Prólogo

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Mi corazón estaba roto y débil.

Nací en un barrio bastante pobre en Nueva York en el año 2014, a pesar del problema económico que mi familia tenía, fui un niño feliz, hasta ese día en donde me quedé sin nadie conmigo.

Mis padres fallecieron cuando tenía aproximadamente unos 5 o 6 años, sin embargo, soy incapaz de recordarlo, en realidad no recuerdo muchas cosas de las que viví cuando ellos estaban vivos.

Me tuvieron que ingresar a un orfanato después de ese incidente, en donde me metía en bastantes problemas, ya que tenía algunas dificultades en controlarme a mí mismo, por lo que me peleaba con frecuencia. La señora Mary, una de las personas que trabajaban allí y nos cuidaban, siempre me decía que mis padres estaban de viaje y teniendo una emocionante aventura al ver que yo no podía recordar nada.

Yo nunca decía nada, pero en el fondo de mi corazón, sabía con certeza que eso era una mentira, pero me convencía a mí mismo que la señora Mary estaba diciendo la verdad. Mi corazón se había debilitado ligeramente en ese momento.

— ¿Y por qué no me llevaron? — siempre preguntaba, y ella siempre me sonría suavemente con un toque de ligero nerviosismo.

— Bueno, porque ellos decidieron que sería muy peligroso para ti, y ellos no quieren que te lastimes, Luke — ella respondía.

Ella siempre me llamaba Luke, por lo que deducía que ese era mi nombre, ya que tampoco recordaba quién era exactamente. La señora Mary se levantaba del asiento que estaba al lado de mi cama y acariciaba gentilmente mi cabello afro, diciéndome que ya era tarde, que era hora de dormir.

Yo simplemente me quedaba callado, me arropaba con la manta y pensaba sobre esa pequeña conversación antes de quedarme completamente dormido.

Estuve dentro de ese lugar por uno o dos años, y la verdad es que mi mente no dejaba de gritarme en que me vaya, que no soportaría ni un día más. No es que me trataran mal o algo así, pero todo era muy abrumador para mí por alguna razón. Mi mente se volvía ruidosa y todo mi entorno era muy borroso y extraño.

No mucho tiempo después, me escapé del orfanato. Pretendí estar dormido por la noche, y cuando me aseguré que ninguno de los otros niños estaban despiertos, salí de la habitación. Había escapado por la ventana, ya que sabía que la puerta sería muy ruidosa, había agarrado una silla para poder alcanzar la ventana, recuerdo que cuando la abrí, pude sentir inmediatamente la brisa de la noche golpeándome la cara, sintiéndome bastante fresco.

Con cuidado había puesto mi rodilla en la ventana, lentamente poniéndome en el alféizar, y entonces salté.

Cuando salí, mi mente por un segundo finalmente se había quedado en completo silencio, y yo estaba ahí parado, sintiendo cómo mi piel tocaba el frío viento. Luego me eché a correr como nunca, no tenía rumbo alguno, solo corría y corría con el fin de estar fuera de ese abrumador orfanato y que mi cabeza se callara.
Mi corazón volvió a ser fuerte y sanó.

✩ ✩ ✩

Me había asegurado en ir a un lugar muy lejos del asilo, mientras hacía eso, me había fijado en que las calles eran bastantes pobres: basura por todos lados y sobre todo en los callejones; casas en mal estado; incluso hogares destruidos. Me pregunté en ese momento si cuando mis padres estaban vivos las calles también eran así.

Estuve caminando por mucho tiempo, porque quería asegurarme al cien por cien de estar lejos del centro de acogida. Mis piernas y pies estaban adoloridas, mi pequeño cuerpo temblaba ligeramente por el frío que nunca había sentido en la cama del orfanato. No había absolutamente nadie, pude caminar en silencio y en calma.

Hubo un momento en donde llegué a un barrio diferente, uno incluso peor en el que estaba anteriormente. Estaba demasiado cansado después de haber caminado por casi toda la noche como para seguir caminando e ir a otro lugar, las plantas de mis pies dolían. Me había preguntado si mis padres también les habrán dolido los pies cuando comenzaron sus viajes.

✩ ✩ ✩

Mi vida cambió bastante desde ese escape. Aprendí algunas cosas, como hurtar la comida de los pequeños mercados y escapar de los dueños de atraparme, eso hizo que aprendiera a hacer algunos trucos de parkour.

Un día, a los 10 años, estaba en la oscuridad de la noche buscando algo de comer. Fue una noche nublada, eso hacía que mi mente se mantuviera un poco más silencioso.

Estaba rebuscando en un contenedor de basura, cosa que antes me daba asco, sin embargo, a este punto ya estaba acostumbrado al mal olor. Mis pies no tocaban al suelo, ya que la basura era algo alta para mí.

Unos pasos comenzaron a acercarse, pero estaba enfocado en buscar algo para alimentarme como para escucharlo, quizás mi ruidoso cerebro me impidió en hacerlo también.

De forma repentina, sentí cómo una mano me agarraba bruscamente el brazo y otra mano tapándome la boca.

— Quédate en silencio si quieres tener una garganta intacta — escuché un murmuro agresivo.

Mis ojos se agrandaron, inmediatamente empecé a retorcerme e intentar alejarme de ese desconocido. Vi que el hombre me miró fijamente por unos segundos, y entonces había fruncido el ceño.

— Pero si solo eres un niño, ¿qué demonios haces aquí? — el hombre soltó mi brazo, aunque mi boca aún estaba siendo tapada.

— Un niño pequeño y delgado además — no pude evitar ofenderme un poco ante ese comentario, incluso si tenía razón. Antes de que pudiera siquiera hacer algo, el señor habló de nuevo, ese hombre hablaba bastante para mi gusto, había pensado en aquel entonces.

— Niño o no, no deberías estar aquí. Te llevaré con Aaron, no hagas ningún ruido ni un solo movimiento — entonces, había sido levantado del suelo y llevado hacia algún lugar sobre el hombro del mayor como un saco de patatas.

De verdad, esa noche fue realmente extraña.

Ese aterrador extraño lo había llevado a un lugar aún más espeluznante que él, un lugar sucio y grande. Parecía una especie de guarida.

— ¡Jefe! Encontré a un crío en nuestro territorio —

Hubo unos segundos de silencio, y entonces un hombre, ese tal ''jefe'', apareció.

Fui tirado al suelo con poca elegancia, el nuevo hombre me miraba seriamente con los brazos cruzados.

— ¿Cuál es tu nombre? — me había preguntado.

— Luke... —

Entre callejonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora