DOCE MESES SIN TI, PAPÁ (versión corta)

Carta 8

Michigan, Estados Unidos.

Querido papá:

¿Cómo te encuentras? La verdad, tengo tiempo sin escribirte. 

Han pasado varias -por no decir muchas- cosas.

Papá... me enamoré.

¿De quién? Pues, creo que es obvio. De Carlota Rogers. 

¿QUÉ? Sí. Ni yo misma me lo creo.

Y no solo eso, descubrí lo que sentía por ella. La palabra al revés de Roma, es eso. Amor.

Sí, yo sé que TODA la vida pensé en que me gustaban varones, y me viena fijar en la chica que fue de mi mejor amiga, durante una década de mi vida. 

Te preguntarás, ¿cómo es que que te diste cuenta? Y solo te contaré uno de los dos motivos (el otro me lo reservo para mí): Ezequiel.

Efectivamente, él se transformó en mi mejor amigo, papá, a tal punto de tal vez, reemplazar a Carlota.

Lo triste es que, el chico policía igualmente, me ve con otros ojos. Sí, él se enamoró de mí.

Lo que tuvimos fue una conversación y se me declaró. Tuve que... rechazarlo, no de forma literal, pero sí se percató de que, quizá no lo veía de igual, que esta chiquilla inmadura.

Según lo que él me comentó, mis ojos cada vez brillaban, cuando la mencionaba, o le contaba e nuestras añiñadas, pero divertidas aventuras. 

Y como la describía... pfff, ni te digo -o escribo-, papá.

Él lo entendió y lo respetó, pero me dijo que si Carlota no se ponía las pilas y no me valoraba, él no se rendiría en querer conquistarme. Por eso, a pesar de todo, lo admiro demasiado, papá.

Aceptar mis sentimientos hacia Carlota Rogers, no fue nada fácil, y más en circunstancias, como en las que ella y yo estábamos, pero ella mantuvo la promesa de que nuestro amor y vínculo, son indestructibles, y sin importar qué, seguiría intacto, porque es muy poderoso y fuerte; de esas historias de amor que lo tienen todo en contra, y aún así, son milagrosas y posibles. 

Papá, pensarás que estoy loca, pero no. Creo en la magia de las segundas oportunidades, y sé que gracias a eso, ambas podremos estar juntas.

Te quiere, Renée, 

xoxo.