Parte 1

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En una temporada tormentosa, cerca de Florida, una pequeña isla rodeada de campos. Se encontraba una pequeña niña de 7 años, llevaba un traje ajustado de color grisáceo oscuro junto con rayas blancas en sus mangas, se encontraba sentada en una roca con un rostro neutro.

Disfrutaba de la lluvia, sin importar que las temperaturas estaban bastantes bajas para que se contagiara de un resfriado, pero ella no tenia que preocuparse. Después de todo, ella no era una niña humana, sino, una Siren.

Su cabello violeta oscuro, se encontraba mojada, cepillando su largo cabello con sus propias manos.

<<¿Estas Ahí, Java?>> pregunto una voz fría y discreta en su mente, ella cerro sus ojos brillosos mientras abrazaba sus rodillas.

<<Si señorita Observer>> respondió respetuosamente, en un tono serio.

<<Me gusta en la forma que respondes, Java, aunque estoy decepcionada en tu misión>> dijo en un tono juguetón y un poco molesta, se había percatado que su hermana recién creada, la cual se había destacado perfectamente. Resulto tener ciertas fallas, una de ellas es la curiosidad sobre el mundo humano.

<<Perdón>> respondió con el mismo tono serio, pero agregando una melancolía que marcaba en sus palabras, molestando aún más a Observer Alpha.

<<¿Perdón? ¿Acaso crees que soy tu madre o es que olvidaste que eres una maquina?>> pregunto Observer Alpha en un tono serio y muy molesta <<No importa, solo regresa a la base>> terminando su llamada telepática.

Sin embargo, no se habia percatado que un niño de cabello anaranjado oscuro, se percato de su existencia. Llevaba un chaleco amarillo que tenía como función de caminar bajo la lluvia, junto con unas botas amarillas, llevando en su mano derecha un paraguas oscuro.

—Oye ¿Te encuentras bien? Mi abuela dice que te enfermaras bajo la lluvia.

Su tono de preocupación infantil, hizo que Java, voltease al ver al niño. Al mismo tiempo que el niño quedaba asombrado, no solo por su cabello violeta oscuro, sino por sus ojos amarillentos.

—¡Genial! Te pareces a las Sirens.

Respondió con asombro, algo que Java quedo bastante confundida ante la reacción del pequeño niño, sabiendo que a simple vista era una verdadera Siren.

—Es que soy una Siren.

Su respuesta cortes hizo que la curiosidad del niño se disparara por los aires, sentándose cerca de Java al mismo tiempo que ponía encima de ella su paraguas, viendo la luz del faro iluminar las turbulentas olas.

—¿De donde vienen? ¿Son Alienígenas? ¿Acaso son robots?

Las preguntas frecuentes del niño, hicieron que Java se mareara un poco.

—podrías calmarte— ordeno en un tono inexpresivo —debería temerme en vez de estar asombrado.

El niño levanto una ceja, luego se levanta de la roca y se pone en frente de ella.

—¿Por qué debería tenerte miedo? Te vez humana como yo, los verdaderos alienígenas son horribles y monstruoso como en los comics.

Java quedo impresionada por la respuesta del chico, sobre todo el concepto de "comics"

—¿Qué son los comics?

Pregunto en un tono curioso, su mirada fría mostraba una curiosidad enorme bajo su perfil inexpresivo, por otra parte. El niño le tomo de la mano, llevándola hacia un camino de tierra.

—Acompáñame a mi casa, te puedo mostrar que son los comics.

La pequeña Siren no sabia que estaba sintiendo en ese momento, sus mejillas se sonrojaron a medida que el niño jalaba de su mano, bajo la lluvia. A lo lejos, una pequeña granja, junto con un extenso campo de cultivos de maíz. Java estaba asombrada por la forma que tenían los maíces, sacando un maíz con sus propias manos y a continuación, acaricio la textura del maíz con sus propias manos.

—¿Acaso no existen los maíces en tu mundo?

La pregunta del niño hizo que Java saliera del su trance, entregando el maíz que había sacado con sus propias manos al chico.

—No...lamentablemente no existe en mi mundo

Java sentía una vergüenza, sabiendo como eran los humanos, posiblemente se burlaría de ella, pero aquella situación imaginada por su mente computarizada jamás ocurrió. Al contrario, el niño no le importo, es entonces que la voz de un anciano llamo al niño desde la entrada de su casa de madera.

—¡Ven aquí, Edgar! Pequeño mocoso, casi me das un susto enorme.

Respondió un viejo de baja estatura, un poco obeso junto con cabello blanco que rodeaba alrededor su cabeza, su rostro arrugado mostraba su largo recorrido en su vida.

—lo siento abuelo, lo que pasa es que encontré una niña en la mitad de la costa.

El abuelo de Edgar lo miro con cautela, estuvo muy pensativo al momento de dejar pasar a su nieto junto con sus dos amigas. Llamo a dos de sus amigos, los cuales eran un sheriff junto con un policía ya retirado, lamentablemente no pudo encontrar la familia de la misteriosa niña en el pueblo OceanVille.

Por otra parte, Edgar se encontraba en su habitación junto con Java, mostrando su pequeña colección de comics. Le explicaba lo que eran, siendo en palabras simples, una historia que eran contadas mediante con dibujos junto con pequeños textos llamados globos. Lo que mas le llamo la atención a la pequeña Siren, fueron los modelos de aviones que se encontraban colgados en la habitación del pequeño humano como también en los escritorios, semejándose a los aviones que constantemente atacaban a sus hermanas durante las misiones.

—¿Por qué te gustan estas cosas?

El niño comprendió a lo que se refería Java, guardando sus comics en un cajón y se quedo parado encima de su cama.

—¡Porque quiero surcar en los cielos, tocar las nubes con mis propias manos! Quiero llegar a ser parte de los pilotos de la fuerza militar como mi abuelo como también mi tatarabuelo Jean.

Las palabras del niño, cautivaron un poco a la pequeña Java, quizás los humanos no eran realmente seres sin alma. Al contrario, ellos tenían sueños como el propio Edgar, quienes los usaban como una motivación existencial en sus vidas.

Por otra parte, el niño saco un libro que estaba cubierto de un color azul oscuro junto con unos títulos blancos, el nombre del libro se llamaba "El espacio: la próxima frontera de la humanidad" mostrando algunas fotos de los astronautas de la misión Apolo 11.

—Algún día, quiero ser como Neil Armstrong— respondió Edgar motivado, llenando sus ojos de determinación —quiero ser la primera persona en poner el planeta rojo, Marte.

Java estaba impresionado con Edgar, sus sueños no terminaban con ser un piloto de un avión, sino convertirse en el primer humano que pisaría en otro planeta. Sentía un poco de nervios dentro de ellas, tomo un pequeño respiro, dejando atrás sus miedos como preocupaciones.

—Yo me llamo Java ¿Cuál es tu nombre?

Edgar se sentó al borde de la cama, mostrando su sonrisa.

—Mi nombre es Edgar Roswell, puedes llamarme Edgar.

Ambos rieron un poco, bajo una lluvia tormentosa que jamás terminaría, un destino que trazarían ambos en un futuro cercano. Una Siren y un humano, formando una amistad, en medio de una guerra donde los humanos luchaban contra su especie. 

Surcando los Limites Establecidos: Un romance inalcanzableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora