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Final



— Te dije que no hicieras nada —grito con molestia Jimin.

— Lo descubrió —se defendió ella

— ¿Qué descubrió? —pregunto con intriga.

— Todo, el libro, las runas, las pruebas, ¿Qué más podía hacer?

— Esperar mis órdenes.

— ¡Jiminah! —reclamó.

— Debíamos esperar hasta llegar a tierra, solo ahí el sacrificio serviría, si se muere ahora no vale de nada este viaje.

— Lo siento, ¿si?

Los gritos se volvían cada vez más cercanos para JiKang, aturdido, perdido y confundido por reconocer la voz de su queridísimo hermano quien le reclamaba a la mujer.

Entonces… ¿Todo este tiempo vio lo que no debía ver?

— Te juro que si el dragón de hielo que me prometiste no despierta te mataré con mis propias manos —advirtió con un tono severo.

— Tienes la marca del dragón, las profecías son ciertas, solo debemos sacrificar a quien te robó la mitad del poder —esta vez era la mujer que hablaba con tranquilidad y casi ternura— él te robó la mitad de tu don, solo uno debe sobrevivir y ese serás tú.

— Eso espero.

— Jiminie —hablo Kang en un quejido, quería reclamarle lo que estaba haciendo, Pero su hermano se acercó a él, y fingió total demencia, por lo que sintió que era mejor no decir nada.

— Hyung, te caiste de la cama y golpeaste con la bajada, Freya te encontró y paró el sangrado.

— Me duele todo el puto cuerpo —ambos sonrieron.

— Descansa, cuidaremos de tí.

Y apenas cerró los ojos nuevamente,Jimin salió del cuarto con la bruja a la siga, Kang lloro en silencio, él sería capaz de cualquier cosa por su hermano, pero nunca hacerle daño.

Le dolía, le quemaba, lo arruinaba pensar que su Mimi estuviera pensando sacrificarlo por algo que quizás no existía. Al menos los últimos días lo trato con tanto amor y cariño que se mintió a si mismo para encontrar consuelo en sus memorias.

Estaba en eso cuando escucho a Freya gritar por tierra, la celebración del par eran gritos y alegrías, y el aviso de una muerte segura para el gemelo no deseado.

Un vikingo no muere así como así, primero debía pelear con toda sus fuerzas.

Tomó el hacha de mano que estaba sobre un escritorio y tambaleándose de aquí para allá llegó a cubierta, la mujer hacia un extraño rezo con las runas desparramadas en su alrededor, y Jimin recogía la tela de la enorme vela para no chocar con las rocas frente a ellos.

Kang se acercó sigiloso a la bruja, y con el hacha cortó su cuello de extremo a extremo, dejando caer el cuerpo inerte de la mujer a sus pies, escupió con desprecio y maldijo las veces que debió poseerla solo para que Jimin se encargará de él, maldijo y profeso que no sería digna de entrar al Valhalla.

La Runa De Freya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora