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Ha peinado su cabello tantas veces, pero se ve igual. Perdió la cuenta de las ocasiones en las que miró hacia la entrada del restaurante. Jimin está nervioso. A su lado, Yoongi lo observa entretenido. El mayor toma su mano temblorosa y le sonríe cuando voltea hacia él.

—No van a comerte, solo bromeaba —habla con calma, buscando trasmitirle algo.

El rubio asiente, suspirando profundo después.

Cuando los padres de Yoongi entran al restaurante el oxígeno se torna diferente. O es así como Jimin lo siente.

Se levantan para saludar a los señores Min. Yoongi recibe una palmada en la espalda por parte de su padre y un abrazo de su madre. El menor cree que se desmayará cuando señor Min dirige su atención a él.

—Hola —es el hombre quien inicia la conversación al notar el nerviosismo del chico —Mi esposa me habló mucho de ti.

—Es un gusto conocerlo —Jimin hace una reverencia que provoca al mayor arquear una ceja.

—¿Por qué tú no eres así de educado? —Yoongi rueda los ojos por la pregunta de su padre.

Toman asiento y el silencio se hace presente. La única mujer de la mesa acomoda por quinta vez la servilleta en su regazo, poniendo ansioso a su esposo.

—¿Y... hace cuánto se conocen? —la madre de Yoongi mira a Jimin. Él se remueve un poco en su lugar.

—Hace casi cuatro meses.

—¿Entonces hace cuánto son pareja? —silencio. Ambos jóvenes comparten una mirada que les da a entender a los señores Min una cosa.

—Disculpa a mi esposa, a veces es muy directa.

[...]

Jimin inhaló y exhaló. Era la cuarta vez que repetía este proceso. Sus ojos miraban su reflejo en el elegante espejo del baño. No entendía el nerviosismo que sentía, los padres de Yoongi no eran crueles... solo un poco intimidantes.

En su cabeza se reproduce una y otra vez la escena. El mesero llegó con la entrada, no entiende cómo sucedió, solo sabe que ahora tiene los pantalones con olor a sopa.

Al oír la puerta abrirse rápidamente finge lavarse las manos. No necesita sentirse más avergonzado.

—¿Cómo estás? —Min decidió mantener la distancia, observándole a través del espejo.

Jimin abrió apenas los labios, más no dijo cómo realmente se sentía.

—Estoy bien —sonrió mostrando los dientes, bajando luego la mirada hacia sus manos mojadas. Sintió un escalofríos en el momento que la presencia del otro tomó lugar a su lado.

—Fue un pequeño error —su voz es suave, comprensiva —Nadie va a fucilarte por derramar sopa —En realidad no fue él quien derramó la sopa, sino el mesero, pero por lástima hacia el asustado chico todos lo descartaron como culpable.

Cuando Jimin lo miró a los ojos, alejó cualquier signo de burla del rostro de Yoongi. El chico estaba apunto de llorar.

—No sé que me pasa —cerró los párpados, frunciendo el ceño en el proceso —Estoy actuando como un niñito ridículo.

—No digas eso —Yoongi tomó una de sus manos y la apretó —Date algo de crédito, es aterrador conocer a los padres de quien sea —al ver que el chico no levanta la mirada, decide tomarlo del rostro —Lo estás haciendo bien...

Jimin no esperaba ser besado en ese momento. Sus labios se abren torpes, buscando mantener el ritmo suave.

Cuando regresan a la mesa, nota como los padres de Yoongi lo miran comprensivos. El señor Min empieza una conversación sobre gatos, donde Jimin expresa su amor hacia ellos y sobre lo cruel que es la vida al hacerlo alérgico a estos animales. Yoongi lo mira sorprendido, pregúntale después cómo puede vivir en un mismo lugar con su gata. Entonces Jimin le explica con soltura su rutina de cada semana. Mientras esto sucede, los señores Min sienten un alivio en el pecho.

Yoongi por fin encontró alguien con un lindo corazón.

[...]

—Hoseok quiere salir hoy —Jimin deja de mirar hacia la calle, donde los autos pasan a cada momento. Vuelve a desbloquear su celular para ver las publicaciones nuevas. Arquea una ceja y mira al hombre junto a él

—Pero si tus padres se fueron hace como diez minutos.

Ambos están a las afueras del restaurante esperando a que el mayor termine su cigarrillo.

—Amo a Hobi, pero no quiero salir de fiesta hoy —en el fondo se siente culpable por mentirle a su mejor amigo —Prefería estar en un lugar tranquilo —dijo aquello sin una doble intención.

En ese momento una idea se cruza por la mente del rubio.

—¿Quieres ver a mi gato? —su voz pierde fuerza al ver a Yoongi botar el humo hacia arriba para no molestarlo.

—Quiero ver a tu gato.

[...]

Para Yoongi fue confuso despertar y no reconocer la habitación, fue hasta que escuchó la respiración suave junto a él que recordó donde estaba.

No sabe cuánto tiempo permaneció en silencio viendo dormir a Jimin. Reacciona cuando un peso extra salta a una de sus piernas.

—¡El diablo! —grita en un susurro. Bufa al ver que se trata de la gata que lo mira con ojos molestos —¿Por qué tan violenta? —el animal se sube a su pecho, observándolo desde arriba empezando a ronronear —Debes de tener hambre.

Con la gata en brazos busca su camino a la cocina. Una vez allí, con curiosidad observa a su alrededor, sonriendo al ver las tazas de diferentes modelos en uno de los estantes.

Decide que hará panqueques porque es lo más cliché que se le viene a la mente, así que bajo la intensa mirada de la gata, Yoongi empieza a mezclar los ingredientes. Mientras las cosas se cocinan él dirige su mirada al animal, recibiendo un parpadeo lento de su parte que no duda en corresponder.

Cuando vuelve a la habitación se encuentra con una imagen que provoca algo en su pecho. La luz se ha colado por la cortina, iluminando la habitación de forma parcial. El rubio aún dormido, esconde el rostro entre las almohadas con un ligero puchero en los labios. Yoongi se acerca a él con lentitud, acariciando su cabello de la misma manera. Jimin abre despacio los párpados, acelerándole el pulso porque lo primero que hace el chico al verlo es sonreír.

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⏰ Última actualización: Apr 20 ⏰

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