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Acababa de cumplir 15 años cuando Noah lo acompaño por última vez hasta la entrada del instituto. Sus padres le habían otorgado la confianza para ir y regresar solo de la escuela, actividades extracurriculares o salidas con sus amigos. Ese fue un paso enorme en su relación familiar, no dejaban de cuidarlo pero le brindaban su espacio para poder explorar y conocer lo que era volverse un adolescente.

Su padre le había dejado con un abrazo frente a la parada del autobús y el pequeño Gustabo de quince años experimento su primer viaje sólo, si bien no era un recorrido tan largo fue una expericia nueva, algo desconocido que debía afrontar.

Volver a ser acompañado por sus padres a los 21 fue algo nostálgico, los recuerdos de cómo solía viajar en el asiento trasero mientras escuchaba la radio e intentaba no dormirse en el viaje lograron sacarle una sonrisa. De alguna manera sentía que no había disfrutado al máximo esa experiencia, y lo extrañaba un poco.

La ceremonia de bienvenida de los alumnos se llevaría a cabo en la facción del norte, en conjunto con los Sheriff, quienes también recibirían nuevos ingresos a su cuerpo policial. Los alumnos fueron ubicados en fila e intercalados uno entre otros, los uniformes azules y grises destacaban mayormente en la reunión.

Clara Castro también se encontró presente en dicha ceremonia, no sólo porque su hijo estaba entrando oficialmente a la LSPD, sino para brindar apoyo por parte de los EMS y servicios de salud, las tres facciones trabajaron juntos desde un principio, y era algo más diplomático su presencia en ese evento.

Los discursos de bienvenida los realizaron agentes de altos rangos, entre ellos se encontraba su padre, y debía admitir que era el único al que le había prestado realmente atención. Las palabras llenas de expectativas por los nuevos alumnos flotaban por los aires.

Podía sentir una mirada sobre él desde el momento en que entró al establecimiento, el poder darle una identidad a esos ojos detrás de sus gafas de sol fue reconfortante.

Su rostro era extremadamente idéntico al cuadro colgado en la comisaría, salvo su cabello que comenzaba a volverse un tanto gris, las canas le sentaban bien. Portaba la misma camisa blanca, sin ninguna arruga, y las pistoleras al igual que en la pintura.
A su costado se encontraba un hombre que no identifica como un amigo de su padre, supone que a lo mejor es otro traslado, dicha persona tampoco podía quitarle los ojos de encima.

La realidad lo golpea cuando descubre que se encontró más tiempo del necesario observando a sus superiores, Jack le había sonreído con arrogancia y eso provocó algo indescriptible en su organismo. Lo mejor que pudo hacer fue centrarse en quien daba por finalizada la ceremonia.

Sus padres no tardaron en llegar hacia donde él se encontraba, y la tradición familiar que tenían de tomarse fotos en ocasiones especiales volvió a surgir. Los dos adultos rodeaban al, ahora no tan pequeño, Gustabo y sonreian con una felicidad que desbordaba su rostro.

Fue algo vergonozo el traslado hacia la comisaría junto a sus nuevos compañeros, quienes no tardaron en hacer preguntas sobre su relación con Noah; el simple hecho de tener su mismo apellido ya lo dejaba en claro, sin embargo la gente puede llegar a ser algo idiota.

Sí, era su hijo, pero no significaba que recibiria un trato especial por eso.

O eso esperaba.

Aunque conocía a su padre y tendría que intervenir para que nada de eso ocurriera.

Se realizó una visita muy detallada sobre la comisiria, indicando donde se encontraba cada cosa y como utilizar alguna de las maquinas que allí se encontraban. Luego fueron organizados en la radio policial para poder patrullar.

Fue grande su sorpresa cuando descubrió que en su primer día le habían asignado atender las denuncias de los civiles junto a otro compañero.

Pérez, era el apellido que resaltaba en su placa. Tenía un corte de cabello un tanto llamativo para ser policía y unos cuantos tatuajes se escabullian por debajo de su uniforme. —Soy Horacio, ¿y tú?

—Gustabo con b de bombón.

Sus interacciones fueron algo escasas al principio, principalmente porque Gustabo no parecía estar tan abierto a socializar como Horacio, aunque con el pasar del tiempo se soltó un poco y su charla era una buena oportunidad para matar el tiempo mientras rellenaban denuncias.

[...]

—Oíste Holliday, ¿por qué tu hijo decidió ser policía? —la pregunta del comisario lo tomo por sorpresa.

Si anteriormente Noah tuviera que responder a eso, diría con orgullo 'porque quiere ser como su padre', pero ciertamente Gustabo había cambiado y no estaba tan seguro de porque su hijo había tomado esa decisión.

Así que ofreció su más sincera respuesta al comisario: —No lo sé.

Conway no pudo evitar chasquear la lengua ante tal respuesta.

Los tres altos mandos de la LSPD se encontraban conversando sobre lo que había sido el primer día de los nuevos alumnos, cómo se habían desempeñado en las calles y los informes. Todo parecía marchar de maravilla hasta que el nombre de Gustabo fue mencionado.

Noah no podía evitar llenarse de orgullo cada que se trataba de su hijo; Freddy y Jack eran conscientes de esto, y lo aprovechaban a su favor.

Gustabo era su hijo.

Pero había algo, tal vez su aura, que despertaba su interés. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que eso ocurrió.

Jack estaba dispuesto a ir hasta el fondo del asunto con tal de calmar su curiosidad.














—★
luche mucho con este capitulo, cómo verán odio hacer diálogos pero pretendo agregar más en los próximos capitulos, o eso espero.
la facultad me esta matando por eso los capítulos van a tardar un poco más en salir ;[

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⏰ Última actualización: Apr 04 ⏰

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