I Want You - Sukufushi

Capítulo 3

Megumi Fushiguro había tratado de evitar cualquier contacto que tuviera que ver con Sukuna. Estaba pendiente de salir a lugares donde él no estuviera. Los 2 primeros encuentros habían sido extraños para él, pero posterior a ellos se sentía incomodo con su presencia. Sin embargo, el destino, con su peculiar sentido del humor, tenía otros planes. Pronto volvería encontrarse cara a cara con ese idiota.

La inscripción en un club extracurricular no solo era una expectativa en la academia, sino una obligación para todos los estudiantes. Con una diversidad de actividades ofrecidas, las artes marciales tradicionales japonesas destacaban como la joya de la corona de la institución, un tributo viviente a su rica herencia cultural. Este énfasis en la tradición marcial y el espíritu de lucha honraba el legado de Tomoe Gozen, una legendaria guerrera samurái, o onna-musha, del período de las Guerras Gempei. La academia se enorgullecía de perpetuar estas prácticas ancestrales, considerándolas no solo un pilar de la educación física sino también una vía para inculcar valores de disciplina, respeto y excelencia en sus estudiantes.

Es por ello por lo que pensó ingresar a alguna actividad de ese estilo, estaba familiarizado debido a sus entrenamientos con familia cuando era pequeño. Entre toda la gana de disciplinas existentes, una llamo su atención; laido. Todavía sentía que no manejaba bien el arte de la espada completamente y de verdad quería perfeccionarlo. Además, creía que podría estar tranquilo con eso, Yuji había escogido el Club de Ocultismo y Nobara el Club de Moda.

-¿Seguro que no quieres ir al Club de Ocultismo? – le preguntó Yuji a Megumi. El inicio de los clubes extracurriculares empezaba después de clases.

-Sí, seguro – dijo seguro de sí mismo Fushiguro. – Estoy interesado en seguir perfeccionando mi técnica con la katana.

-Sus clubes son aburridos – dijo Nobara acercándose a su puesto en la sala de clases. – Deberían buscar algo a lo que puedan dedicarse, el mejor club es el de moda – dijo orgullosa de su elección.

-Eso lo veremos – dijo Fushiguro con una sonrisa, Itadori y Kugisaki lo miraron extrañado, en toda la semana no lo habían visto sonreír nunca. Era evidente que Megumi estaba emocionado con la idea de seguir practicando artes marciales.

Al terminar las clases Megumi se dirigió hacia el dojo donde se practicaba el Iaido, su mente estaba inundada de pensamientos sobre cómo podría mejorar en el manejo de la espada. Su decisión de unirse al club no había sido tomada a la ligera; sabía que perfeccionar este arte requeriría dedicación y disciplina, algo que estaba más que dispuesto a ofrecer.

La primera sesión comenzó con una presentación de los miembros actuales del club y una demostración de las habilidades básicas que se esperaba dominaran los novatos. Mientras observaba, Megumi sintió una mezcla de emoción y nerviosismo, ansioso por empezar.

Su concentración se vio abruptamente interrumpida cuando una voz familiar resonó en el espacio del dojo. Al girarse, sus ojos se encontraron con los de Sukuna, quien lo miraba con una sonrisa. La presencia de Sukuna allí era la última cosa que Megumi esperaba o deseaba. A pesar de su intento inicial de mantener la distancia con él, el destino parecía tener otros planes, forzándolos a compartir el mismo espacio.

-No puede ser – murmuró, palideciendo y comenzando a sudar frio. La cercanía de Sukuna era algo que deseaba evitar a toda costa; su comportamiento extravagante lo ponía extremadamente incómodo, especialmente cuando se acercaba demasiado.

-Fushiguro, qué sorpresa verte acá – dijo Sukuna, caminado hacia él hasta quedar de frente. Llevaba puesto el uniforme de entrenamiento del club, consistía en un keikogi color azul oscuro, hakama color negro y tabis blancos. Por un momento a Megumi le pareció guapo, pero fue efímero pensamiento. A pesar del momento de debilidad, Megumi se recompuso rápidamente, decidido a no dejar que Sukuna notara su turbación.