Brillantes Estrellas

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Los brillantes rayos del sol iluminaban a una bella figura, de piel tersa y cabello rubio, la cual estaba semidesnuda, sentada en una gran cama.

Pasando una de sus delicadas manos sobre una sicatriz y quemadura situada en el pecho de su acompañante.

Levantando la mirada, vio como  en la parte del cuello se extendia otra sicatriz, algo ovalada producto de una apuñalada.

*duermete Shion, es muy tarde como para que estes despierta* hablo arrastrando las palabras el hombre al lado de la rubia.

*Naruto acaba de amanecer* le respondio Shion, mientras sacaba las mantas que los cubrian a ambos.

Aunque antes de levantarse, la rubia callo sobre el pecho de Naruto, mientras este rodeaba su espalda con un brazo.

*entonces es muy temprano para que te levantes* menciono naruto, mientras jugaba con el cabello de la chica.

*ademas segun tu calendario hoy es tu dia libre* menciono el rubio, vajando su mano a su espalda baja.

Levantando la cabeza, Shion miro los ojos del rubio, antea de sonreir y besar la mandibula de este.

Estremeciendose posteriormente al sentir como la mano del rubio frotaba su espalda.

Levantandose, se acerco gateando un poco mas al rubio que la recibio con un tierno beso en los labios.

*¡Ah! ¡No hagas eso!* expreso la rubia con un puchero mientras se separaba al ser mordida suavemente en el labio inferior.

Recibiendo como respuesta unicamente una seña al hombro del rubio, en el cual estaba fuertemente grabada una mordida, su mordida.

*¡Eso es diferente!* volvio a responder Shion.

*jajaja si claro* rio Naruto, mientras veia la cara sonrojada de la dulce sacerdotiza rubia
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Tomando la mano de Artemisa, Naruto sonrió cuando esta callo en el agua de un lago, limpiando el barro que esta había empezado a colocar en su cuerpo.  

*¡Naruto!* grito Artemisa, pataleando mientras intentaba mantenerse a flote.

Cuando finalmente pudo tranquilizarse, la pelínegra vio a su hermano menor, quien solamente podía reír al ver la cara de su hermana.

Con un puchero, Artemisa se levantó lo más que pudo para abrazar la cabeza de su hermano contra su abdomen.

Sonriendo cuando este empezó a moverse frenéticamente, bajo el agua.

*eso te pasa por burlarte de mi* le dijo Artemisa cuando soltó al rubio.

*Naruto, Artemisa vengan* llamó Leto desde la orilla del lago en el que sus hijos jugaban.

Y una ves saliendo los dos, Leto tomo una cuerda hecha de paja, con la que empezó a medir el cuerpo de Artemisa.

*¿Qué sucede mamá?* pregunto Naruto, mientras veía a su madre pasar la cuerda desde la cintura de Artemisa hasta su rodilla.

*les tengo que hacer ropa, no podremos salir de la isla si no están vestidos* dijo Leto, para luego pasar a tomar las medidas de su hijo rubio.

* ¿por qué tenemos que usar ropa?* pregunto Artemisa, mientras se sentaba en un tronco cercano.

El Bello Sol de Sitri Donde viven las historias. Descúbrelo ahora