❀Félix adora el estilo coquette. Suele llevar camisetas blancas con infinidad de detalles bordados, accesorios rositas, ama los lazos y en ocasiones le gusta llevar falda porque siente que va más con ese estilo.
❀Mientras que lo que adora Hyunjin e...
Escasos minutos después, Han se dejó ver. Sudado por su carrera de casi segundos, pero allí.
—¡Félix!—llamó al encontrarse a pocos metros del rubio—Perdón por tardar, estaba muy lejos—se excusó poniendo su mano sobre el hombro contrario. Una pequeña mentira piadosa que no dañaría a nadie—. ¿Volvemos?
—Antes te tengo una noticia—habló con palpable efusión en su tono. Se preparó dando pequeños saltitos en el sitio y a Jisung le tocó hacerse el que no sabía. Porque sí, su queridísimo novio le había contado todo y detalles, tal y como prometió—. Hyunjin... ¡Dijo que le gustaría quedar conmigo!—susurró con emoción cual adolescente enamorada de su mayor.
—O sea, que tienes una cita—el mayor de ambos movía las cejas de arriba a abajo con picardía.
—No lo es—cortó—. Es... Una quedada de amigos... Como cuando Innie y yo no pudimos salir con ustedes y fuísteis tú y Seungmin.
—Ajá.
—Es en serio—Trató de convencerlo entre sutiles risas aunque ambos sabían que no sólo quería persuadir al castaño de que así era.
—Oye, yo no he dicho nada. Te creo—reiteró con aquel tono de casi imperceptible sarcasmo—. Mejor volvamos.
El de cabellos más claros asintió, emprendiendo así el camino a la par de Han. No obstante, una mirada penetrante se sentía verdaderamente asqueada al recibir esa información de una de sus piezas más valiosas y que probablemente le traería las mayores ganancias la cual se iba con una sonrisa pintada en sus preciosos labios con un sutil toque de rojo de uno de sus brillo de labios favorito, como sin no fuera suficiente el tono granate que ya portaban.
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—¡Ahí viene!—avisó Chan al ver llegar al más alto. Han acababa de salir corriendo de allí así que probablemente habían coincidido.
—¿Qué tal, campeón?—Changbin pasó su brazo por los hombros del recién llegado cuando este se sentó a su par.
Se mantuvo en un silencio sepulcral que se volvía cada vez más tenso y pesado por cada segundo que transcurría. Sus labios sellados, sus ojos sin expresión mirando un punto fijo de la superficie de madera en la que reposaban varios brazos y tuppers. El ambiente, al igual que todos, también se tensó en incomodidad y los cinco pares de ojos cayeron sobre él.
—No pudo haber ido mejor—sonrió con visible felicidad, levantando la cabeza para ver las expresiones rígidas de sus amigos que pasaron a ser unas de sorpresa y alivio al oírle.
—Joder, Hwang. No me asustes así. Casi me da un chungo—habló Chris con una mano en el pecho, como si le costará volver a respirar con normalidad por culpa de un infarto de miocardio.
—Exacto, Hyunjin. Ten un poco más de compasión por el abuelo. ¿No ves que ya tiene una edad?—esta vez habló Jeongin obteniendo una risa por parte de los presentes.