¡Nuevo capítulo!Espero les guste y lo disfruten.Ni yo sé de dónde salió la idea pero me está gustando espero que a ustedes también.
Les dejo el capítulo y nos leeremos luego.
Victoria sabía que debía hacer algo para cambiar su situación, ¿cómo era posible que ella aún estuviera mal y llorara por las noches mientras su estúpido ex-prometido se la pasaba disfrutando de sus noches de juegos?
Lo descubrió hace dos noches, ella había salido para despejar su mente, para no estar todo el tiempo pensando en él y en cómo su vida perfecta pasó a ser un intento de vida sin su pareja. Pasaba en su auto durante la madrugada y por algún impulso del destino, Victoria decidió entrar por primera vez en el casino Hades. Había escuchado tanto de sobre ese lugar, lo prestigioso que era, lo lujoso que era y lo importante que era para la ciudad.
Lo primero que ella vio fue al grandulón que custodiaba la entrada, fácil meda dos metros y se notaba su mal humor a lo lejos. Estaba lista para dar media vuelta e irse del lugar, un lugar así no era para ella, nunca lo había sido. Victoria no era una mujer que viviera de las apuestas y juegos de azar pero cuando sus ojos se conectaron con la mirada del grandulón de la puerta, su cuerpo no se atrevió a moverse ni un milímetro.
Su respiración se atoró y sólo pudo tragar saliva con fuerza. Todo ahí le indicaba peligro y que debía alejarse lo más rápido posible pero aquella voz en su interior le pedía a gritos que debía entrar y demostrarle a Beck que no era aburrida, que todo lo que dijo estaba mal, que ella era más que una mujer aburrida de oficina.
Sí, ella decidió entrar.
Le sorprendió cuando el grandulón de la puerta la dejó pasar sin poner resistencia ni pedir nada a cambio pero tampoco se puso a pensar en eso y siguió su camino al interior del casino. Las luces del lugar le dieron un golpe de realidad, el ruido le provocaba mirar a todas partes y descubrir que todo el lugar era totalmente nuevo para ella.
Algunos reían y celebraban victorias y otros se lamentaban por haber perdido quizás todos sus ahorros. Con un suspiro, optó por explorar un poco el lugar. Jamás había jugado a las cartas ni mucho menos, había lanzado unos dados en su vida, lo único a lo que Victoria había jugado en su vida era ese despreciable Uno donde siempre perdía contra su hermana y donde terminaba enojada por las malditas cartas donde se acumulaban más.
Jamás podía terminar con una carta porque su hermana siempre le lanzaba todas las cartas donde debía tomar más.
—¿Una bebida? —preguntó una chica de la nada mientras mostraba toda clase de bebidas puestas en una bandeja.
Victoria sonrió y tomó una de color azul, no era experta en las bebidas pero esa que había tomado le producía un agradable reacción en su paladar, el sabor a cítricos y alcohol le daba la bienvenida al mundo de las apuestas.
