05

34 14 7
                                    





Llevaba horas mirando a la casa en la que creció, una intrusa se movía de aquí para allá como si el lugar le perteneciera de toda su vida, Jimin no se divisaba por ninguna parte.

«Al menos la mujer era apetecible» —pensó con descaro e imagino unas cuantas poses en las que la pondría para su placer.

Termino de comer la manzana que había tomado de un árbol y se digno a acercarse, ella justo en ese momento entró al lavadero, aquel lugar donde podía lavar, valga la redundancia, la ropa y tenerla para secarse.

Subió su mirada desde sus pies y se detuvo un momento en su redondo trasero, relamió sus labios y dió unos cuantos pasos.

Sostuvo con fuerza de sus caderas y la pegó a su cuerpo, para su sorpresa, al verlo la chica no se espanto, nada más dio una sonrisa vergonzosa y giro para quedar de frente y en el acto una pequeña daga apoyo en el pellejo del cuello de JiKang.

— Llevas horas espiando, y Jimin salió a pescar desde muy temprano, el no se atrevería a tanto.

— Mi hermano es un santurron, él no sabe que fruta es más sabrosa con solo verla.

— Me agrada más así —aprieto el filo contra la piel logrando que el hombre arrugará su expresión en un segundo de miedo.

— Las fierecillas son mi especialidad —en un movimiento rápido la tomo de ambas muñecas estampando su cuerpo pequeño con el muro de madera— voy a enseñarte quién manda.

— Seguro que ese no eres tú —escucho la voz de su hermano en la puerta— suéltala —ordenó con seriedad, el gemelo sonrió con molestia y lentamente soltó de la mujer que mantenía presa con su agarre —ve adentro, Freya, yo me encargo.

La mujer no perdió tanto tiempo y se escabulló entre los imponentes gemelos que con solo la mirada podrían terminar con sus vidas.

— ¿Por qué viniste?

— El jerarca quiere que te mate.

— ¿Y a mi por qué?

— Ni idea, hermanito —camino a él, Jimin podía ver la mentira salir por sus ojos— sería bueno que te fueras un tiempo, si a él no le agradas es razón suficiente para que desaparezcas de estás tierras, muerto —recalco

— De todas maneras haría un viaje —camino a un rincón y tomó agua para lavarse— Freya necesita que la lleve al norte, está en busca de una runa.

— ¿Te irías de aventuras sin mí? —miro la espalda fortalecida de su hermano, estaba adornada de cicatrices que su padre había hecho para “hacerlos más fuertes”

— No había razón para invitarte, es un viaje arriesgado y puede que no regrese.

— ¿No regresar?... ¿Pensabas abandonar a tu hermano? —se enfureció— ¿Que tiene esa puta que te alejaras de mi? —grito y Jimin se abalanzó sobre él amenazante.

— No hables así de ella, tu no la conoces.

— Hijo de puta, te enamoraste de la zorra.

— Deberías irte,Hyung, si hablas así de ella no eres bienvenido a esta casa.

— ¡También es mi casa!, ¡La bruja te lavo el cerebro, mocos de mierda!, no pienses que te dejaré ir así como así.

— ¿Y quieres que muera por tu mano?, ¿llevarás la contra de Halfdan?

— Iré contigo

— ¿Para qué?

— Por qué no te dejaré en las manos de una mujer —se acercó a él— ¿no lo recuerdas?, ¿No recuerdas nuestros momentos? —susurro

— Cállate, eso era en el pasado, ¡éramos niños por Odin!, dijimos que no volveríamos a nombrar esa situación.

— ¡Prometiste que nadie más tendría tu atención!... Tú me perteneces Jiminie.

El aludido frunció su entrecejo ante el reclamo, ofuscado Tomo nueva ropa seca y camino hasta la salida.

— Eso nunca debió pasar, olvídalo como yo lo hice, ella me encontró y ahí me quedaré… Si quieres venir a este viaje más te vale que no digas nada de ese infortunio, y por ningún motivo insultes a mi mujer, o está vez seré yo quien te lance a la mar a tu suerte —amenazó de manera segura.

JiKang empuño sus manos, ni su madre pudo robarle la atención de su hermano, menos se la dejaría a una simple bruja de cabello blanco




La Runa De Freya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora