3°: ¿Comprometidos?

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Por otro lado...

Ya todos se encontraban en un gran salón, incluso más grande que el anterior. Donde se hicieron los anteriores votos. Pero este era para el festejo; había mesas muy bien ordenadas con un arreglo floral único y especial; toda la decoración del lugar era simplemente espectacular. Millie se había cambiado, lo que anteriormente fue un vestido largo y exuberante, ahora se había convertido en uno más ligero, corto. Era un poco por encima de las rodillas y ajustado de cuerpo completo, igual era negro pero enterizo y con cuello alto con encajes brillantes. 

¿Que dónde quedó Crimson, el padre del chico? Ese se había ido en cuanto salieron de la iglesia; en serio odiaba estar en un lugar así. Y, cuando todos los invitados se iban directo a donde sería el festejo de los novios, se marchó sin despedirse siquiera, aunque dejando algunos de sus guardaespaldas allí con ellos. Por si acaso.

Estando en dicho lugar, los ahora esposos fueron a la mesa de banquetes a servirse unos bocadillos; después de dar un largo sermón de brindis, sentían un poco de apetito por un aperitivo. Pero, sin embargo, su andar se vió interrumpido por un fuerte abrazo que los rodeaba desde atrás. Se hubieran puesto en guardia por tal acto desprevenido, claro está si no fuera que conocían muy bien el causante de aquel gesto.

— ¡Blitzø! — Llamó Millie con alegría.

— Felicidades, chicos. ¡Me alegro mucho por ustedes dos! — Ejerció un poco más de fuerza en su abrazo.

— Gracias, señor — Agradeció el albino.

— ¡Sí! Muchas gracias, B.

— Ahora sí somos una familia — Comentó el moreno rebosando de alegría.

— Eh, señor, nunca nadie dijo que lo eram- ¡Ay! — Sintió una fuerte punzada en su brazo.

— Desde luego, jefe. Siempre lo fuimos — Asintió con una enorme sonrisa sincera la pelinegra; ahora todos se dirigían al mismo destino.

— Mierda. Aunque estuviste demasiado cursi para mí gusto, debo decir que te la rifaste con el discurso. ¿De dónde se te ocurrió toda esa mamada? — Alagó Boss.

— No fue ningún discurso, señor. Sólo dije la verdad — Recalcó al mismo tiempo que tomaba con seguridad y cariño la mano de su esposa y repartía besos cortos, tanto en esa parte como también en sus mejillas, nariz y labios.

— Ah no. No, no, no — Con una cara de disgusto se apartó un poco de ellos —. Si van a empezar con sus melosidades, mejor me dicen y me largo ya de aquí. Me harán vomitar el tan divino pastel que comí hace un rato — Advirtió el más alto del grupo haciendo una cara cómica que a los otros les hizo reír.

— Y dígame, ¿Dónde se encontraba? No lo había visto sentado en ninguna de las sillas del lugar. Claro, hasta mucho después apenas se sentó cuando iniciamos los votos.

— Seh... Pues, estuve de pie siempre. Pero a un costado, apoyado de la pared — Rodó los ojos — No sabía dónde sentarme, ya que no puedo picarme por la mitad o sentarme en el maldito piso, así que no quise hacerlo, pero luego me cansé y me senté en el sitio más conveniente que vi — Admitió mientras comía unas cuantas galletas.

— ¿En el lado de Millie? — Siguió preguntando.

— Sí, sí. Calma el culo, Mox. Sabía que caerías en depresión al saber que no elegí tu lado, no te pongas celoso — Tomó con burla una mejilla del albino y la apretó; Millie reía por la graciosa escena mientras el contrario solo se disgustaba más y de un manotazo alejó la mano del moreno de su cara.

Futuro Compromiso | M&M - Stolitzø.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora