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Capítulo 26.

Tenía una expresión arrogante en su rostro, como si nunca hubiera sido rechazado en su vida. Ji-an ni siquiera consideró resistirse ha que la actitud de Jeong Hee-seo era muy firme. La única respuesta que pudo reunir fue sumisión.

"¿No me desagradas?"

"¿De verdad?"

"Sí"

Ji-an asintió vigorosamente. ¿Por qué no le agradaría? Es guapo, estar frente a él mejora su apetito, tiene mucho dinero y no hay motivos para que no le guste.

"Dices que no quieres casarte"

"Ah, el matrimonio no es un asunto tan sencillo , ¿verdad? Las citas y el matrimonio son diferentes, ¿no?"

"¿Quieres tener una cita, entonces?"

"Bueno....no, en realidad no"

Ugh. Casi vomita todo lo que comió. Ji-an estaba desconcertado de ver cómo podía hablar así mientras mantenía la barbilla en alto y lo miraba directamente a los ojos.

"¿Por qué eres tan complicado?"

Ji-an rápidamente volvió a desviar la mirada, evitando la mirada de Hee-seo. Hee-seo tomó un sorbo de té y miró por la ventana, perdido en sus pensamientos. Su perfil, congelado como un cuadro, de repente cobró vida cuando abrió los labios.

"De todas formas, está bien. La decisión sobre tu cuerpo depende de ti. Creo que está bien intentar vivir juntos como prueba y luego decidir"

"No, qué....prueba....¿Qué pasa con la elección de palabras?"

Jeong Hee-seo simplemente se encogió de hombros sin responder. En ese momento, la puerta se abrió y alguien entró para comenzar a retirar los platos. Los platos que habían llenado la mesa fueron retirados rápidamente y los restos de la comida fueron limpiados a fondo.

"Traeré el postre que pediste"

El postre solo se sirvió delante de Ji-an. No ordenó nada. ¿Por qué lo trajeron? Hee-seo rio entre dientes y comenzó a irse sin decir nada, dejando a Ji-an desconcertado.

"¿Puedo elegir el hotel también?"

"..."

"Si tienes un lugar que te gusta, házmelo saber"

Jeong Hee-seo respondió tan pronto como la habitación quedó en silencio. Volvió a llenar la taza de té que acababa de terminar.

"Inténtalo. A mi sobrina le gusta"

Jeong Hee-seo inundó su mente con nociones relacionadas con el hotel antes de sonreír con picardía y sugerir un postre para niños. Era un helado de color amarillo escarlata servido en un pequeño bowl de cristal. En él estaba clavada una cuchara verde con forma de rana.

El sabor ácido de la mandarina llenó la boca de Ji-an y le dio un mordisco. Odiaba admitirlo, pero se adaptaba perfectamente a su gusto.

Después de terminar la comida, el chofer no estaba por ninguna parte. Cuando se sentó en el asiento del pasajero y Hee-seo tomó el volante, quedó claro que estaban camino al hotel. Era la segunda vez que estaban solos en el auto, pero la última vez Ji-an había cerrado los ojos y pretendía dormir, así que era cómodo.

Así, Ji-an finalmente sucumbió a la vergüenza. Renunció a su elección y le pidió que se decidiera por el hotel. Entrar a un motel con un alfa fue demasiado para una persona soltera con 8 años de experiencia de amor no correspondido.

Y en apenas diez minutos, Ji-an se arrepintió de esa decisión.

A lo lejos, vio el logo de JM estampado en el gran edificio. Ji-an volvió a comprobar el nombre que aparecía en el mapa de navegación y apretó los dientes.