Huskerdust One Shots

Cicatrices

> Fluff?/Angst?
> Huskerdust

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"Algunas cicatrices se borran con el tiempo, otras se quedan con nosotros por siempre. Pero de alguna u otra manera siempre queda el rastro de la herida."

Ciertamente el Hotel Hazbin nunca fue el lugar más tranquilo del infierno, y mucho menos con sus residentes. Se podrían crear mil y un historias de todo lo que tienen que contar los protagonistas de la historia que tiene el hotel. Pero por hoy nos centraremos en dos de ellos…

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Cuando te vi por primera vez, pensé que solo eras un idiota egocéntrico, siempre con tus coqueteos e intentos de seducción. No tienes ni idea de cuanto me enojaba esa máscara tuya. Cuando te emborrachabas hasta el punto de casi desmayarte, veía a un chico perdido sin saber que hacer, solo buscabas un lugar seguro y la persona que te lo ofreció no resultó ser más que un proxeneta que solo buscaba beneficios para sí mismo.

Me recordabas a mí. Después nos volvimos más cercanos luego de una extraña pero hermosa canción. Todos los días ibas al bar, incluso si no querías tomar nada estabas ahí, hablabamos por horas. Cuando llegabas tarde debo de admitir que me entraban los nervios, extrañaba tú compañía.

Había días donde llegabas herido, siempre sentía una gran frustración por no poder hacer nada. Pero ambos estábamos atados, al menos yo sabía en lo que me metía cuando hice mi trato, tú ni siquiera sabías lo que te esperaba.

Recuerdo que un día llegaste al hotel hasta la madrugada, me había quedado despierto esperándote, no era normal que llegaras tan tarde sin avisarle a la princesa o a su novia a donde ibas. Te vi entrando por la puerta. Estabas llorando. Me acerque a ti con cuidado, como si fueras de cristal. Cuando me vistes intentaste forzar una sonrisa pero cuando viste mi cara solo me abrazaste y lloraste, lloraste demasiado. Ni siquiera cuando estabas tan borracho para confesarme tú verdadero nombre lloraste tanto. Te devolví el abrazo pero soltaste un querido de dolor, me separe un poco de tí y vi que tu ropa tenía sangre. Te lleve al salón y te senté al sofá mientras iba por un botiquín, agradecía que la princesa siempre estuviera lista para cosas así aunque fuera innecesario.

Anthony. Siempre me pareció un lindo nombre.

Cuando te estaba colocando el desinfectante podía notar que temblabas pero no te quejabas, eran heridas profundas, no dijimos nada, solo te limitante a verme mientras curaba tus heridas.

—Gracias… De verdad.

—No digas nada, necesitas guardar fuerzas, estoy casi seguro de que mañana no te podrás ni sentar.

Soltaste una pequeña risa que se convirtió en una carcajada. No entendí de que te rías hasta que analice mis propias palabras y empecé a reír contigo.

—Está bien, está bien. Cai solito.

Tú risa se fue desvaneciendo hasta que volvimos a quedar en un silencio pero esta vez era un silencio cómodo, ya no había tensión en el aire.

A medida que más miraba tú cuerpo podía darme cuenta de las varias cicatrices que tenías debajo de tú pelaje. Talvez puse una cara rara o algo parecido porque me miraste y dijiste.

—¿Son asquerosas verdad?, la mayoría son de clientes que no se saben controlar o de Valentino, las demás probablemente de alguna pelea o cuando me metía alguna droga.

—¿Metias o metes?

Soltaste una risa, fue corta pero aún así tenía un toque de acidez.

—Metía. No me he metido ninguna droga desde hace un poco más de tres meses. Se que es poco pero algo es algo.

Te mire sin creer lo que estabas diciendo, no sabía si las heridas te las hizo un cliente o algo así, pero me sorprendía que lo soportaste estando sobrio.

—Anthony… ¿Lo dices enserio?

Levantaste tú cabeza y me miraste confundido.

—¿Cómo es que tú…

—Responde, Angel.

—Primero fue un cliente y luego Valentino.

—Me refería a si de verdad estás sobrio, pero es bueno saber.

—Lo se…

—¿Quieres que me duerma contigo?

—Talvez…

—Vamos piernitas. Es hora de que descanses.

Ni siquiera sabía cuando se había vuelto una costumbre entre nosotros dormir juntos. Pero era lindo, almenos así sabía que no habrían cicatrices nuevas por parte de ninguno.

Siempre dije que había perdido la habilidad de amar hace años, pero tampoco espere encontrarme a alguien tan jodido como yo.

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"Las heridas duelen, pero cuando encuentras a alguien que las atiende bien pueden ser más fáciles de manejar. No dejan de doler pero cicatrizan mejor."