¿𝗠𝗶𝗲𝗱𝗼𝘀?

116 10 0
                                    

Los sueños yacían con mayor frecuencia, eran más potentes que la primera vez y aquello le comía la cabeza a Idune, pues quería contarlo pero no podía hacerlo, simplemente se negaba a ser rechazada por sus familiares.

Se despertó a causa del sudor que recorría su piel sin parar, las gotas eran godas, jamás había sudado tanto. Su respiración era rápida y pesada, como si su vida dependiera de ello. Solo quería dejar de soñar con la joven de ojos verdes, ¿tan difícil era dejar de pensar en ella? Pues sí, sí lo era.

—Vaya, ¿un mal sueño, cielo?— Odette, la madre de Idune se encontraba ahí, acababa de doblar la ropa y siempre se pasaba por las habitaciones de sus hijas para dejar la montaña de prendas.

—Digamos que si...— Suspiró con fuerza, sentándose al borde de la cama, cerró los ojos, la cabeza le daba vueltas.

—Papá está haciendo el desayuno, baja pronto, ¿si?— Dejó un beso en la frente de su hija y acarició su mejilla con todo el amor del mundo; Idune sonrió y antes de que se fuera le preguntó lo siguente:

—Ah, si, hablando de eso... ¿Puedo ir a desayunar con Perséfone? Ayer me escribió, hace bastantes días que no nos vemos.— Apretó los labios, deseando que su madre le diera la aprobación. —Por fiii.— Suplicó.

Odette se quedó pensativa unos segundos, luego sonrió rendida. —Está bien, ve.— En el fondo, la madre de Idune jamás le negaría algo así, pues su hija apenas sale de casa y cuando lo hace siente que por fin vuelve a querer socializar, aunque sea con su amiga de la infancia.

—Gracias, mamá.— En cuanto la madre salió, ella hizo toda su rutina antes de salir de casa. No se puso algo muy llamativo y tampoco se maquilló tanto: llevaba unos shorts color negro y una simple camisa blanca, encima llevaba una blusa de cuadros abierta. En cuanto salió de casa, su móvil vibró, era Perséfone.

𝗣𝗲𝗿𝘀𝗲́𝗳𝗼𝗻𝗲:
¿Ya vienes, Idu?

𝗜𝗱𝘂𝗻𝗲:
Sí, acabo de salir de casa.

𝗣𝗲𝗿𝘀𝗲́𝗳𝗼𝗻𝗲:
De acuerdo, mi niña, yo ya estoy allí.

Dejó en visto el mensaje, sonrió y comenzó a caminar de forma rápida, quería llegar lo antes posible a la cafetería. Se puso sus auriculares con música de Taylor Swift "𝗦𝘁𝘆𝗹𝗲" aquella canción favorita de Idune que siempre escuchaba en todo momento.
Tardó unos 15 minutos en llegar debido a la cantidad de gente que había en la calle, se le dificultaba el paso. Bufó pero enseguida vio a una chica de pelo rizado, dando vueltas de un lado a otro.

—¡PER!— Gritó la rubia mientras corría hasta ella. Perséfone se giró y rápidamente abrió los brazos para atrapar a su amiga entre ellos.

—¡Dun! Te extrañé muchísimo.— Citó la castaña mientras envolvía a su mejor amiga en un gran abrazo cálido.

—Oww, yo también a ti. Hace mucho no nos vemos. ¿Cómo estás?— Preguntó.

—Estoy bien, tengo que contarte muchas cosas pero antes de entrar y empezar, ¿cómo estás tú?— Sonrió entusiasmada.

—Bueno, no sé cómo estoy pero si tengo que contarte muchas cosas, tal vez eso me ayude a saber mi estado de ánimo.— Per solo asintió y ambas entraron a la cafetería, pidieron dos cafés y unos dulces para compartir. Miró atenúame a su acompañante antes de hablar.

𝓔𝓬𝓵𝓲𝓹𝓼𝓮, 𝘂𝗻 𝗮𝗺𝗼𝗿 𝗽𝗿𝗼𝗵𝗶𝗯𝗶𝗱𝗼 || 𝖠𝗇𝗇𝖺𝗄𝖺 𝖥𝗈𝗎𝗋𝗇𝖾𝗋𝖾𝗍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora