Dos

549 88 6
                                    

Dos años después

Sergio

Esta Navidad
Manhattan, Nueva York

Por favor, no me hables ahora mismo. Por favor, no me hables…

Giro la llave en el cerrojo de mi apartamento, esperando que ceda y me salve de una rara conversación con la mujer que vive al lado.

Está obsesionada con las fiestas, e insiste en hacer que todos los de este bloque firmen su “lista de deseos mágicos”. Ella balbucea sobre lo mucho que funciona, pero el año pasado, específicamente pedí un nuevo trabajo con un mejor jefe, una oficina en la planta alta que dé vista a todo Manhattan, y un par de pijamas tan suaves que tendría que aprender a quedarme en cama. En respuesta, recibí una promoción a asesor en jefe de Satanás, muebles nuevos y flores en mi actual oficina, y un conjunto de pijamas de franela que Carlos me envió.

—¿Sergio? —llama—. Sergio Pérez , ¿eres tú?

Mierda. Fuerzo una sonrisa y me doy la vuelta.

—Sí, Señora Cole. Soy yo.

—¡Estás volviéndote más hermoso cada día! —Ajusta su gorro rojo de Santa y camina hacia mí—. Si tu novio viviera en la ciudad, los invitaría a una de nuestras fiestas privadas. Mi esposo tiene un gran enamoramiento contigo, ya sabes.

Asiento. Nunca sé qué decir cuando me dice esto, y estoy bastante seguro de que ella y su esposo son swingers.

—De todos modos, es un día antes de diciembre, así que sabes qué significa. —Saca un sobre rojo con brillantina del bolsillo de su pecho, seguido de un gigante bolígrafo negro—. Es momento de escribir el top de las tres cosas que quieres que Santa te traiga. Asegúrate de sellarlo, así él sabrá que es real.

Tomo el bolígrafo de su mano y escribo:

1) Que mi vecina deje de creer en Santa Claus

2) Un orgasmo con mi novio (Quiero decir, sólo uno)

3) Una temporada festiva que finalmente disfrute.

Lamo el borde y lo sello, y luego se lo entrego.

—Aquí tiene, Señora Cole.

—Gracias. ¡Ten una buena noche!

—Usted también. —Abro la puerta y camino adentro, deteniéndome en seco cuando capto un vistazo del paraíso de invierno en mi sala de estar.

Una línea de árboles navideños blancos de pie en mi ventana, parpadeando en rojo y blanco, un brillante tren de juguete está recorriendo el piso, y una lujosa guirnalda verde está colgada sobre casi toda la superficie.

Seis calcetines están colgando en mi chimenea, y cada uno tiene una sola palabra en brillantina plateada.

Por Favor Ven A Casa Sergio

Me acerco y noto mi libro favorito de niño abierto en mi mesa de café. En el centro de las páginas hay una nota con la escritura característica de mi abuela.

Querido Sergio,

Espero que no te importe que haya contratado a alguien para decorar tu apartamento este año.

(Con tu increíble trabajo, creo que puedes costear una mejor cerradura en tu puerta **carita sonriente**)

Me imaginé que esto es lo más cerca que puedo estar de celebrar las fiestas contigo.

The Office PartyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora