capítulo treinta y ocho

2.7K 234 385
                                    

La suela de mis tacones daba repetidas veces contra el suelo de la sala de espera, golpeando la baldosa rítmicamente una y otra vez.

No podía dejar de mover mi pierna por mucho que quisiera, los nervios me estaban comiendo.

Tom a mi lado se veía más tranquilo que yo, sin embargo, su mirada nerviosa observando la pared y puerta que teníamos frente a nosotros me dejaba saber que estaba igual que yo.

Repentinamente, la puerta se abrió, dejándonos ver a una mujer de cabello corto y rostro redondo, resultándome amigable en cuanto nos miró a ambos y nos sonrió.

—¿Familia Kaulitz?—Preguntó retóricamente la mujer, ya que éramos los únicos en la sala—.

Asentimos al mismo tiempo que nos poníamos en pie, caminando dentro de la sala.

Tomamos asiento frente al escritorio, ambos igual de tensos que cuando estábamos esperando.

O incluso más.

Mi pierna continuaba moviéndose nerviosamente mientras mis ojos vagaban por la oficina mientras la mujer buscaba unos papeles dentro de una carpeta.

Mis ojos vagaron por la enorme torre de carpetas repletas de papeles a más no poder y algunos libros infantiles amontonados.

Pero lo que más llamó mi atención fueron los dibujos infantiles colgados con chinchetas en el corcho, la mayoría siendo dibujos de personas y animales con caras sonrientes, repletos de color.

Me recordaba a los que hacían los gemelos.

—Me alegro de poder veros presencialmente por fin—Comenzó hablando la mujer mientras repartía los papeles sobre la mesa—Como ya sabéis, soy Judith—Juntando sus manos agarró una posición cómoda—Y soy la encargada de las adopciones del centro—.

Pude sentir como la mano de Tom buscaba la mía por debajo de la mesa disimuladamente, buscando sentirse seguro al estar tan nervioso.

Mis dedos se entrelazaron con los suyos, provocando que los nervios de ambos disminuyeran.

—Según tengo entendido, lleváis pensando en adoptar desde hace...—Continúo Judith, buscando en su hoja la fecha—.

—Unos tres años—Terminé yo, mordiendo mi labio suavemente debido a los nervios en cuanto levantó la mirada para sonreírme y asentir—.

—Además no sois padres primerizos—Nos miró a ambos frunciendo sus labios—.

—Tenemos tres hijos varones biológicos—Confirmó Tom—El mayor de ocho años, y unos gemelos de tres—Concretó haciendo a la mujer asentir de nuevo—.

—Es nuestra primera vez adoptando—Finalicé yo, mirándome con Tom con una sonrisa, sabiendo desde hace cuánto llevábamos pensando en ello—.

Y que a pesar de los nervios, ya estábamos aquí.

Recogiendo a nuestro cuarto bebé.

—Ciertamente todos los papeles están impecables y los requisitos están más que superados—Admitió mostrando algo de sorpresa debido a los resultados tan positivos—Lo que sí quería corroborar...—Buscó entre el papeleo—Aparte de la donación al centro, hicisteis énfasis en que queríais adoptar al infante con la peor situación y más necesitado—.

La primera vez que tocamos el tema de la adopción fue en nuestra luna de miel, desde entonces lo habíamos estado barajando, y hasta hace un año, no lo habíamos llevado a cabo.

Queríamos que los gemelos crecieran un mínimo antes de querer ir a por más, y ahora lo veíamos el momento perfecto.

En el último año, según íbamos concretando el centro al que iríamos y el tema de la donación para que pudieran mejorar el lugar, acordamos que queríamos quedarnos con quien estuviese en la peor situación.

Next years (+18) {Tom Kaulitz}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora