Thriller Trainꫀe

Capítulo 76: Examen de asignación pesadilla

Al ver las sonrisas vacías de aquellas personas sin rostro, todos los presentes sintieron un escalofrío que les subió desde los talones de los pies.

No tenían cara, pero daban una impresión tan visceral que todos sentían lo retorcido de sus ansiosas sonrisas.

... Sonrisas superficiales, a flor de piel.

Simultáneamente, los profesores anunciaron a los padres que también se alojarían con los alumnos durante los próximos ciento veinte días, avanzando con ellos paso a paso en sus preparativos de batalla para los inminentes exámenes.

"Los padres no pueden entrar. Por favor, dejen a sus hijos en la puerta de la escuela. No pueden acompañarles en el viaje que tienen por delante; tienen que afrontar este reto por sí solos".

Después de que todos firmaran el contrato, los profesores repartieron tarjetas blancas y negras, y los padres sin rostro hicieron pasar a sus hijos por la puerta de la escuela.

Uno a uno, bajaban la cabeza para enderezar las solapas de sus hijos, la carne de sus rostros inexpresivos se distorsionaba horriblemente mientras les instaban a convertirse en miembros útiles de la sociedad.

"Mamá y papá los han enviado aquí porque queremos lo mejor para ustedes. ¿Sabes lo difícil que es matricularse en esta escuela? ¿Lo caras que son las tasas? Estudia mucho, no nos decepciones. Saca buenas notas y conviértanse en miembros útiles, no en escoria, de la sociedad".

"Son nuestra sangre y nuestra carne. Esta sociedad no permite gente inútil. Háganlo bien y déjenme llevar la cabeza bien alta delante de nuestros parientes."

"¿Qué hay de malo en sufrir ahora? Lo hacemos por tu bien".

Los padres estaban ansiosos por que sus hijos mejoraran. Seguían profesando su amor por ellos, pero nunca mencionaron que habían firmado personalmente lo que parecían los contratos de muerte de sus hijos hacía unos momentos.

"Craccc—"

Las altas puertas de hierro de la escuela se cerraron, y unas cadenas tan gruesas como brazos se trabaron sobre los barrotes, con hormigón vertido en la cerradura.

Los alumnos vestidos con uniformes azules y blancos miraron a sus padres que les saludaban con caras desencajadas y, como marionetas, fueron conducidos al interior de la escuela.

Entonces la escena a su alrededor cambió de las puertas de hierro de la escuela a un cuadrilátero gris oscuro.

Edificios escolares bajos y destartalados rodeaban sus cuatro lados. En la cabecera había una mugrienta plataforma para izar la bandera y toda la escuela estaba rodeada de altos muros. Encima de ellos se enroscaban rollos de alambre de espino de alta tensión, como si encadenaran el cielo dentro de su perímetro.

A diferencia del cuadrilátero vacío de la introducción de la trama, esta zona de tamaño moderado estaba ahora abarrotada de mesas y sillas envejecidas, como un bloque tras otro de madera en descomposición.

Profesores con camisas blancas y pantalones de trabajo se alineaban a poca distancia, con expresiones escalofriantemente monótonas, como si fueran meras estatuas de yeso vertidas en molde humano.

La bandera nacional ondeaba lentamente en el aire, pero ninguno de los aprendices podía reconocerla, señal de que no estaban en la realidad, sino en un mundo deformado que sólo existía dentro de la instancia.

Finalmente, la escena se congeló en el espacio.

[La introducción de la trama ha terminado. El sistema se ha conectado].