Intrépida 《Merlín y tú》

7. División.

Pov ____________:

—Hansel —replicó Gretel fastidiada—, ya te dije que Hood nos dió su cama para que descansemos —espetó.

—¡Pero es cómoda!, soporté mucho tiempo piedrificado.

—Los tres lo hicimos —habló Ryder con tono serio, poniendo orden—. No causemos problemas sino dormiremos en el establo con nuestros compañeros.

—Hood nos ama, no lo permitiría —renegó Gretel.

—También los ama a ellos, no duden que a todos nos mande al establo —espetó Ryder entre dientes. Irritado de tanta objeción.

Clásico de los hermanos. Ya los extrañaba.

—Oigan, ¿pueden dejar de hablar? —pidió Hans con amabilidad.

—Sí, lo sentimos —se disculpó Ryder.

—Shhh.

Negué burlona, me aparte de la puerta, choque con alguien y en ese instante cerré la boca antes de gritar.

Sus ojos azules miraron los míos, divertido.

—Lamento mucho que...

—No te preocupes —susurró con calma—, ellos necesitan descansar, yo soy un guardián, necesito descanso pero puedo aguantar mucho tiempo despierto.

—Gracias, ¿harás guardia? —inquirí con gracia.

—Como cada inicio nocturno —afirmó.

Frost y yo caminamos por la sala, estaba todo oscuro debido a que todos descansaban.

—¿Puedo acompañarte? —agregué con una sonrisa.

El peli-blanco sonrió y asintió. Ambos salimos del hogar de los intrépidos, subimos la colina que estaba a espalda del hogar, nos sentamos en lo alto, apreciando la oscuridad de la Isla.

—Trato de comprender el significado que hay entre ustedes —habló de repente, interrumpiendo el silencio—. Están conectados pero...

—No estamos destinados —interrumpí al comprender su punto—; hace tiempo los siete recibieron una maldición, una princesa hada los hechizó convirtiéndolos en enanos verdes y espantosos —reímos—, ellos debían encontrar su beso de amor verdadero.

Abracé mis piernas, mirando la calma de la noche mientras mi cabello rubio se ondeaba suavemente debido a la brisa.

—Blanca Nieves es su amor verdadero, ella lo salvó con un romántico beso —Frost me miro atento—, supongo que en tu mundo, existe eso.

—Sí, bueno, en los libros —aclaró con voz baja—. El hechizo se rompe con el acto de amor más grande, un beso.

Afirme sin decir nada y exhalé suavemente.

—Supongo que eso responde, ¿no?

—Pero si ellos...

—Ya sea en diez años más o no. Ambos deberán estar juntos —deje de mirar al horizonte para ver al cielo—. Yo no soy una princesa, mi padre es un ladrón, no tengo destino alguno con nadie, estoy segura de que mi cuento es permanecer sola al igual que mi padre. Ambos somos mejores en solitario que atados.

Evadí el sentimiento, mire a Frost; me miraba con ternura, como si con esa mirada pudiese sanar la herida de mi corazón.  Dejo su bastón sobre el pasto y abrió sus brazos.

Inevitablemente mis ojos se empañaron, me lancé a él, abrazándolo con fuerza. Refugiándome en él tanto como necesitaba hacerlo. Jack Frost logró convertir su frío natural en calor. Solo por mi.