Parte 6

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Java se encontraba dentro de la casa, sentada en un sofá rojizo, cerca de la ventana que se encontraba abierta. Recibiendo la brisa fresca de la mañana, se encontraba feliz mientras escribía un capitulo de su siguiente historia, al mismo tiempo que acariciaba su barriga. Una nueva criatura estaba viviendo en su interior, moviéndose en su barriga con libertad, Java ya se había convertido en una madre.

Sus ojos pronto se percataron de una camioneta aproximándose, se encontraba un poco antigua pero aun funcionaba, en su interior estaba un Edgar todo preocupado. Desde la perspectiva de Edgar, su temor sonó en su mente desde que tuvo la sensación de que alguien lo vigilaba, hasta ver a un Roger convertido en un agente de la CIA.

Su cerebro llego a la conclusión de que los estaban buscando, poniendo en peligro a su futuro hijo, bajado de la camioneta con preocupación y entro a la casa como si fuera el fin del mundo. Llego a la habitación que alguna vez perteneció a su abuelo, donde actualmente dormían el junto con Java, busco un bolso de su armario para luego empacar lo necesario para la huida.

—¡Edgar! ¡cariño ¿Qué ocurre?!

Java subía por la escalera con dificultad debido por el embarazo, su rostro mostraba con miedo, a lo que Edgar sin dudarlo le cuenta todo.

***

Hace tres horas atrás, en una escuela de aviación, Edgar se encontraba enseñando a los futuros pilotos sobre situaciones peligrosas hasta que es interrumpido por el mismo director de la escuela. Un señor de baja estatura, de pequeños ojos y una nariz semi cuadrada. Ambos se dirigían a su oficina, donde esperaba un agente de la CIA.

Tenia el cabello poco corto, peinado hacia atrás gracias a un gel, al mismo tiempo que su mirada emanaba seriedad disfrazada de calma.

—Cuanto tiempo sin verte, Edgar.

Tanto la voz como su tono carismático fingida, molestaba bastante a Edgar, reconociéndolo a instante con solo oír su voz poco burlona.

—Roger...— dijo en un tono de asombro, pero luego se acordó como en realidad, aquel cobarde que abandono a su grupo por su propia supervivencia —desgraciado ¿Cómo llegaste a ser un agente de la CIA?

—No tengo tiempo para tus caprichos, Edgar— respondió en un tono frio y distante —sabemos que tienes una Siren en tu casa y han estado viviendo 3 años contigo.

Lentamente Edgar se calmaba, planteándose en como responder como una forma de desviar a los agentes del gobierno.

—Creo que te equivocas...Roger

Opino con seriedad, mirando fijamente a su peor compañero de frente. Roger simplemente se rio, como si fuera alguna clase de disparate, para luego poner ambas manos encima de su escritorio y mirarlo con molestia a su rostro.

—Te crees mejor solo porque te ha ido bien en la vida, pero escúchame atentamente, te destruiré todo lo que has construido tu y esa cosa.

Respondió de forma amenazante, mirando a Edgar con deseos de matarlo con sus propias manos, desde que se unió a la CIA. Sus deseos de matar a su compañero desde la secundaria jamás desaparecieron, de hecho, esos deseos aumentaron con el pasar de los años mientras que era molestado por los estudiantes.

—Te estoy diciendo la verdad, Roger —dijo con frialdad, mirando fijamente a Roger, imponiendo su personalidad seria —y esa cosa que tu mencionas, es mi esposa, una mujer humana como todos nosotros.

La pequeña interrogación no había llegado ningún lado, por culpa de las reacciones negativas y celosas de Roger, fue que finalmente abandono la escuela. Diez minutos después, decidió salir de la escuela para dirigirse directamente a la granja.

***

A cientos kilómetros que se separa de los mares, una pequeña isla, la cual se encontraba ubicada cerca del Imperio Sakura. Se encontraba una instalación militar, lugar donde se reunían las Kansens de diferentes facciones, una de ellas se encontraba dando una reunión junto con las demás lideres.

—¡¿A que te refieres con que Edgar tiene a una Siren?!— exclamo molesta Enterprise, poniendo ambas manos en la mesa.

Una kitsune albina de ojos azules, lo miraba con calma y serena, parada al lado de una pequeña niña con rasgos de una kistune.

—Cálmate Grey Ghost, aún no sabemos si ese rumor es cierto— respondió con seriedad —a propósito, Bismarck, ¿de dónde escuchaste ese rumor?

La kitsune albina se refería a una mujer de cabello largo y rubio, de ojos celestes oscuro, con su uniforme militar oscuro. Se encontraba delante, mirando con un rostro que emanaba autoridad, junto con los rayos del sol sobresaliendo detrás de ella.

—Me lo conto Roon, aunque desconfió mucho de sus palabras— respondió Bismarck con sinceridad, mientras tomaba una lata de cerveza.

Todas lideres se encontraban muy pensativos, principalmente por el riesgo que estaba tomando Edgar como también el nacimiento de aquel bebé que portaba la sangre de las Sirens. Enterprise se encontraba atrapada en su mente, principalmente por el hecho de que conoció a Edgar desde que se alisto al servicio militar hasta verlo convertirse en un piloto de las fuerzas militares y al mismo tiempo con el odio de que el hijo que esperaban Edgar no fuera un humano por completo.

—¡Vamos Enterprise! Anímate un poco— comento una chica energética —después de todo, son rumores.

La chica de cabello gris voltea a ver a su mano derecha, de estatura poco mediana, con cabello rubio oscuro junto con unos ojos de marrón poco claros.

—si, tienes razón, Cleveland— admitió Enterprise, ajustado un poco su gorro mientras proseguían con su reunión.

Desde la proa de un barco, Edgar miraba con nostalgia su ciudad natal desde lejos, siendo una pequeña isla

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Desde la proa de un barco, Edgar miraba con nostalgia su ciudad natal desde lejos, siendo una pequeña isla. Java se encontraba sentada, viendo como Edgar se encontraba un poco triste por abandonar su ciudad natal para que ella pudiera encontrarse a salvo.

A principio se encontraba un poco culpable por la situación actual, pero, reflexiono que la culpa no la tenía ella. Sino de aquellos humanos que se encontraban en el poder, cegados por la codicia y una sed inagotable de más poder autoritario. Despues de todo, aquellos humanos con deseos de poder y de ambiciones codiciosas, solo provocaron destrucción como también dolor en su misma especie a lo largo de la historia humana.

Edgar se despego de las manos de la barandilla y se acerco donde estaba Java, quien se encontraba sentada en una banca, mientras que nuevamente llegaba el atardecer.

—Java— respondió Edgar un poco serio —hare todo lo posible por protegerte, si algo me pasara a mí, te pido que...

Java simplemente abrazo Edgar, al mismo tiempo que Edgar acariciaba su barriga, en donde estaba la criatura. La mente de un padre se lleno de preocupaciones, no solo tenia que proteger a Java de los agentes, sino también la de su hijo. Quizás muy pronto nazca el bebé, pero era claramente una muerte asegurada para ellos dos, ya que si Java daba a luz en un hospital. El gobierno no solo eliminaría a ellos dos, sino que capturaría a su hijo con fines malévolos y lo usarían como conejillos de indias.

Estaba claro que Edgar no dejaría que perdiera tanto a su esposa como a su hijo, al mismo tiempo, que las Kansens se preparaban para una misión importante. Ya que los altos mandos detectaron una misteriosa instalación al noreste de California, con actividades sospechosas de humanos que posiblemente estaban colaborando con las Sirens.   

Surcando los Limites Establecidos: Un romance inalcanzableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora