses habían sido relativamente fáciles para alejarse, no paraba de pensar con rabia los sucesos que llevaron a su separación como amigos. Pero en el cuarto mes, su ánimo decayó. No era el mismo, todo lo estresaba y lo hacía querer encerrarse en una burbuja y no salir nunca más.

Empezó a necesitar la presencia de Reborn. De alguna forma u otra, lograba calmar cualquier emoción negativa. Reborn siempre fue su respiro en la tormenta. La simple mención de su nombre ahora desencadenaba una marea de emociones en Raúl. Desde la nostalgia hasta el arrepentimiento. 

Se preguntaba si Reborn aún pensaba en él, si se sentía tan distante como se sentía él. La idea de retomar el contacto le asustaba y emocionaba al mismo tiempo. Se preguntaba si sería capaz de resistirse si Reborn decidiera ponerse en contacto.

Auron sintió un nudo en la garganta, un apretón doloroso en el pecho que anunciaba la llegada de un ataque de ansiedad. Sabía que no merecía que Reborn volviera a su vida. Había sido cruel con él, despiadado incluso. Recordaba claramente las palabras que habían salido de su boca en aquel fatídico día: "No vale la pena". 

¡Era una mentira! Reborn era el ser más perfecto de este asqueroso mundo. Era un amigo leal, comprensivo, siempre dispuesto a escuchar y a estar ahí cuando más lo necesitaba.

Pero él, imbécil, había dejado que la ira y el resentimiento nublaran su juicio. Había herido a alguien que realmente le importaba, y ahora, el peso de su propio remordimiento le aplastaba el alma. ¿Cómo había podido ser tan ciego, tan estúpido? Se odiaba a sí mismo por ello.

Reborn siempre había estado ahí para él, en los momentos buenos y en los malos. Y ahora, se había encargado de destrozar esa amistad, de poner fin a algo tan valioso y precioso.

Las lágrimas comenzaron a emerger de sus ojos, traicioneras y ardientes. Se sentía como un naufragio en medio de un mar de remordimientos y arrepentimientos. ¿Cómo podría enfrentarse a Reborn después de lo que había hecho? ¿Cómo podría pedirle perdón, sabiendo que había destrozado algo tan importante para ambos? El miedo a ser rechazado, a ser abandonado definitivamente, se apoderaba de él, convirtiéndolo en una marioneta de sus propias inseguridades.

Pero a pesar de todo, en lo más profundo de su corazón, Auron sabía que necesitaba a Reborn. Necesitaba su amistad, su apoyo, su amor incondicional. Porque sin él, se sentía vacío, incompleto. Y aunque fuera difícil, aunque fuera doloroso, estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para recuperar lo que había perdido.