°Inicio°
A Kagome nunca le gustó usar vestidos, ni arreglarse mucho, nunca se ponía maquillaje de hecho, ni siquiera brillo labial. ¿Para qué iba a hacerlo después de todo? Era una simple beta, para colmo, apenas y se había desarrollado físicamente, estaba casi plana del pecho por no decir menos, sí, tenía buenas caderas y glúteos, pero si la mirases de espaldas junto a las prendas que se ponía fácilmente podrías pensar que era un muchacho de secundaria.
Decir que estaba nerviosa ese día era poco, ni siquiera tocó su desayuno. Sentía el estómago revuelto, le sudaban las manos y a cada rato tragaba saliva preguntándose por qué tuvo que escoger una universidad a la cual no asistía ninguno de sus conocidos. Una parte de ella, muy alejada del manojo de nervios que constituían actualmente a su persona, estaba emocionada por el ingreso a sus estudios. Pero definitivamente, el pánico a las multitudes le ganaba ahora mismo.
Prestando atención a sus alrededores, trató de distraerse analizando a los nuevos estudiantes que compartían año con ella. Ciertamente esto era algo totalmente distinto a la preparatoria.
Alfas correteando de aquí para allá dejando salir levemente sus feromonas, obviamente estaban dividiendo espacios, no querían a ningún desconocido en sus círculos sociales. Los pocos betas que alcanzó a distinguir estaban apiñados con muecas de disgusto en una esquina, seguro fueron intimidados.
Y bueno... menudos descarados la mayoría de los omegas, una buena parte de la zona trasera del lugar estaba llena de feromonas omega, seguro unos cuantos ya le echaron el ojo a algún alfa y buscan llamar su atención. Miradas furtivas de aquí para allá, conocidos encontrándose, extremistas alegres haciendo amistades sin esfuerzo, y ella ahí, sola, de pie debajo de un árbol deseando que la tierra se la trague.
Estuvo pensando que les diría a sus nuevos compañeros de clase durante todo el discurso de bienvenida, cuando les tomaron la foto a todos los nuevos estudiantes apenas y pudo sonreír sin que pareciera una mueca y bueno, ahora mismo se encontraba siguiendo a los que parecían ser otros alumnos de su facultad, no tenía idea quienes eran los de su clase.
Una vez llegaron a la cafetería todos se agruparon esperando a que los profesores llegaran para guiarlos a sus salones, en medio del ruido alguien chocó con ella y se volteó rápidamente deseando que no estuviera de malas pulgas.
— Oh, perdona, no te había visto — la chica le sonrió relajada, extendiéndole la mano alegre mientras la analizaba con la vista.
— Mi nombre es Sango, ¿cómo te llamas? —
— Ah... soy Kagome — le devolvió el saludo, encantada con la energía de la contraria. Sango parecía de estas chicas decididas y confianzudas.
— Tranquila tranquila, no muerdo. ¿De qué carrera eres? —
— Soy del nuevo curso conjunto, el que integra artes escénicas, diseño y música — le respondió algo tímida, al menos la contraria no parecía incomoda con ella.
— Oh! ¡Genial! ¡Yo también estoy ahí! Llevémonos bien de ahora en adelante Kag — vaya, incluso le puso un apodo. Bueno, al menos esa ansiedad terrible que tenía desapareció en gran parte.
— Un placer, ¿sabes dónde queda nuestro salón? —
— La verdad no, ah, pero ven aquí, conozco a otros de nuestro curso, seguro y se llevan bien — antes de que pudiera opinar, la contraria la arrastró llevándola a través del tumulto de estudiantes que entraban y salían de la cafetería.
— ¡Oigan, encontré otra cachorra! — ¿cómo la llamó?
— Es bonita, lástima que sea beta — el grupo, por supuesto, estaba formado por omegas. La que contestó estaba nuevamente enfrascada en su celular, apenas y levantó la vista para verla.
— ¿Qué tiene que ver Yura? Oye linda, que no te moleste, si te dejas crecer el cabello seguro que te ves más como una de nosotros, tienes potencial — esta vez un joven con el rostro lleno de pecas le habló. Era más amigable, pero le incomodaba que se metieran con su aspecto, ella no les decía nada por andar vestidos como "cariñosas". Excepto Sango, solo ella se salvaba. Y la envidiaba un poco, tenía un lindo cabello, largo y lacio. Si bien estaba algo delgada tenía una bonita figura y qué decir de su personalidad.
— Si hubiera sabido que la iban a molestar mejor no la traía, vamos Kag — nuevamente la arrastró con ella, parecía indignada, era algo gracioso de ver la verdad, apenas se conocían.
— Ya me lo esperaba, me lo decían a menudo — algo más tranquila por haberse quedado sola con la joven amigable, la ojiazul comenzó a entablar conversación con ella. No quería hacerse ilusiones, pero sentía que al menos por ahora, estaba en buenas manos.
Pasaron pocos minutos hasta que llegaron los maestros, la tardanza se debió a que les habían preparado unas representaciones sorpresa. O bien les daba gusto tener sangre fresca y prepararon esto como bienvenida, o solo querían lucirse. Kagome se fue por la segunda opción y sonrió divertida viendo con otros ojos las actuaciones.
Cuando finalizó el acto, una mujer menuda con el cabello pulcramente recogido llamó a los de su clase, miró a Sango emocionada y esta le devolvió el gesto tomándola del brazo mientras entraban al salón y tomaban asiento.
Eran bastantes la verdad, cuando optó por la carrera pensaba que no iba a haber casi nadie, contó alrededor de treinta estudiantes y a juzgar por los aromas, un puñado eran alfas, la mayoría omegas y un par de betas aparte de ella, eso era bueno, estaban medianamente equilibrados, al menos con un número reducido de bestias no habría peleas por el poder. O eso creía.
La guía conversó alegre con ellos, les explicó algunos detalles pertinentes de sus futuros estudios y luego trató de incentivar la socialización en el grupo. La mujer al ver que no obtuvo ni una sola cara motivada pidió que cada cual se levantara por orden y diera algunos detalles de sí mismo. Hubo un poco de descontento, pero al final después de los primeros todo comenzó a fluir mejor, tenían mucha variedad en el aula, desde fotógrafos, sonidistas, varios bailarines y bailarinas profesionales o en camino a serlo, algunos pintores, incluyéndose ella en este grupo, actores novatos, incluso locutores. Sobre todo, la impresionó escuchar que algunos era instrumentistas, músicos vaya, nunca había interactuado con este tipo de personas.
— Mi nombre es Sesshomaru Taisho, tengo 19 años, soy guitarrista, compositor, la mayoría del claustro de profesores ya me conoce, hola a todos — vaya, un compositor. Llamó su atención, ella era una aficionada de la escritura también después de todo. Observó su cabello, largo, brillante, plateado, un color precioso.
Y por supuesto, alfa, era bastante alto y solo por su forma de hablar se veía que tenía un carácter fuerte, tal vez fuera algo distante también. No sabía por qué, pero tenía una especie de picazón en la nariz, y claro, su curiosidad también picaba bastante. Extraño, sin duda. Muy pocas personas le provocaban curiosidad.
Lo miraba a ratos, lo más discretamente posible, si otros se dieran cuenta era seguro que se burlaran de ella. Quería hablarle, pero no sabía cómo, qué le iba a decir. "Hola, soy Kagome, tu olor me da comezón en la nariz y quisiera entablar una conversación y posible amistad contigo, ¿se puede? ". No, pésima idea. Bofetada mental para ella.
Al final, se pasó el resto de la mañana observando al curioso individuo de vez en cuando y viendo como Sango se hacía amiga de prácticamente toda la clase. A veces comentaba algo y al final, entabló una especie de buenos términos con la mayoría de los omegas y los otros betas, hizo un avance más grande de lo que creyó la verdad.
Lamentablemente, no encontró cómo hablarle al peliplata, se resignó decidiendo dejarlo para otro día. Estudiaban en el mismo lugar, ya tendría más oportunidades, por hoy regresaba a casa satisfecha, su inicio universitario no había sido tan malo.
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° Amor Mío ° [Sesshome]
FanficAlfas y Omegas, los extremos de la sociedad, el inicio y el fin del ciclo. Desde hace unos años luego de que un violento virus llevara al límite a la raza humana, los sobrevivientes comenzaron a experimentar novedades. El código genético cambió y mu...