Alfredo G

1.1K 66 5
                                    




Narra Daniela

Mire a mi amor imposible Alfredo, entrar por la puerta borracho, otra vez.

¿Amor imposible? Si, desde chicos hemos estado enamorados pero lamentablemente a mi me casaron con Víctor Felix y a el con Elsa felix

—Por favor, ya vete Alfredo qué haces aquí en cualquier momento puede llegar Victor — supliqué

Se acercó a mi

—Quisiera tener de nuevo conmigo, sentir tu calor para yo estar tranquilo, pasar nuestros días dándonos cariño, divertirnos juntos más si es domingo, el tiempo es eterno para estar contigo y gracias mi reina por todo el cariño eres quien me empuja a salir adelante. —tomó mi mano, mientras una lágrima resbalaba por su mejilla

—Mi amor nosotros no podemos estar juntos, lo sabes muy bien el destino no nos quiere juntos —dije con mi voz entre cortada

—El destinó quiso un día separarnos, pero esas barreras no van a lograrlo, estoy locamente de ti enamorado por ser como eres, eres lo más bello que tengo. — acercó sus labios a los míos.

Junto su frente con la mía

—Alfredo yo te amo, pero dime que sientes y te juro que lucharemos por nuestro amor por nosotros —puso su dedo en mi boca, haciendo que guardara silencio.

—Eres mi ilusión solo quiero verte, mi motivación y mi buena suerte me rayas el alma con tu pensamiento, esto es lo que siento por ti, chula, eres mi ángel —

—Te amo Alf, luchemos por lo nuestro escapémoos vámonos lejos, formemos la familia que tanto soñamos. Los hijos, los perritos, la casa en un campo o granja mi amor por favor vámonos no seas infeliz con ella y tampoco me dejes serlo a mi con el — me hundió en sus brazos.

Su aliento a whisky mezclado con tabaco y su perfume penetrante que tanto me encantaba golpearon mi olfato

—Lo haremos mi reina, mañana mismo lo haremos te contaré el plan si? —

...

—Por fin nos vamos a ir mi reina, estás feliz? —asentí mirando sus ojos color café avellana

El plan había salido perfecto, ya nos encontrábamos en la pista privada donde tomaríamos un avión hacia nuestro destino, Alaska

El simple hecho de estar con el me hacía feliz, me alegraba. Un mal presentimiento golpeó mi pecho

—Estás bien mi amor? —asentí.

—Ahora solo toca esperar veinte minutos a que el yet esté listo, aunque me hubiera gustado matar al inútil de Víctor mira cómo te dejo el labio no se como el señor Ismael permitía eso — su tono de voz era molesto, pero a la vez dulce.

—El no iba hacer nada, si el trataba a mamá de la misma manera, me duele que mi padre haya sido así conmigo porque nunca me pudo tratar como trato a teresita? —me miro con atención. — a ella si la acepto con el chavo a pesar de que ya faltaba una semana para su boda con el trébol, porque yo no pude contigo — solloce

—Ya no pienses en eso mi amor, mírame a mi me casaron con Elsa pinche vieja me trataba de la patada aparte de estar loca, pero ahora mi niña de ojos bonitos ya no pienses en eso si? —

—Lo se aunque siempre me va a doler la forma en la que mis hermanos y padre se comportaron conmigo todos estos años, pero gracias a ti mi amor por hacerme tan feliz — sonreí —te tengo una noticia

—Aver suéltela mi chula—

Toque mi estómago

—Estoy embarazada, recuerdas nuestro último encuentro hace dos meses pues dio fruto de nuestro amor — me abrazo.

—Te amo, me haces el hombre más feliz —

Camionetas derrapando nos hicieron poner en alerta

Era mi padre junto a Víctor

—Maldita perra! —gritó haciéndome brincar. —y tú pinche traidor

—Como pudiste hacer eso? No eres digna de ser mi hija Daniela — me paré y camine frente a mi padre

—No, ni tú de ser mi padre eres un poco hombre Ismael siempre preferí tu felicidad ante la mía, me hiciste la mujer más infeliz al casarme con este tipo sabes —

La cachetada que mi supuesto padre me hizo caer al piso.

—Con ella no se meta don Ismael — cuatro disparos retumbaron en el lugar.

Mire a Alfredo cayendo al lado mío, la sangre salía sin parar lo abrace colocando mi cabeza en su pecho

—Te a..mo— susurro acariciando mi abultado de dos meses.

—No, no, NO! —grite, ese grito desgarrador.

Sentí algo caliente en mi estómago donde Alfredo tenía su mano, después en mi espalda.

Débilmente levante mi mirada, mi padre me había disparado.

Su propio padre había causado la muerte de el amor de su vida junto a su pequeño fruto de amor y con ella misma. Ahora estarían juntos no de la forma que les hubiera gustado o como ellos deseaban pero en la muerte siempre estarían juntos. Lo que no sabía Ismael era que el grande secreto que estaba siendo cuidado por su propia madre después de años cobraría venganza de la manera más sanguinaria

One shots Donde viven las historias. Descúbrelo ahora