Capitulo 3

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El sol se asomaba por la ventana, la tela rojiza lo hacía resplandecer de manera ligera hacia la cama de Alastor quien poco a poco abría los ojos mirando al techo, le dolía la espada, al principio se mostró confundido pero recordó el pequeño acontecimiento de anoche, vaya que el golpe le había dolido, se mantuvo unos minutos en la cama hasta por fin liberarse de las sábanas y ponerse de pie, fue a darse una ducha con agua caliente, se relajo y lavo todo su cuerpo y su cabello, al salir aplicó cremas y demás cosas que eran ya de rutina matutina, abrió su armario sacando uno de sus peculiares trajes, empezó a ponerse la camisa roja con líneas negras haciendo una especie de cruz por todo el pecho hasta abajo de la cintura y a la altura de las costillas en línea horizontal, luego, se puso su peculiar pajarito que iba en el cuello de la camisa, continuo con los pantalones, finalizando con los zapatos y su saco, se acercó a un cajón de la mesita de noche que tenía a la par de su cama, saco de ahí un perfume y lo puso en su cuello, muñecas y pecho, avanzó hasta la puerta y antes de abrir se quedó parado, sentía que algo hacía falta, tal vez un cambio nuevo, se acercó al espejo que tenía viendo su cabello, lo había descuidado y dejado crecer bastante, miro un rato hasta que fue interrumpido por el toque de la puerta, era Charlie quien le avisaba sobre el desayuno, abrió la puerta encontrándose a la joven quien iba en dirección a la siguiente puerta, la de su padre

-¡Buenos días Alastor! Puedes ir avanzando, luego te alcanzaré junto con mi padre, el desayuno está servido

-Buenos días, Charlie, gracias, los espero allá abajo

El ciervo no tardó en avanzar lo más que pudo, lo que menos quería era ver a Lucifer después de la tremenda dedicación que le dio la noche anterior, bajo hasta el comedor donde estaban todos sentados esperando a los que faltaban para esperar a desayunar, se sentó en la silla, enfrente tenía su plato, carne de ciervo cocinada perfectamente y unos cuantos pedazos de carne del barrio caníbal, le encantaba, como los demás, espero a que Charlie y Lucifer bajaran, pensaba que sería un momento de tranquilidad hasta que escucho como Angel hablo

-Buenos días pequeño ciervo travieso

A decir verdad ese apodo le incómodo, ¿Como se atrevía Angel a llamarlo asi? Un pequeño escalofrío de ascos recorrió su cuerpo, volteo a verlo con su típica sonrisa algo irritada

-¿Como me llamaste?

- Vamos, no te hagas el santo, Al,  ¿ya no recuerdas lo que vi anoche...?

Un golpe bajo, recordó nuevamente esa escena vergonzosa, suspiro y solo asintió, no quería que Angel hablara de más

- Y dime ¿Cojieron después de eso? ¿Te la chupo? ¿Fue al revés? ¿Quien fue quien le dio a quien?

Antes de que Alastor pudiera contestar escucho los pasos bajando las escaleras y dos voces conocidas intercambiando palabras entre si, volteo a ver y efectivamente, estaba Lucifer y Charlie, al sentarse Lucifer miro a Alastor apenas un segundo hasta desviar la mirada algo apenado, se notaba en su lenguaje corporal, Alastor aunque no quería también desvío la mirada, era raro si alguien se daba cuenta que él era el único mirando al soberano del infierno, tenía suerte de que el rey estaba sentado junto a Charlie del otro lado, era un alivio saber que ella era la única que se interponía entre los dos

- Pa...

- ¿Mhjm? Llevandose un pedazo de panqueque a la boca

- Odio decirte esto pero ¿puedes pasarte a este lado..? Dijo señalando al asiento a la par de Alastor. No lo tomes mal, pero Vaggie se sienta donde estas ahora mismo

Melodías del Abismo: [Radioapple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora