01.- Primer Encuentro: Theo.

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Theo corrió por el callejón, estaba asustado, realmente asustado. No sabía lo que significaba el sueño que había tenido, pero de ninguna manera era algo bueno.


Podía sentir como si la muerte le respirará en la oreja y su instinto solo lo instó a correr.



Ese instinto le había salvado la vida más de una vez y él no iba a empezar a dudar ahora.




Aunque está vez no había una alerta real, su corazón lo guiaba desbocado. Por esa razón fue demasiado tarde cuando salió a la calle y ese coche lo golpeó, por suerte el conductor no iba demasiado rápido.


 Por esa razón fue demasiado tarde cuando salió a la calle y ese coche lo golpeó, por suerte el conductor no iba demasiado rápido

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¡Oh gran mierda! Pensó Mord con un bufido, el jodido loco había salido de la maldita nada, no pudo frenar a tiempo antes de impactarlo.

Bajó del Mustang, para ver una persona echa bola tirada frente a este, sujetando su pierna y llorando de dolor.




Mord no era un monstruo y el chico era tan pequeño que parecía poco más que un niño.




—¿Estás bien?– vaya pregunta más estúpida… desde luego que no estaba bien. —Yo no… no te vi…

Un jodido médico, tenía que llevarlo a un puto hospital, antes de que se desangrara. Una maldita ambulancia tardaría mil años en llegar allí, así que haciendo más caso a su instinto, tomo al niño en brazos y lo metió al coche.

Salió disparado y por suerte no encontró a ningún policía de tránsito. Llevó al chico hasta dentro de urgencias, la sangre había manchado su ropa… con lo mucho que Mord odiaba la suciedad, pero esta desde luego había sido una causa de fuerzas mayor.




Había podido ver bien al chico y muy contrario a todo lo que él generalmente hacía, se quedó esperando afuera, mientras atendía al niño.




Cómo dijo antes, él no era un monstruo, bueno, tal vez si lo era, pero no con las personas inocentes que se cruzaban en su camino y el bonito muchachito, se había chocado con él.




Además, ni siquiera sabia si el chico tenía seguro médico, iba a pagarle los gastos médicos, ya que era en parte responsable del accidente.




¡Mierda! ¿Cómo había sido tan descuidado?




—¿Disculpe?– una enfermera se acercó. —¿Viene con el niño de la pierna rota?




¿Rota? ¡Demonios!




—Si… si.




—Gracias a Dios… ¿Su?

—Oh… ¿Novio?




Ella sonrió de manera brillante.




—Su novio se niega a qué le escayolen la pierna. ¿Podría hablar con él?




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⏰ Última actualización: May 26, 2024 ⏰

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