32 : cortejo.

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—Les dije a mis padres que tenía algo muy importante que decirles esta noche —la omega hizo un mohín—. Creo que soy la más nerviosa entre las dos.

No tienes porqué, omega. Yo estoy tratando de tomar toda la seguridad posible y ah, ve bajando porque me faltan pocos segundos para llegar a tu casa. Prefiero que me recibas tú primero.

Ambas soltaron risitas suaves, las manos de Lisa sudaban en clara muestra de ansiedad y sintió que su corazón se aceleraba cuando escuchó el timbre de su casa sonar. Colgó rápidamente la llamada y bajó a toda prisa por las escaleras.

—¡Voy yo, voy yo! —avisó en medio del camino, abriendo la puerta al instante que tocó la perilla.

—Hola, bonita. —susurró la de cabello lila, intentando besar a la más baja.

—No, espera, aquí no —evitó el contacto, poniendo sus manos en el abdomen contrario—. Mis padres ya están por aquí.

Rosé bufó, a veces la omega era muy desasosegada con ciertos temas.

—Está bien, pero al menos le dijiste que invitarías a alguien. ¿Cierto?

Uh, sí. Algo así.

La alfa asintió poco convencida. Mostrando en el aire el arreglo de flores que había traído consigo para la familia Manoban.

—No sabía cuál escoger con exactitud así que traje esto tratando de hacerla ver bonita y colorida.

—Gracias, Rosie. —la omega realmente no podía soportarlo y estuvo a punto de abrazar a la mayor, lo hubiera hecho de no ser porque escuchó la voz de su madre.

—¿Quién es, Lis? —de inmediato la aludida se alejó dos pasos más, exagerando la situación.

—Muy buenas noches, señora Manoban. Mi nombre es Roseanne Park, soy la-...

—¡Amiga! Es mi amiga de la universidad. —dijo casi entrando en pánico, tomando a la alfa del brazo para dirigirla a la sala.

—¿Y esas flores?

Oh, es un regalo para usted siendo una mamá muy hermosa y teniendo también una hija dulce y preciosa —respondió con cómoda seguridad, haciendo una leve venia en muestra de respeto—. Tómelas, por favor.

—Es un lindo detalle —sonrió levemente mientras agarraba el arreglo floral—. Muchas gracias, Rosé.

Y claro que para la madre de Lisa no pasaba desapercibido el rubor efusivo de su cachorra. Ella recordaba a la alfa con claridad, era la misma que vio semanas atrás abrazando a su hija afuera de la casa. Ahora solo esperaría a que las chicas le dijeran lo que prácticamente –por obviedad– ella estaba asumiendo.

—Ven a cenar con nosotros. Mi esposo ya está en la sala, de seguro luego nos explicas el porqué de tu visita. —comentó amablemente, haciendo un ademán para que ellas avanzaran primero.

Rosé tomó el aire con fuerza, reteniéndolo por unos instantes en sus pulmones para luego soltarlo lentamente. Se irguió más y al cruzar la entrada, se encontró con la vista del alfa mayor, quien dudoso dejó el libro en la superficie de la mesa y las miró fijamente.

—Papá, hoy invité a mi amiga, de la que les conté días atrás. —decidió hablar Lisa, intentando calmarse al ver que el hombre se levantaba para dirigirse hacia ellas.

—Buenas noches, señor Manoban. Realmente es un gusto conocerlo —hizo una reverencia, tratando de verse tranquila y neutral—. Soy Roseanne Park.

—La joven trajo un bonito arreglo floral como obsequio para nuestra familia, cariño. —agregó Sorn.

—¿Amigo dices? —se cruzó de brazos, fijándose solamente en Rosé—. Mi hija no es de traer amigas y en especial alfas a la casa. ¿Qué hay con todo esto? —arqueó una ceja, mostrando su aura de dominante mayor—. Odio las mentiras.

—P-Papá, bueno nosotras...

—Está bien, señor Manoban —carraspeó ásperamente, era el momento—. En realidad yo vengo a pedirle algo muy importante y que tiene que ver con Lisa.

—Un momento, tomemos asiento. ¿Sí? —interrumpió la castaña, haciendo que su padre se sentara lejos de Rosé por si se le ocurría reaccionar de manera diferente.

—Bueno ya, necesito escucharlo. —dijo Khun una vez que todos –con la cena plasmada en la mesa– estuvieron sentados.

—Vengo a —tomó la mano de la omega bajo la atenta mirada del mayor—, pedirle permiso para cortejar a su hija como mi omega, señor.

El silencio inundó la sala. Sorn esperaba escuchar algo antes de salvar el momento.

—¿Ya conocías a esta muchacha, Lisa?

La aludida mordió su labio inferior, el aire se notaba denso.

—Nos conocemos desde hace meses atrás y con todo el respeto que se merece, estoy realmente enamorada de su hija —explicó con lentitud—. Por lo que intentando hacer las cosas de manera correcta, quisiera de su permiso para poder cortejarla y que con el tiempo, seamos una pareja estable.

—Entonces... ¿Esto va en serio? —cuestionó nuevamente, cruzando sus manos y dejándolas en la mesa—. Serías la primera alfa llegando a mi casa para pedirme tal cosa importante.

—Sí, señor Manoban —afirmó—. Seré la primera y también quiero ser la última en la vida de Lisa.

Khun asintió brevemente y con calma. Observando esta vez a su hija mientras que su esposa le daba un ligero apretón en su hombro derecho, una clara muestra de afecto.

—Cachorra —llamó a la joven castaña, incluso su mirada y tono de voz fue cálida al referirse a su única hija omega—. ¿Qué opinas de todo esto?

—Yo también lo quiero, papá. —le sonrió delicadamente, sintiendo las caricias que la mano de Rosé le daba en la suya—. Hemos estado conociéndonos y me siento muy feliz con ella.

—De acuerdo —suspiró pesadamente—. Si mi hija dice que está bien con tu compañía, no me veo en la necesidad de negártelo y sacarte a patadas.

—¡Papá~! —se quejó avergonzada.

—Ok, lo siento. —rio suave, sacando efímeras sonrisas en las demás—. Pero Park —se detuvo a mirarla—, si te atreves a lastimarla y hacerla llorar, por más que solo sea una lágrima, ten por seguro que te buscaré para cumplir con lo que dije.

—No se preocupe, señor...

—Khun. —concluyó la frase.

—Señor Khun —repitió—, cuidaré y respetaré a Lisa como lo más preciado y especial que tengo y tendré en esta vida.

Rosé se atrevió a besar la mano de Lisa, con la mirada de adoración por parte de Sorn y el gesto de advertencia por parte del alfa mayor.

—Bien, en parte general de nuestro hogar, aceptamos tu cortejo hacia mi hija y te nombramos nueva miembro de mi familia. Pero eso sí, sin nada de andar besando a mi pequeña mientras yo esté presente.

—¡Maravilloso! —exclamó la omega mayor—. Lisa bebé, te has tardado mucho en decirlo. Ese día yo los había visto afuera y...

—¡¿Qué?!

Khun se detuvo de todo movimiento, al parecer la noche sería larga en medio de explicaciones y nuevas charlas.

Khun se detuvo de todo movimiento, al parecer la noche sería larga en medio de explicaciones y nuevas charlas

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la princesa y la plebeya ଓ chaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora