Capítulo 4

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Después de cenar, Jimin y Taehyung salieron con otro de sus amigos a comprar algunas bebidas para la fiesta. Cuando la casa se quedó vacía, aproveché para darme un baño largo y agradable que me hiciera sentir relajado y fresco. La idea de tener otra fiesta nunca se cernía sobre mi cabeza como una nube de tormenta.

Las fiestas nunca se ponían demasiado alocadas ni nada, pero duraban hasta las dos o tres de la mañana. Además de la falta de sueño, siempre había un desorden horrible por limpiar en la mañana, dentro y fuera de la casa.

Cuando los chicos regresaron de su salida para adquirir alcohol ilegal para menores de edad y empecé a escuchar ruido en la cocina, me salí de la bañera porque sabía que se había terminado la paz. Suspiré y me envolví en una toalla. Al salir del baño choqué directamente contra un cuerpo duro. Grité y casi me caí.. Las manos de Taehyung volaron para detenerme de la cintura y ayudarme a recuperar el equilibrio. Yo lo miré molesto y apreté la toalla alrededor del cuerpo mientras intentaba tranquilizar mi corazón sorprendido.

-Wow, me gusta tu atuendo -dijo, y me miró de arriba a abajo lentamente.

Yo resoplé y le di un manotazo para que me soltara. Entré pisoteando a mi habitación, deseando haber tomado solo una ducha rápida en mi baño en vez de ir a la bañera del baño familiar. Gruñí frustrado y azoté la puerta de mi recamara. Me recargué en ella.

Tan pronto la puerta se cerró, él tocó.

-¿Qué, Taehyung? -pregunté amargamente a través de la puerta cerrada.

-Ángel, abre la puerta por favor -pidió, agarrando el pomo.

-Taehyung, ¿podrías simplemente irte? En serio, ¡no estoy vestido! -Fruncí el ceño y di un pisotón en el piso. De inmediato me sonrojé y le di gracias a Dios de que él estuviera del otro lado de la puerta y no pudiera verme.

-Ángel, ¿por favor? -rogó.

Me encogí de hombros. Odiaba cuando usaba ese tonito de voz. Era su voz de hora-de- dormir a la que tenía problemas para decirle que no. Arrastré la puerta abriéndola y él me sonrió mientras me pasaba dentro de mi cuarto.

-Bien, ¿qué demonios quieres? -pregunté, caminando hacia mi armario para sacar mi camiseta favorita de las de Taehyung que encontré en la lavadora. Me la puse, teniendo cuidado de mantener la toalla firmemente enrollada contra mí.

-Hey, me preguntaba dónde estaba esa camiseta -dijo, asintiendo frente a mi camisa.

Jadeé pensando que me pediría que se la regresara. Era mi camiseta favorita. Me la ponía cada vez que tenía ganas de quedarme en la casa sin hacer nada.

-No te la regresaré, adoro esta camisa -dije, sacudiendo mi mano en un gesto desdeñoso.

Él sonrió y paseó la mirada por mis piernas.

-Es justo. De todas maneras luce mejor en ti.

Suspiré exasperada. ¿Por qué tenía que ser tan coqueto?

-En serio, ¿qué quieres? -repetí, caminando hacia la puerta y colocando mi mano en la manilla, listo para patear su trasero si hacía algún otro comentario con intención de ligar.

-Sólo quería dejar mis cosas. Un cambio de ropa y algunas cosas para mañana, dado que pasaré la noche aquí. -Se encogió de hombros, soltando su bolsa en mi cama.

-¿Y no podías simplemente dármela en lugar de entrar aquí? -pregunté molesto. ¿Por qué tenía que hacerlo todo tan difícil?

-Podía haberlo hecho, pero me habría perdido el placer de ver tu ardiente trasero en mi camiseta. Creo que es muy sexy cuando alguien viste la ropa de su hombre - ronroneó, escrutándome de nuevo, lo que me hizo estremecer.

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