30 | Pesaje

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La alarma sonó por toda la habitación, haciendo que Samy se cubriera por completo con la colcha.

—Ya es la tercera vez que la pospones— Escuchó a su costado—. Vamos o Ronny nos mata.

—¿Qué hora es?

—Falta menos de media hora— Se apoyó en la cama. Sin aviso, Samy brincó de la cama para dirigirse a su maleta y sacar la ropa que necesitaba—. A la madre...

Samy se adentró rápidamente hacia el baño para cepillar sus dientes y comenzar a cambiarse para el entrenamiento. Subieron a la terraza cómo Ronny les había explicado una noche anterior para el último entrenamiento que tendrían.

—No los voy a forzar mucho el día de hoy, ya que es para que su cuerpo ya se acostumbre y no se me cansen, por eso los cité ya cómo a esta hora, será muy leve.

—¿Entonces? ¿Qué haremos?

Ronny señaló un sillón de jardín para que ambos tomaran asiento.

—No será un entrenamiento tal cuál, vamos a reflexionar, a meditar. Cierren los ojos mientras me escuchan.

Ambos voltearon a verse para darse un leve consuelo de que aquella charla de motivación sería bastante larga.

Dos horas después Ronny los dejó completamente libres para prepararse para el último cara a cara y así dejarlos descansar para el tan esperado día.

—Señorita Samantha— La voz de la recepcionista la llamó—. Ya tenemos una habitación libre totalmente disponible para ustedes. El cambio lo podemos hacer ahora mismo, ¿Lo hago?

Samantha, quién se encontraba saliendo junto con Félix en ese momento se detuvo para lanzarle una mirada rápida al chico que venía con ella para dirigirse hacia ella.

—Ehm... ya no quiero hacer el cambio, está todo bien así— Sonrió amablemente—. Gracias de todos modos.

—Ah, perfecto señorita— Devolvió el gesto—. Tenga un buen día.

Volvió junto con él para tomar la camioneta en la cuál Ronaldo ya los esperaba para ir hacia el último pesaje. Félix, sin mencionarle nada, sonrió levemente después de escucharla.

—¿No cambiaras de habitación?— Susurró.

Ambos se encontraban en la parte trasera de la camioneta.

—No, no lo haré... me dijiste que no querías estar solo. No lo hago por compromiso, no pienses eso, lo hago porque quiero quedarme contigo— Volteó—. ¿Hay algo de malo en eso?

—Nunca dije eso.

—Entonces me parece perfecto— Sonrió con picardía antes de recargarse en su hombro. Antes de que Félix pudiera rodearla en sus brazos, la puerta de la camioneta dejó a la vista a Osvaldo y Liliana, quienes venían con sus entrenadores, para sorpresa de ambos Osvaldo tomó un asiento distinto que el de la chica, sonriéndole a ambos antes de colocarse sus audífonos.

La pelinegra volteó a verlos de manera rápida, fingiendo no sentirse incómoda e incluso celosa por la posición en la que estaban, la cuál Samy no había cambiado esta vez.

Pasó su mano suavemente por el brazo de Félix para abrazarlo, siendo una luz verde para él y así recargarse levemente con ella. El perfume de ambos aún se encontraba en sus mentes, cómo un tatuaje permanente, sin duda el aroma favorito de ambos desde el primer momento en que se vieron.

En los asientos de enfrente se encontraba Liliana, quién pretendía escuchar música únicamente para escucharlos conversar. Parecía una platica tan genuina que la estaba hiriendo, no entendía cómo podían estar bien después de verlos enojados por meses, ahora se veía que era todo lo contrario.

Lust For Life  ⸻  ❝Riverducción❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora